Tomando en consideración la antinatural y desenfrenada expansión demográfica, la tendencia migratoria de la población rural hacia las grandes ciudades, y la materialista "filosofía del mundo y de la vida" del hombre contemporáneo, que aunando estos tres factores negativos, significa la necesidad de construir en un periodo de 40 años, tiempo que tenemos hasta el año 2050, y durante cuando se aumentará la población del mundo con 3.000 millones y para satisfacer las nuevas demandas materialista de nuestros hombres contemporáneos tenemos que construir como mínimo tanto volumen de construcción como el que actualmente poseemos, la nueva construcción, si podríamos realizar este demanda, será más de la existente, lo que demuestra la gran importancia de ordenar y dirigir este enorme volumen de construcción.
Aceptando sin critica, como un hecho normal la materialista "filosofía del mundo y de la vida" y las falsas jerarquías de valores de nuestra sociedad, y basar nuestro trabajo en estos principios es aumentar el mal y la destrucción, pero buscar la verdad y construir ciudades basándose en el conocimiento de la real naturaleza del hombre, podríamos construir ciudades orgánicas a escala humana, que por su perfección y belleza actuarán como focos de atracción, frenando con ello el crecimiento de nuestras deshumanizadas ciudades, y ofreciendo para sus habitantes hogar, trabajo y recreo, dentro de un ambiente humano y alegre, que basado en una "filosofía justa sobre el mundo y de la vida" transmitirá a los ciudadanos indirectamente la verdad de su autor a través de sus calles, plazas, y zonas de recreo, que siendo este Amor, y el producto final, la arquitectura en su extensión total bella, su influencia sobre las mentalidades de sus ciudadanos será positiva y ayudará, sin darse cuenta de ello, a restablecer el perfecto estado de la naturaleza especial humana, que le permitirá adaptarse a las Leyes de la Naturaleza, perder su capacidad de equivocarse y perturbar el orden y armonía de nuestro planeta y encontrar su felicidad.
Aplicar estos criterios en la práctica, la realización de nuestros futuros asentamientos humanos significaría una política de descentralización, evitando a toda costa el crecimiento de nuestros ciudades existentes mayores de un millón de habitantes, dirigir y promover la construcción hacia ciudades más pequeñas, que admiten crecimiento y crear nuevas ciudades donde la expansión demográfica u otros factores lo justifiquen.
Estas nuevas ciudades tienen que ser autónomas y no satélites, como se hicieron en algunos países en las últimas décadas y que por su cercanía a la ciudad madre a lo largo de este tiempo se unieron a ella, perdiendo su objetivo y agravando la situación.
El tamaño ideal de estas ciudades es de medio millón de habitantes o menores, dependiendo de las circunstancias particulares de cada caso.
Para este tipo de ciudades la teoría de Le Corbusier y la doctrina de "Carta de Atenas" y su aplicación en Chandigarh es perfectamente válida y podría servir como base para elaborar las doctrinas de la "Carta de Tokyo".
Es evidente que que las doctrinas de la "Carta de Atenas" no valen para grandes conurbaciones, y Metrópolis, que han perdido le escala humana, pero como estas no sirven para crear un ambiente digno para la vida humana, y que su naturaleza psicosomática necesita, buscar soluciones para aliviar algo el caos y sufrimiento en ellas, es un engaño peligroso, porque alegrar un tramo de un laberinto que son ésta ciudades, no ayudara en nada a la persona perdida dentro de él de no convertirse en esquizofrénica.
Es probable que al no comprender el mensaje se Le Corbusier y alejarse durante estos 80 años, de sus propuestas ya no podemos salvar nuestras ciudades y evitar una destrucción catastrófica, pero como la vida sigue, ésta exige una renovación que si la empezamos cuanto antes disminuiremos nuestros males y prepararíamos el camino para su aceptación y realización.
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