19 nov 2011

SALUD Y ENFERMEDAD

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SALUD Y ENFERMEDAD

Aceptando mi teoría de que todos los componentes de nuestro Mundo Manifestado: los elementos inanimados, minerales y entes animados, incluido también la especie humana, son las “células” de este “Todo envolvente cuerpo” que se desarrolla de acuerdo con una Idea Subyacente que es la Realidad Esencial y que es Amor Puro y Universal y que obedeciendo a su naturaleza intrínseca y única actúa como código genético universal en su proceso de autorealización o corporización, lo que forma y prevé a cada una de sus “células”, los seres distintos de especies vivientes con un organismo y órganos apropiados y necesitados para el tipo de vida que tienen y que están tan perfectamente concebidos que ni sobra ni falta nada para que cada uno pueda realizar su vida en plenitud y en perfecta salud, obtener su bienestar y mientras vive. Esta perfección que existe en cada “célula” (especies vegetales y animales) de su único y “Todo envolvente cuerpo” en su proceso de desarrollo que es la flora y fauna de nuestro planeta, existe también en las relaciones entre “estos” que se basan en la constante reproducción y consumición entre ellos, que a pesar de este desarrollo dinámico, dotando de más capacidad de reproducirse entre los herbívoros y más débiles que de los carnívoros y más fuertes, el necesario mantenimiento de la existencia de cada especie está garantizado dentro de un equilibrio constante, permitiendo a cada ser viviente obtener el “alimento” necesario que su cuerpo necesita en su crecimiento y desarrollo mientras vive. Si observamos las vidas de los animales en una selva u océano donde no ha podido intervenir el hombre con sus actividades y donde el desarrollo de este ecosistema se realiza de manera natural y según las Leyes de la Naturaleza basadas en la Idea Subyacente, del Amor Puro y Universal y que está impresa en el instinto de los animales que se encuentran aquí y que por falta de conciencia “estos” no pueden alterarlo, aquí en un ambiente sano y “alimentación” sana, todos los animales son sanos y prácticamente no existe la enfermedad.

Si cogemos algunos de los mismos animales y los llevamos a un parque zoológico y los alimentamos con comidas preparadas por nosotros, estos animales, al perder el medio ambiente adecuado para sus vidas, sufrirán alteraciones biológicas y enfermarán como ocurre con muchos animales domésticos.

El caso con la especie humana es más complicado ya que al estar compuesta su naturaleza no sólo de instinto sino también de espíritu con facultad de raciocinio, con lo que puede juzgar y valorar los acontecimientos a su alrededor y formarse una opinión y una idea sobre los mismos, él puede sobreponer su idea particular y modificar la Idea Subyacente del Amor Puro y Universal, impresa también en su instinto, y liberarse de su influencia y obtener su libertad para su conducta y actos, los que si su idea no coincide con la Idea Subyacente, el Amor Puro y Universal que guía las conductas de todas las especies de animales y dirige la evolución y desarrollo de nuestro Mundo Manifestado, su propia corporización, el hombre con su conducta y actividades se convierte como una célula cancerosa y enloquecida en un organismo, el principal elemento perturbador de su perfecto desarrollo y funcionamiento, causando daños y enfermedades a otros seres animados que componen este “organismo general” que es nuestro mundo, la flora y fauna de nuestro planeta y que repercute negativamente en el desarrollo de su propia vida, manifestándose ésta con distintos tipos de nuevas enfermedades a las que sin conocer la causa real de estas anomalías y sin relacionarlas con su equivocado modo de vida de cada caso, tomando estos como un hecho dado, los hombres buscan remedios para curarlos.

Así, en la Edad Media, cuando debido a la exageradamente espiritual “filosofía del mundo y de la vida” al negar las justas e intrínsecas necesidades  de su cuerpo físico y despreocuparse de su cuidado, exponiéndole a todo tipo de incomodidades, falta de una nutrición e higiene sanas y dejando suciedades alrededor de su medio ambiente, sin saberlo, estaban criando sus enemigos mortales, los distintos tipos de bacterias y virus, cayendo con ello en nuevos tipos de enfermedades contagiosas contra las que intentaban luchar rezando y pidiendo ayuda a Dios de acuerdo con sus ideas sobre el mundo y la vida, pero al ser esta falsa no ha podido eliminarlas y restablecer la salud que es la característica intrínseca de todo ser vivo.

Sin embargo, una vez corregido este erróneo tratamiento del hombre a su naturaleza psico-somática y logrando tener la misma atención hacia la parte espiritual e instintiva de su naturaleza especial humana y establecer el justo equilibrio entre ambas su “idea sobre el mundo y la vida”, que obtuvo y que duraba durante la época del Renacimiento, al coincidir esta con la Idea Subyacente que posee la Verdad sobre la Existencia, él ahora recupera su capacidad  de vibrar al unísono con las Leyes de la Naturaleza, que reflejan esta Verdad y adaptarse con su conducta y actividades, como lo hacen los otros seres animados por debajo de su nivel, de manera natural y espontánea a sus principios.

La consecuencia de esta justa “filosofía del mundo y de la vida” y la recuperación del perfecto estado de su naturaleza especial humana ha sido la desaparición de estas, antes desconocidas enfermedades infecciosas y por mejorar el estado del medio ambiente natural y construido dentro del que está realizando el hombre su vida, y lograr reforzar la parte espiritual como física de su naturaleza especial humana, él ahora tiene una mayor resistencia contra posibles enfermedades que podrían presentarse por algunos descuidos presentados en la Naturaleza

Perdiendo esta justa “filosofía del mundo y de la vida” y el justo equilibrio entre la parte espiritual e instintiva de nuestra naturaleza especial humana que empezó en el siglo XVIII con la Revolución Industrial, que nos llevó al otro extremo de nuestra posibilidad y contrario a lo que teníamos en la Edad Media, a saber de exagerar las necesidades materiales a costa de las necesidades espirituales de nuestra naturaleza especial humana, degenerando con esto el perfecto estado de nuestra naturaleza psico-somática, que es el único estado indispensable en el que el hombre puede sentir la Verdad y adaptarse con su conducta y actividades, de manera natural y espontánea a las Leyes de la Naturaleza que reflejan esta Verdad y evitar que con su erróneo modo de vida se convierta en el principal causante de la pérdida de su perfecto y armonioso desarrollo, causando desórdenes en los que surgirán enfermedades que repercutirán negativamente en el desarrollo de su propia vida.

La consecuencia de esta falsa “filosofía del mundo y de la vida” y el degenerado estado de nuestra naturaleza psico-somática, son los innumerables e interrelacionados males que están creciendo progresivamente desde la Revolución Industrial, llegando hoy a una situación en la que debido a nuestro modo de vida erróneo, estos males; la antinatural y desenfrenada expansión demográfica, el anormal crecimiento del consumo de energía con sus contaminaciones de aire, agua y tierra, el cambio climático, la disminución de la capa de ozono y el desastroso desarrollo de nuestros asentamientos humanos estamos destruyendo el perfecto y armonioso desarrollo de nuestro Mundo Manifestado, la flora y fauna de nuestro planeta, que es una necesidad indispensable para que sus “componentes”, los distintos seres animados puedan desarrollar sus vidas en salud y obtener su bienestar.

Encontrándonos en esta situación, donde muchos de los animales y vegetales que son nuestros alimentos, con nuestra intervención artificial hemos intoxicado, y estamos expuestos para vivir en las indefinidas, caóticas y vulgares conurbaciones y monstruosas y deshumanizadas Metro y Megaciudades dentro de las que reina las contaminaciones, insoportables ruidos, fealdades, inseguridad ciudadana y todo tipo de crímenes e inmoralidades, del que han emergido muchas enfermedades anteriores ya extinguidas pero han surgido  más terribles nuevas enfermedades de tipo psíquico contra las que no podemos luchar, ya que de su causante, nuestro falso modo de vida y del destructivo medio ambiente natural y construido, dentro del que estamos obligados a vivir, no podemos escapar.

Aceptar estas enfermedades como un hecho natural y no como la desviación del perfecto estado innato de nuestra naturaleza especial humana e intentar curarlas con fármacos es añadir mal al enfermo, ya que nuestro organismo está concebido para su desarrollo perfecto consumiendo alimentos sanos para nuestro cuerpo y recibiendo alimentos espirituales como el amor, la contemplación de la belleza producida por la naturaleza y de las obras de arte creadas por artistas, las actividades creativas, etc., y faltando esto, la intervención médica sólo podría aliviar el sufrimiento y prolongar la vida que ofrece pocas alegrías para vivirlas.

Este hecho, y mientras la Naturaleza ha podido absorber los daños causados por el erróneo comportamiento de los hombres de nuestras sociedades de consumo no se han descubierto las contradicciones entre nuestra falsa”filosofía del mundo y de la vida” y de la realidad, pero hoy, cuando los daños colaterales del éxito de la medicina son mucho más graves y de cuya consecuencia nuestro mundo está envejeciendo, creando graves problemas sociales, morales y económicos y para corregir la antinatural y desenfrenada expansión demográfica la Naturaleza se defiende disminuyendo la fertilidad de hombres y mujeres contra lo que la medicina no puede hacer nada, sólo descubrir que el gran optimismo que hemos tenido hacia ella era falso y que la verdadera medicina contra las posibles enfermedades es el restablecimiento del perfecto equilibrio entre la parte espiritual e instintiva de nuestra naturaleza especial humana, logrando con esto establecer una idea justa sobre el mundo y la vida, que al coincidir con la Idea Subyacente del Amor Puro y Universal que en su proceso de autorrealización a través de las Leyes de la Naturaleza guía las conductas de todos los seres animados y en este caso también de las especies humanas, se restablece el perfecto desarrollo de su “Todo envolvente cuerpo”, dentro del que sólo existe salud, amor y alegría.

Madrid, 15 de Noviembre de 2011
Francisco Z. Lantos

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