Las historias mencionadas en el "post" anterior de este artículo, nos demuestran que el hombre sólo logra obtener su perfecta conducta y actividades cuando logra establecer el justo equilibrio entre la parte espiritual e instintiva de su naturaleza especial humana y eso sucede cuando se adapta con su conducta y actividades a las Leyes de la Naturaleza, como lo hacen los otros seres animados por debajo de su nivel, evitando con ello causar daño a su perfecto y armonioso desarrollo.
También aprendemos de estas historias que cuando el hombre no logra establecer este justo equilibrio entre la parte espiritual y la instintiva de su naturaleza, como ocurrió en la época arcaica de la antigua cultura de Grecia y en la Edad Media de nuestra cultura cristiana, no es posible eliminar ninguno de los males que se le presenten mientras dure el degenerado estado de la naturaleza de los hombres de estas sociedades.
Estos males se anularon al descubrir a través de un lento proceso evolutivo las contradicciones entre sus ideas y la realidad y abandonando su errónea “filosofía del mundo y de la vida” y recuperando el perfecto estado de su naturaleza especial humana es cuando todos los males han desaparecido de manera natural y espontánea, disfrutando de una situación ideal y benigna que existía en la época clásica de la antigua cultura de Grecia y en el Renacimiento de nuestra cultura cristiana.
Desgraciadamente, este dorado estado ni en la época clásica de la antigua cultura de Grecia ni en el Renacimiento de nuestra cultura cristiana, quizá por no ser consciente el hombre que esto ha sido como consecuencia del perfecto estado psicosomático de la naturaleza de los hombres de sus sociedades al lograr establecer el justo equilibrio entre la parte Espiritual e Instintiva de sus naturaleza humana, al ver el mejoramiento material con los avances científicos, en sus vidas cotidianas no han podido mantener este estado ideal de su naturaleza, y sin darse cuenta, con los nuevos tipos de intereses y conductas han perdido esto, embocando en su tercera posibilidad para realizar sus vidas, en la materialista “filosofía del mundo y de la vida” y la destrucción del perfecto estado psicosomático de la naturaleza humana.
Encontrándonos actualmente en este estado degenerado de nuestra naturaleza especial humana que dirige nuestra conducta y actividades y cogiendo el ejemplo de la época del Helenismo de la antigua cultura de Grecia, cuando existía este estado, y cuando no han logrado recuperar por proceso evolutivo el justo equilibrio perdido entre la parte Espiritual e Instintiva de su naturaleza especial humana llevando hasta el final sus erróneas conductas el necesitado cambio se realizó por un proceso destructivo, una revolución espiritual en que ha nacido una nueva ideología pronunciada, en aquel tiempo, por Jesucristo, abriendo con ello un nuevo camino para las nuevas generaciones.
Aprendiendo de la historia del hombre queda demostrado que su conducta y actividades no es constante como la de los animales, sino que depende del estado psicosomático de su naturaleza especial humana, que define su “filosofía del mundo y de la vida” y su escala de valores y mientras la persigue nada puede cambiar su conducta, por lo que si el resultado de la misma es negativo y se crean males como los experimentamos hoy y estos sólo podríamos eliminarlos cambiando el estado psicosomático de nuestra naturaleza y la errónea “filosofía del mundo y de la vida”, y no mantener esto, e intentar cambiar la errónea conducta con buenas palabras o por leyes y reglamentos sin buscar la solución de cómo podría obtenerse este deseado cambio, como pretenden hacer las personas y autoridades que ante la evidencia de que la Causa de nuestros innumerables e interrelacionados males es la errónea conducta y actividades del hombre contemporáneo, continúan sus programas enfocando su búsqueda no en la Causa de nuestros males sino en sus manifestados efectos.
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