El bienestar económico y material no es suficiente para que el hombre obtenga su felicidad. Aunque el animal también “conoce” el cariño y el amor, en él esto es innato; su instinto le determina, lo que le quita el valor propio al realizarlo, ya que es inconsciente y sólo produce la senzación de bienestar y no un valor ético. Este amor no es caprichoso, exagerado, sentimental o egoista como se manifesta en la vida humana, sino invariable y perfecto; en realidad es Divino, ya que un estudio más profundo nos demostraría que estas vidas no son más que la manifestación o expresión material del Espiritu Supremo, cuya única naturaleza es Amor, (que en su realización, se manifiesta creando Belleza).En su caso, la belleza no es sólo un concepto artístico como entendemos con las obras bellas creadas por el hombre, sino una necesidad interna de su naturaleza, que posee una sólo felicidad de “Crear Belleza por Amor”. El orden y armonía que existe en el Universo es extraordiriamente bello y provoca nuestra admiración; sin embargo, esta belleza que sirve como alimanto para nuestro espírritu es, al mismo tiempo, una necesidad indispensable para el desarrollo y bienestar de las vidas que lo componen.
Siendo esto así, se deduce que el acto crativo del Espiritu Supremo no ha sido sólo para su goce espiritual, goce exlusivo del hombre cuando logra crear obras perfectas, sino un acto moral que exluye la posibilidad de equivocarse.
El Espiritu Supremo, en sus actividades creatuvas, sólo puede actuar perfectamente, ya que su propia naturaleza es “Crear Belleza por Amor”, y en este sentido actúan las demás vidas animadas, que son la manifestación material de su Ser, excepto el hombre que, al unir dentro de su esencia la naturaleza del Espiritu Supremo y la naturaleza de las vidas animadas que componen el Universo,es víctima de la lucha de estas naturalezas opuestas; la espiritual y la instintiva, pero tiene también la libertad absoluta de elegir su camino. El es el único ser que puede equivocarse y perturbar la belleza o el orden y armonía del Universo, del cual depende el bienestar de las vidas animadas y su propia felicidad.
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