EXTRACTOS COGIDOS DE
MI LIBRO
“EL PAPEL DE LOS ARQUITECTOS EN EL DESARROLLO NACIONAL”,
Este libro ha sido mi personal aportación al tema del XIII Congreso
Internacional de la
Unión Internacional de los Arquitectos,
La observación
del comportamiento humano durante su historia y la experiencia personal sobre
“la vida y el mundo” de cada individuo, es la única fuente para obtener esta
verdad que buscamos. Estas nos demuestran que muchas personas han poseído esta
verdad, pero que nadie ha logrado definirla, lo que no es una falta de
capacidad intelectual sino una limitación de su naturaleza predeterminada. Sólo
el Espíritu Supremo, en su estado puro, puede conocer y definir la “Verdad
Absoluta”, pero cuando se une con el instinto de la vida humana y se transforma
en espíritu humano, dependiendo de la influencia de este instinto, su
naturaleza y facultad única de “Crear Belleza por Amor” se debilita y se
modifica con tantas posibilidades de carácter como hombres hay, e incluso les
permite acercarse mucho a su propia naturaleza, pero esto no sin pasar la justa
línea preestablecida para obtener la perfecta naturaleza humana.
Las
experiencias obtenidas en este caso por el hombre son incomunicables; sólo nos
comunican algunos fragmentos, pero lo curioso es que si son de grandes
personalidades, todos coinciden en esencia, y todos hablan de AMOR. Y si
alguien quisiera saber más de su significado, bastaría seguir el camino que
ellos han elegido. Con el paso del tiempo y la profundidad de entrega se sentirían
más cerca de la “Verdad” y de comprender el mensaje de sus maestros.
Una más exacta
información sobre la naturaleza del hombre, nos la proporcionan los poetas y
los artistas, quienes, por la naturaleza de sus profesiones, cultivan sus dones
de creatividad con ahínco. Su objetivo principal es perfeccionarse en sus
obras, y no unirse con el Espíritu Supremo como desean algunos pensadores y
místicos.
La diferencia
es que mientras el pensador y el místico, al no experimentar previamente el
goce de la creación y dado su carácter humilde, no intenta usar e interpretar
sus conocimientos en la vida práctica y está contento con la mera
contemplación, el poeta y el artista, por el contrario, necesita expresarlos.
Desgraciadamente muy pocos han logrado integrar el conocimiento técnico con el
justo conocimiento filosófico sobre el mundo y la vida. Durante mucho tiempo
estuvieron separados la filosofía, la ciencia y el arte, y entre los
intelectuales, sólo algunos, por sus circunstancias personales, han mostrado
interés hacia una formación de este tipo.
Este tipo de
artista lo encontramos más bien entre la gente sencilla y humilde, que vivían
de una manera natural, en armonía con la naturaleza, casi absorbidos por ella
como las demás vidas de su alrededor.
Entre los
intelectuales, sólo en las épocas de equilibrio, con una “filosofía correcta
del mundo y de la vida” en su sociedad, los encontramos en abundancia, como en
la época clásica (600-300 A .C.)
de la antigua cultura griega y en la época renacentista (1400-1800) hasta
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