Entre los seres animados que
componen nuestro mundo manifestado (flora y fauna de nuestro planeta) solamente
la especie humana tiene la posibilidad de crear obras libremente según sus
ideas propias, ya que según las observaciones de la Naturaleza el conducto
de todos los otros seres animados están preestablecidos y actúan de acuerdo con
la Idea Subyacente
de una Fuerza Creativa impresa en sus instintos que asegura que el desarrollo
de esta obra todo envolvente que es nuestro mundo manifestado se realiza sin
posible interrupción por parte de sus “componentes” (las distintas especies de
animales) de manera perfecta y armoniosa.
Debido a este hecho, un pájaro
sólo es capaz de hacer un nido perfecto, como las abejas de panales, castores
de diques, arañas de telarañas o cualquier otro animal que por su tipo de vida
necesitará realizar cualquier tipo de construcciones, éstas serían tan
perfectas, como sus propios cuerpos, formando una perfecta unidad
arquitectónica con el medio ambiente con el que está relacionado.
Esta identidad arquitectónica que
se manifiesta en todas las construcciones realizadas por los animales dentro de
la Naturaleza
ni existía ni puede existir en las obras
creadas por la especie humana y la razón de esto es que la naturaleza de la
especie humana no está compuesta solamente de instinto en la que también esta
impresa la Idea
Subyacente y voluntad de la Fuerza Creativa
que guía la conducta de los seres animados por debajo de nuestro nivel, sino
también de espíritu con facultad de raciocinio y don de creatividad, que
permite al hombre reflexionar y juzgar los acontecimientos a su alrededor y
formular su propia idea sobre los mismos.
Haciendo esto, como él con su
limitado y corto espacio de tiempo de su vida, no podría conocer ni el origen
ni el destino del mundo que para él se extiende casi al infinito, tanto en el
espacio como en el tiempo, la idea que en cada ocasión está formando sobre lo
mismo siempre es diferente, algunas veces más otras veces menos acertada con la Verdad , modificando con la
influencia de esta idea particular suya la Idea Subyacente de
la Fuerza Creativa
impresa dentro de su instinto, permitiéndole liberarse de ello y seguir su idea
acertada o equivocada.
Este hecho está demostrado a
través de la historia de la conducta y actividades de la especie humana y
observamos que cuando ha sobrevalorado los intereses de su parte espiritual a
costa de sus intereses instintivos de su naturaleza psicosomática como ha
ocurrido en la época arcaica de la antigua cultura de Grecia y en la Edad Media de nuestra
cultura cristiana, mientras duraba ésta exageradamente espiritual “filosofía
del mundo y de la vida”, la arquitectura, independientemente de las condiciones
topográficas, climatológicas, culturales, etc., de los países donde se
realizaban eran idénticas en todos los aspectos, reflejando con sus formas
fielmente esta idea filosófica compartida y practicada por toda la sociedad.
(Fig. nº1)
Que esta arquitectura realizada
tanto en los edificios singulares como en su extensión total en las ciudades y
poblados no ha podido satisfacer las necesidades intrínsecas de la naturaleza
especial humana, ha demostrado la falsedad de esta “filosofía exageradamente
espiritual sobre el mundo y de la vida” que justificado con las contradicciones
entre ella y la realidad, ha abierto una puerta para el cambio que llegó en la
época clásica de la antigua cultura de Grecia y en el Renacimiento de nuestra
cultura cristiana.
Esta nueva “filosofía del mundo y
de la vida” aprendiendo a través de las manifestadas contradicciones de la
anterior “filosofía del mundo y de la vida” era más acertada y al tener un
respeto igual hacia las necesidades espirituales e instintivas era capaz de
satisfacer y fomentar las justas e intrínsecas necesidades de la naturaleza
especial humana que se manifestó en la arquitectura tanto en niveles de
edificios singulares como asentamientos humanos (ciudades y poblados) (Fig. nº
2)
Durante la duración de esta justa
“filosofía del mundo y de la vida”, indistintamente del lugar, condiciones
climáticas, topográficas o culturales, la arquitectura en esencia era otra vez
idéntica y muy diferente a las anteriores sociedades con sus diferentes
“filosofías sobre el mundo y de la vida”.
Desgraciadamente, esta justa “filosofía
del mundo y de la vida” y el feliz estado, en ambas culturas, después de
250-300 años con las mejoras alcanzadas a nivel material y económico que se
presentó en la época Helenística de la antigua cultura de Grecia y desde la Revolución Industrial
en nuestras sociedades de consumo, se cambia otra vez acabando en la extremada
materialista “filosofía del mundo y de la vida” donde por destruir los valores
espirituales ya no podía existir una ideología única y común con ideales sino
obedeciendo al degenerado estado de la naturaleza psicosomática del hombre cada
uno busca su bienestar económico de manera egoísta, en cuyo ambiente es
imposible crear una arquitectura idéntica y acertada que sea capaza de
satisfacer y fomentar las justas e intrínsecas necesidades de nuestra
naturaleza psico-somática.
Encontrándonos en esta situación
confusa sin una ideología ya ni religiosa ni política aceptada y practicada en
la vida, sustituyéndola por exigencias puramente materialista de hombres
espiritualmente vacíos e insensibles hacia valores culturales, estéticas y
éticas, la arquitectura hoy es utilizada para servir estas demandas dentro de
una competencia rabiosa, marcada por la economía y dirigida por políticos,
inversionistas, organismos comprometidos, juristas, etc., quienes absorbidos
por nuestra falsa “filosofía del mundo y de la vida” ni se dan cuenta del gran
daño que con sus intervenciones en la redacción de Planes Generales, Parciales,
Leyes Urbanísticas y Ordenanzas Municipales, eliminan toda la posibilidad para
poder concebir y crear una arquitectura que podría cumplir su papel intrínseco
de crear un ambiente agradable y correspondiente a su contenido en servicio de
las justas necesidades psicosomáticas de la naturaleza humana.
En esta situación, el 99% de los
arquitectos para poder mantenerse económicamente, a la vista de no poder
cambiar la situación establecida, aceptan esta postura servil y hacen lo que
pide el mercado, contentando para quienes existe incluso la posibilidad a
realizar algunas injustificadas innovaciones y mezclas de estilos de las
pasadas épocas, sin darse cuenta que debido a esta despreocupada práctica de la
profesión, nuestras ciudades han perdido sus valores arquitectónicos,
culturales y de convivencia, y se han convertido como consecuencia de la
desenfrenada y anormal expansión demográfica y tendencias migratorias desde las
zonas rurales hacia los grandes núcleos urbanos, en enormes e indefinidas
conurbaciones y deshumanizadas y monstruosas Metro y Megaciudades, en las que
la vida, por los ruidos, todo tipo de contaminaciones, fealdades, inseguridad
ciudadana, etc., es casi insoportable. (Fig nº3)
En este ambiente caótico e
infernal ya hay algunos arquitectos rebeldes, quienes a través de sus
inquietudes han descubierto que nuestra falsa “filosofía del mundo y de la
vida” no es servible y en sus búsquedas han desarrollado una nueva “filosofía
del mundo y de la vida” del que esperan el necesitado cambio de nuestro modo de
vida, que abrirá una nueva puerta a nuestro futuro, con su correspondiente
arquitectura.
Desgraciadamente estas ideas al
no estar bien vistas en nuestras sociedades no son ni promovidas ni divulgadas y por eso aún no
conocidas ni unificadas en sus principios, por lo que aún tienen poca
influencia en su empleo en la práctica.
No obstante, a través de los
innumerables y entrelazados males que sufrimos como consecuencia de nuestra
“falsa filosofía del mundo y de la vida” y el descubrimiento de la importancia
de esta en la conducta y actividades del hombre, tenemos que reconocer que si
queremos recuperar la arquitectura que además de satisfacer los requisitos
estéticos será capaz de satisfacer y fomentar también las justas necesidades de
nuestra naturaleza psicosomática, tenemos que tener antes una “filosofía del
mundo y de la vida” justa, que se obtendrá respetando igualmente tanto las
necesidades espirituales como las instintivas de nuestra naturaleza especial
human, que existía en la época clásica de la antigua cultura de Grecia y en el
Renacimiento de nuestra cultura cristiana.
Aceptando esto, hasta que no
desarrolle alguien esta filosofía para nuestra época, y conociendo como era la
arquitectura y asentamientos humanos en estas culturas podríamos tomarlos en
esencia como ejemplos en nuestra búsqueda.
Haciendo esto y tomando en
consideración que debido a los grandes cambios como consecuencia de nuestro
modo de vida de esta falsa “filosofía del mundo y de la vida”, la situación en
la que nos encontramos es muy diferente, y muy perjudicial entre los que más
afecta a nuestra profesión es la anormal y desenfrenada expansión demográfica,
que al no existir una arquitectura justa se ha desarrollado de manera caótica
encontrándonos con enormes e indefinidas aglomeraciones llamadas Metro y
Megaciudades que no sirven como lugares para poder dentro de ellas desarrollar
en plenitud la vida de sus habitantes.
Tomando en consideración estos
hechos y de que en estos momentos 1.300 millones de personas no tienen techo y
que la población mundial en los próximos 50 años según las estimaciones de las
Naciones Unidas podría aumentarse con 3.000 millones para los que tenemos que construir casi tanto
volumen de construcción como el que tenemos hoy, es lógico que no podemos
permitir que esto se realice al azar, como ha ocurrido desde la revolución
industrial, concentrando la población del mundo alrededor de nuestras
monstruosas Metro y Megaciudades, sino nuestra nueva arquitectura tiene que
basarse en esta justa “filosofía del mundo y de la vida”, que ya poseen algunos
arquitectos inquietos y que si pudiera realizarse su ambiente cambiaría las
mentalidades de sus usuarios y ayudaría a su divulgación entre todas las
sociedades.
Esta arquitectura, al enfrentarse
con la necesidad de construir en los próximos 50 años tanto volumen de
construcción cuanto tenemos actualmente tenía que tratarse en nivel de su total
extensión como nuevos asentamientos humanos (ciudades y poblados), concebir
estos como lugares capacitados para satisfacer y fomentar las justas necesidades
de nuestra naturaleza psicosomática, lo que significa que cada uno tiene que
ser definido en su tamaño, ordenado en su estructura, funcional en la
distribución de usos y expresiva y bella
en su forma.
Para satisfacer estos requisitos,
el máximo tamaño de la ciudad no puede ser más que de un millón de habitantes,
siendo en nuestro caso el tamaño ideal el de medio millón de habitantes y
aceptables todos por debajo de este tamaño.
Una vez concebido el proyecto de
estos asentamientos humanos es cuando podemos definir la arquitectura de cada
edificio singular, que como unos elementos de la composición del “conjunto”
tenía que reflejar el ambiente de esta obra todo envolvente que es la ciudad,
pero además de esto cada obra tenía que ser sencilla y lo más económicamente
concebida, donde la belleza la va a dar no las decoraciones sino las justas
proporciones de formas y acertada relación de espacios y volúmenes que componen
la obra, logrando expresar con ello inequívocamente su contenido.
Si logramos concebir y realizar
la nueva arquitectura con estos principios, no sólo evitaríamos que nuestras
monstruosas y deshumanizadas Metro y Megaciudades continúen creciendo sino que
estos nuevos asentamientos actuarían como nuevos focos de atracción, atrayendo
a la gente mal instalada en estos “Mega laberintos”, disminuyendo con ello sus
tamaños y recuperando espacios para crear allí zonas verdes de uso recreativo.
Referente al estilo o forma
concreta de nuestra futura arquitectura esto no es necesario definir a priori,
basta con decir que si se logra establecer la justa “filosofía del mundo y de
la vida” y ésta será aceptada y practicada por todas las personas de nuestras
sociedades, los hombres recuperarán sus dones creativos de sus espíritus y sus
capacidades de realizar sus obras la manera original y en perfecta armonía con
su medio ambiente con lo que se relacionarán su futura arquitectura, aunque y
sin pretensión de demostrar como será esta futura arquitectura presento aquí el
esquema de 4 de mis asentamientos humanos. (Fig. nº 4, 5, 6 y 7)
Madrid, 20 de Mayo de 2002
Ferenc Z. Lantos
NOTA: ESTE ENSAYO EXPUESTO EN EL NUMERO 10 DE LA REVISTA ANUAL MENSAJE DE MI CENTRO DE INVESTIGACIÓN AL NO SER POR RASONES ECONÓMICO AÚN PUBLICADO HE DECIDIDO EXPONERLO EN MI BLOG.
Madrid 19 de Junio de 2013
Francisco Z. Lantos
Doctor Arquitecto
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