FIDELIDAD

   En la naturaleza, entre los animales, hay especies que viven en parejas durante toda su vida y otros que son totalmente independientes, que sólo se atraen unos a otros en época de celo, pero con total indiferencia hacia su pareja. Este hecho biológico se acepta como algo natural, y la fidelidad aquí la interpretamos como de ser fiel a su naturaleza innata y correspondiente a cada animal. La fidelidad en estos casos no tiene más valor que la infidelidad de los animales a los que no ha importado la pareja hasta la época del celo ni viven juntos después de la copulación. Aceptamos estos hechos como algo natural y lo sentimos como correcto ya que vemos que obedecen a las Leyes de la Naturaleza y que esta situación en ningún caso crea problemas, ventajas o desventajas a los que se comportan de  una u otra manera. En realidad, en los casos donde la fidelidad es necesaria para el bien del "individuo", raza o especie, la relación entre estos animales se basa en la fidelidad.
   Basandonos en este hecho, es obvio que no se puede generalizar este concepto para la especie humana, como en los casos de los animales, porque el hombre , al ser compuesto por alma y cuerpo, su comportamiento no está sólo guiado por su instinto, como de los animales, sino por sus dos facultades, que según el desarrollo de cada una y de la relación entre sí, cada persona es diferente de otra, y según su forma de ser, valora e interprete la fidelidad de manera diferente.
   Un religioso quien sobrevalora sus necesidades espirituales, de tipo religioso,y desprecia las exigencias carnales de su instinto, facilmente acepta los cánones de su religión y no le cuesta mucho ser fiel físicamente a una mujer; mientras que un ateo, quien sobrevalora sus necesidades materiales, busca su felicidad en la satisfacción de sus deseos carnales, terminando en una vida vacia, llena de engaños e infidelidades con quien se relaciona.
   Entre estos dos extremos están los filósofos, poetas, artistasy hombres idealistas, que no saben si la fidelidad han de dirigirla hacia sus ideales espirituales o hacia una mujer u hombre, con quienes en muchos los casos no pueden establecer una estrecha relación espiritual por ser tan diferentes la mentalidad y la formación de ambos.