Lo dicho en los anteriores artículos (1) y (2) es válido para el resto de males: Las migraciones de la población desde las zonas rurales hacia las gigantescas ciudades actuales, etc.
En su tiempo, las ciudades aún tenían escala humana y tamaños definidos, estructura ordenada, distribuciones funcionales y formas expresivas y relaciones armoniosas con su medio ambiente.
En estas ciudades no existían, en la escala que hoy tenemos, contaminación de agua, aire y tierra, ni violencias de género y desviaciones de la naturaleza sexual, ni el envejecimiento (esperanza de vida) de la población.
Como además de estos males, que afectan a nuestra vida en forma más llamativa, existen muchos más tipos de males, como el egoísmo, injusticias sociales, las inmoralidades, la pérdida de la vida familiar, inseguridad ciudadana, robos y todo tipo de crímenes, drogadiciones, etc.
Todos producidos por el erróneo modo de vida del hombre contemporáneo.
Consecuencia: Si no cambiamos nuestro erróneo enfoque de tratar nuestros males separadamente unos de otros, como algo dado y sin relacionarlos con una CAUSA COMÚN, nada podrá evitar una destrucción planetaria, un catastrófico fin de nuestras civilizaciones.
Conclusión: Ante la proximidad del año 2050, cuando se habrá duplicado el consumo de energía y habrán aumentado progresivamente nuestros males, no nos podemos permitir perder tiempo en parchear y debemos afrontar el estudio de la CAUSA COMÚN a todos ellos.
Es urgente que se denuncie el efecto que tienen el control del agua y de las fuentes de alimentos por los holdings internacionales y que se frene la manipulación de la información y la censura que ejercen las cuatro agencias mundiales de prensa.
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