Una mirada al diagrama del crecimiento de la población y del consumo
de energía mundial nos demuestra claramente su desarrollo antinatural y
peligroso desde el comienzo de la Revolución Industrial ,
desde finales del siglo XVIII, de cuya consecuencia la población del mundo hoy
es 30 veces y el consumo medio de energía es 3-4 veces mayor que tenía el
hombre en la época de Jesucristo. Experimentando los innumerables y
entrelazados males, tales como la contaminación del aire, agua y tierra, la
destrucción de nuestro medio ambiente, la formación de nuestras grandes,
caóticas y deshumanizadas Metro y Megaciudades, dentro de las que reinan el
caos, fealdades, ruidos insoportables, contaminaciones de todo tipo, inseguridad
ciudadana, desempleo, injusticia social y toda clase de vicios y crímenes, y
tomando en consideración que esta tendencia de crecimiento y modo de vida aún
no ha llegado a su techo, sino que, según las estimaciones de las Naciones
Unidas, se espera que la población del mundo en el año 2050 puede alcanzar la
cifra de 10.000 millones, y el consumo de energía sobre la totalidad de la
población mundial puede llegar a ser de 4-5 veces mayor que la que ha tenido el
hombre en la época de Jesucristo, esto significaría 50 x (4-5)= 200-250 veces
mayor consumo de energía sobre el mismo tamaño del planeta y con la misma
capacidad energética y que es más del doble de lo que consumimos hoy. Este
asombroso dato tenía que ser suficiente prueba de que esta antinatural presión de consumo de energía no
la puede soportar nuestro planeta y todos los infundados argumentos de que para
esta fecha el hombre encontrará la solución deseada y necesaria, no es otra
cosa que ignorancia y el peor autoengaño que sólo servirá para alargar
momentáneamente la inevitable catástrofe y destrucción planetaria de las vidas
que la componen.
Aceptando
este falso optimismo puesto en la ciencia y en la tecnología para encontrar
fuentes de energía limpia, uno tiene que preguntarse ¿Por qué tarda tanto su
descubrimiento e introducción, cuando sólo tenemos 50 años de crear nuevas
energías para satisfacer las nuevas demandas, que por el aumento de la
población del mundo y del consumo de energía, se duplicará durante este corto
espacio de tiempo?
¿Qué pasará con nuestros coches, autobuses y otros tipos de
trasportes, los aparatos de calefacción y el aire acondicionado de nuestros
edificios, las industrias y fábricas, que para su mantenimiento usan materias
contaminantes, como madera, gasóleo, carbón, gas, energía atómica, etc., cuando
estas materias, ante esta gran demanda desaparecerán y la introducción de esta
nueva energía limpia todavía tardará en aplicarse?
¿Qué haríamos con nuestros automóviles y otras máquinas de transportes
e industriales que quedarían sin combustible para su uso?
¿ Cómo nos comunicaremos y viviremos en nuestras
monstruosas y deshumanizadas Metro y Megaciudades en las que se concentrarán el
75% de la población mundial y que tendrán 5-30 millones de habitantes y una
extensión de 30-80 Km .,
sin suficiente energía para mover los vehículos de transportes y encender las
máquinas de calefacción y de aire acondicionado? Empero, estos previsibles
males no son nada en comparación con los aún imprevisibles e inimaginables
males que surgirán progresiva mente con el paso del tiempo, como las nuevas plagas y terribles enfermedades incurables,
de los que el SIDA y el crecimiento de la infertilidad son sólo un aviso, que
para restablecer el justo y ordenado desarrollo de nuestro Mundo Manifestado,
perturbado por el erróneo comportamiento del hombre contemporáneo, la Naturaleza está
obligada a intervenir, limpiando y eliminando los elementos intrusos.
Esta solución drástica, donde la especie perturbadora del ordenado y
armonioso desarrollo de la
Naturaleza , es un clase animal, como las langostas, que no
son capaces de intervenir en el proceso de su desnaturalización y acaban
autodestruyéndose, no es necesario que ocurra con la especie humana, que al
poseer una facultad de raciocinio, con la que es capaz de juzgar y valorar los
acontecimientos a su alrededor y obtener así su libertad para su comportamiento
y actividades, descubriendo que la verdadera causa de todos los males de su
época es su erróneo modo de vida, tendrá la llave para el justo camino para
buscar la solución necesaria para evitar esta drástica y terrible solución
destructiva que le esperará si continua pasivamente hasta el final con su
erróneo modo de vida.
Quienes por sus inquietudes y observando nuestras contradicciones han
seguido este camino, y en su búsqueda han encontrado la verdad dentro de sí
mismos, han descubierto que la causa de todos nuestros innumerables y
entrelazados males es nuestra exagerada y materialista "filosofía del
mundo y de la vida" que ha destruido el justo equilibrio entre la parte
espiritual y la instintiva de nuestra naturaleza especial humana, que es la
condición indispensable para que el hombre pueda (como los otros seres por
debajo de su nivel) vibrar al unísono con las Leyes de la Naturaleza y adaptarse
de manera natural y espontánea a sus principios, anulando así, sin darse cuenta
de ello, todos nuestros males.
Introducir este cambio en la práctica significaría un cambio evolutivo
que podría salvar nuestro mundo de una destrucción planetaria que nos esperaría
si intentáramos seguir con nuestro erróneo modo de vida y escondernos detrás de
un falso optimismo en nuestras ciencias y tecnologías que poco más pueden hacer
de lo que han hecho ya.
Madrid, 29 de Diciembre de 1998
Francisco Z. Lantos
Doctor arquitecto
NOTA: Este ensayo expuesto en el número 8 de la revista anual Mensaje
de mi Centro de Investigación siendo mi teoría hoy aún valida he decidido
exponerla nuevamente en mi Blog.
Madrid 06 de Junio 2013
Francisco Z. Lantos
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