9 jun 2013

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APRENDER DE LA NATURALEZA

Cuando las ideas (teorías, opiniones) de los hombres sobre los conceptos relacionados con el Mundo en general y nuestra vida y nuestro comportamientos y actividades en particular no coinciden y son contradictorios, como es el caso de nuestras sociedades, para obtener la justa respuesta, no podemos fiarnos ni de las opiniones ni de las teorías de nuestros congéneres, sean éstos personas reconocidas y que tengan gran prestigio en alguno de los campos de sus quehaceres.
            En esta situación confusa, un hombre inquieto y preocupado para no equivocarse, no tiene otro remedio que partir de cero y apoyarse en su propia experiencia sentida y de la observación del desarrollo de la Naturaleza buscar la verdad.
            Haciendo esto, con el paso del tiempo y la profundización de sus indagaciones empezarán a revelarse inesperados conocimientos, que si no hubieran sido obligados a hacer este tipo de actividades se hubieran perdido.
            Entre estos inesperados conocimientos, los más importantes se pueden considerar el descubrimientos que nuestro mundo manifestado (los elementos inanimados y entes animados de nuestro planeta) está desarrollándose como un organismo vivo en orden y armonía, parecido a un organismo de cualquier ser vivo, en el que las células que componen sus cuerpos tienen un papel específico, pero cada uno de ellos están subordinados a la idea subyacente (código genético) que daba origen al tipo y carácter de cada "organismo".
            Comparando esta similitud con este "organismo envolvente" que es nuestro mundo manifestado y que a pesar de su complejidad, en esencia es idéntico con los "organismos particulares" de cualquier especie, sólo que sus células son los diferentes tipos de especies, las cuales tienen sus vidas propias y que en la evolución y desarrollo de este "organismo envolvente" se reproducen y consumen unos a otros, manteniendo a pesar de este desarrollo dinámico la proporción justa y equilibrada de cada especie.
            Este orden y equilibrio nos demuestra que nuestro mundo manifestado, dentro del que nosotros desarrollamos nuestra vida conjuntamente con las vidas de otras especies no podía ser el resultado del azar sino como en el caso de una obra de arte (en la que las partículas que la componen están relacionadas unas con otras en orden y armonía), es resultado de un acto de creación, que en estos casos involucra una actividad creativa e intelectual de un ser humano.
            Sin embargo, aunque existe en esencia una gran similitud entre una de obra de arte y de nuestro mundo manifestado, también existe una gran diferencia entre ambos y es que, mientras los particulares (colores en el caso de la pintura, sonidos en la música, volúmenes y espacios en arquitectura y escultura ), son elementos inanimados y pasivos, sin sentimientos, en el caso de nuestro mundo manifestado las partículas que la componen son seres animados (flora y fauna de nuestro planeta) con sentimientos, para los cuales, para poder realizar sus vidas en plenitud y obtener un bienestar, el ordenado y armonioso desarrollo de esta "obra de arte viva" es esencial, por lo que ésta tenía que ser también fruto de un acto de creación, pero aquí el factor de inteligencia, al tratar un "aparato" sensible de sentimientos no era suficiente, ya que un fracaso del "creador" hubiera creado daño, no sólo para sí mismo, por no poder experimentar el goce espiritual de su trabajo, sino a las "partículas", seres animados, que componen su "obra" y que en un supuesto fracaso hubieran experimentado daños y grandes sufrimientos.
            Para evitar la posibilidad de esta catástrofe, el acto de la creación del "Supuesto Creador" de esta obra tenía que basarse en un Amor Puro y Universal y la inteligencia aquí tenía un papel secundario, un instrumento al servicio de la realización de la naturaleza única e innata del Amor Puro y Universal.
            Como nosotros sólo conocemos un mundo manifestado que es nuestro planeta y que aquí, desde que lo conocemos, donde no ha intervenido la especie humana, siempre existía el equilibrado desarrollo entre las especies que la componen y gracias a esto, todos han podido desarrollar sus vidas en plenitud y obtener su bienestar, podemos deducir que nuestro mundo manifestado es el resultado de la autorrealización del Amor Puro y Universal, que en esta "obra de arte viva" actúa como la idea básica y subyacente, impregnando su carácter y naturaleza en cada "partícula", especie que componen su propia corporización.
            Siendo esto así, cada especie lleva algo de su naturaleza y carácter, que les guía en sus comportamientos y es la explicación de por qué a pesar de tan diferentes tipos y tamaños de vidas animadas, cada uno se adapta perfectamente y sin dificultad a las Leyes de la Naturaleza, que refleja los principios de la Idea Subyacente de la obra del "Amor Puro y Universal".
            Observando la naturaleza de cualquier ser vivo (excepto la especie humana) descubrimos que estos poseen tres tipos de amores que están impresos en sus instintos y que a través de ésta guían invariablemente sus comportamientos y definen sus papeles, tanto dentro de sus especies, como con el resto de los seres animados que componen el medio ambiente en el que realizan sus vidas. Entre estos tipos de amores, uno es el amor sexual, que se desarrolla cuando alcanzan la madurez y que se practica sólo en la época de celo y con una finalidad de reproducirse, que en la lucha de la constante reproducción y consumición de vidas entre las distintas especies, para mantener el equilibrio y ordenado desarrollo de este "envolvente organismo" es una necesidad preestablecida.
            Una vez consumido este sentimiento, éste se cambia por un tipo de amor paternal, llevando a cabo la gestación y la protección de la cría no por la obligación sino con un gran gozo que se termina cuando acaba el período de la crianza y la cría está preparada para valerse por sí misma, cuando se convierta este sentimiento en un amor individual (una voluntad de vivir) con el fin de proteger su propia vida, durante el tiempo de llegar otra vez el período de celo y con ello el sentimiento sexual, empezando un nuevo ciclo en el desarrollo de sus vidas.
            Siendo el Amor la esencia y (a excepción de la especie humana) la única guía para el comportamiento de todos los seres animados, éstos sólo pueden realizar sus vidas en perfecto orden y armonía con las Leyes de la Naturaleza, que dirigen la evolución y desarrollo de nuestro mundo manifestado, que como hemos visto no es otra cosa que la corporización de la Idea Subyacente del Amor Puro y Universal.
            Observando este comportamiento descubrimos que, excepto de la especie humana, ningún ser animado tiene dificultad de cumplir sus papeles, tanto hacia sí mismos como hacia los otros seres con los que comparten sus vidas en perfecta armonía, como si hubieran comprendido el objetivo y voluntad del "Supuesto Creador" con su "Obra" del que cada uno de ellos forma parte integrante.
            Lo más significado de este perfecto comportamiento y actividades aquí es que no existe ninguna ley creada por parte de ninguno de "ellos" sino que todo es innato e invariablemente impreso en sus instintos, a los que, por falta de conciencia (raciocinio) "ellos" no pueden modificar como nosotros, la única especie en la que la conciencia está de tal grado desarrollada que él está capacitado para juzgar y valorar los acontecimientos a su alrededor y formar su propia opinión sobre ello y obteniendo así su libre albedrío para sobreponer éste a la verdad impresa también en su instinto. Si su verdad subjetiva no está acertada y no coincide con la Verdad Objetiva sobre la Existencia en general, él, con su comportamiento y actividades erróneas adultera aquella y está condenado a equivocarse.
            En este estado, al perder su capacidad de sentir su unión con los otros seres animados dentro de este "organismo envolvente" que es nuestro mundo manifestado y que en esencia es la corporización de la Realidad Esencial, del Amor Puro y Universal que está realizándose en cada ser viviente, guiando a través de sus instintos sus comportamientos, él ahora es como una célula enloquecida que liberada de la influencia positiva del Amor Puro y Universal cambia éste, sin darse cuenta de ello, a un amor egoísta y particular, buscando su bienestar y felicidad en explotaciones personales en todo lo que está a su alcance.
            Al no comprender el real significado del Amor que es, como hemos visto, un estado de ser donde nada se hace para actuar en Amor, sino que todo sale natural e inconscientemente, él no entiende que el principal papel del deseo sexual no es su goce carnal, sino la procreación y el sentido del deseo sexual es más para asegurar la consumación de este acto, que de practicarlo exclusivamente por el gozo carnal, como se practica hoy, a costa del amor desinteresado y paternal en la educación y protección de sus hijos, de cuya consecuencia se rompe la unión y amor desinteresado entre hijos y padres, creando un ambiente hostil, no sólo dentro de su vida familiar, sino en las sociedades donde se deterioran todo tipo de convivencias, la justicia, la moral y el respeto hacia las otras vidas, a las que intentan resolver con cada día más complejos y contradictorias leyes jurídicas, restricciones y castigos que no pueden frenar nuestros males ya que la causa de éstas es la degeneración del perfecto estado de nuestra naturaleza psicosomática, que como en el caso de un drogadicto nos hace ver el mundo deformado, irreal y falso, que mientras nos encontremos por debajo de su influencia cualquier intento está condenado a un fracaso.
            Al no descubrir esta relación sencilla y directa entre el estado de nuestra naturaleza psico-somática y de nuestras ideas y conocimientos, cuyos valores dependen de la calidad de aquella que como causa define nuestros intereses y actividades, confundiendo los grandes resultados obtenidos en conocimientos científicos y otros campos de nuestras actividades relacionados con nuestra vida práctica con verdaderos y reales conocimientos somos como un lego ante una obra de arte, quien al no poseer la capacidad creativa está incapacitado de percibir la idea y la esencia básica de la obra y piensa que con su descripción analítica ha logrado entenderla, cuando en realidad, dependiendo de su formación humana, preparación cultural e intelectual, sólo ha podido ver una u otra parte de su esencia, añadiendo con ello más confusión que solución a nuestros problemas.
            Si es verdad que conociendo las reglas de la estética y poseyendo las técnicas que necesita la realización de una obra de arte, no es suficiente para que alguien se convierta en artista y la obra será perfecta, sino que es más bien una cuestión de un don interior de un ser humano quien, de acuerdo con el estado de su naturaleza psico-somática actúa intuitivamente, y para comprender en esencia su contenido y mensaje será necesario otro "artista" con los mismos dones y formación humana, entonces, para comprender nuestro mundo manifestado y nuestra vida que forma parte dentro de ella y que en esencia es una "obra de arte", sólo que más compleja que cualquiera creada por el hombre, y por eso sólo puede conocerla en esencia por sus capacidades de  ver detrás de su forma manifestada, su idea subyacente, como las del artista de una obra de arte, ya que, sin este don interior es imposible descubrir el sentido y los papeles de las infinitas partes y sus justas relaciones entre sí y dentro del "conjunto".
            Al faltar este don interior del hombre contemporáneo, quién, debido a su extremadamente materialista "filosofía del mundo y de la vida" ha destruido el perfecto estado de su naturaleza psico-somática y con ello adulteró, dentro de sí mismo, la naturaleza intrínseca del Amor Puro y Universal que dirige el desarrollo de nuestro mundo manifestado, su propia autorrealización, él, ahora, libre de su influencia es como un lego ante una obra de arte, que incapacitado de comprenderla en su esencia, se pierde en sus complejos detalles, del que sólo puede salvarse, aprendiendo de la Naturaleza, recuperando dentro de sí mismo el Amor Puro y Universal, que lograría restableciendo el perfecto equilibrio entre su alma y cuerpo, la parte espiritual e instintiva de su naturaleza especial humana.

Madrid, 2 de Febrero de 1999
Ferenc Z. Lantos

NOTA: ESTE ENSAYO EXPUESTO EN EL NÚMERO 8 DE LA REVISTA ANUAL MENSAJE DE MI CENTRO DE INVESTIGACIÓN, QUE POR RAZONES ECONÓMICAS NO SE PODÍA PUBLICARLO, HE DECIDIDO EXPONER EN MI BLOG.

Madrid 11 de Junio de 2013
Francisco Z. Lantos

Doctor Arquitecto

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