EL PAPEL DEL ARQUITECTO EN LA SOCIEDAD
Si pensamos en los grandes cambios socioeconómicos, políticos, culturales, psíquicos, etc., que sufre nuestra civilización, y en los hechos anormales tales como el antinatural y desenfrenado crecimiento demográfico con un nuevo tipo del hombre desequilibrado, materialista y egocéntrico, que por su vacío interno deja su pueblo natal, donde se aburre para buscar su imaginada felicidad en las grandes ciudades, destruyendo con este movimiento la estructura, forma y tamaño de éstas, y convirtiéndolas en unas caóticas, feas, e inhumanas aglomeraciones donde es imposible llevar una vida digna y noble, uno se dará cuenta de la gran importancia de este fenómeno y de la gran responsabilidad que recae en los hombres que, por su profesión, tienen que resolver tal problema, el cual, por su complejidad nunca experimentada, exige hombres con un conocimiento muchísimo más competo que el que nuestras Universidades y Escuelas Superiores de Arquitectura se puede dar.
Esta es la razón de la insistencia sobre este tema por parte de de la U.I .A. en sus últimos Congresos, con elaboración de nuevos programas de estudios más completos para la formación de nuevos arquitectos, inculcando en ellos unas inquietudes de perfeccionamiento, ante todo como hombres, ya que nuestro problema es primordialmente humano y para resolverlo es necesario conocer al hombre y sus justas necesidades, cuestión esencialmente filosófica, que le ayudará a encontrar el recto camino hacia su perfección y obtener por intuición la respuesta.
Estas inquietudes que paralelamente a sus estudios profesionales (durante seis años que dura la enseñanza en las Escueles Superiores de Arquitectura en España), reciben los alumnos, es la garantía de que mucho de ellos considerarán sus títulos no como las culminación de sus estudios, sino como un documento necesario para el ingreso de su verdadera formación profesional, que realizarán a lo largo de sus vidas.
Aunque ellos, para seguir el paso del progreso de la ciencia y de la tecnología, asistirán a todo tipo de cursos de postgraduados y estudiarán también para conseguir el doctorado, pronto descubrirán que todo este conocimiento no es suficiente y sólo es un instrumento y un medio para poder expresar y realizar la verdadera idea que la arquitectura significa, que por su naturaleza y carácter es una profesión sagrada, y que sólo un hombre cuyos actividades creativas estén guiados por el Amor puede cumplir.
Tomando en consideración la anormal y desenfrenada expansión demográfica que significa de aumentar de la población mundial en los próximos 40 años con 3.000 millones, llegando en el año 2050 a 9.600 millones, la exagerada materialista “filosofía del mundo y de la vida”, y la fiebre de migraciones desde el campo hacia las grandes ciudades del hombre contemporáneo, ¿que puede acertar con la solución ideadle los nuevos asentamientos humanos que la especial naturaleza del hombre exige?, ¿ como podemos en estas circunstancias salvar nuestras ciudades históricas, sus bellezas, con sus tamaños de escala humana y los valores culturales que poseen?, ¿ y como distribuir y dirigir esta gran masa en unos asentamientos humanos en tan corto espacio de tiempo, para que étos cumplan los requisitos no sólo técnicos, sino también humanos, que nuestra naturaleza psicosomática exige?. ¿Qué es lo que vamos a sacrificar en esta encticijada, el hombre, al que con nuestras soluciones superficiales y cómodas estamos actualmente olvidando, o tomaremos sus justas necesidades como nuestra medida, para nuestras actividades y buscaremos soluciones ideales a toda costa, esperando con ello llevar felicidad y alegría de vivir a nuestros hijos?
Estas son las preguntas a las que un arquitecto, si quiere cumplir con su deber ejerciendo su profesión tiene que enfrentarse y tener la preparación y capacidad para resolverlas.
Madrid 17 de Diciembre de 2010
Francisco Z. Lantos Dr. Arquitecto
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