12 jul 2011

CON LA GLOBALIZACION ACELERAREMOS MAS EL

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CON LA GLOBALIZACIÓN ACELERAREMOS MAS EL
PROCESO DE DESTRUCCIÓN PLANETARIA

Referente a este movimiento que ha surgido espontáneamente en los últimos años, sin conocer su verdadera causa, los países desarrollados que para buscar mercado a sus productos están obligados a extender y llevar sus sistemas políticos-económicos a los países en vías de desarrollo y subdesarrollados, para convertir sus poblados en hombres de consumo, aprovechando la situación que hoy en nuestras sociedades materialistas el bienestar económico es considerado como el valor principal al que aspiran obtener también la gente de los países en vía de desarrollo, esta necesidad puramente económica con una política propagandística como ayuda altruista y humanitaria, los países desarrollados consideran este acto justo y benevolente, mientras los países en nivel económico en vías de desarrollo y subdesarrollados en temor de que en el proceso de globalización serán explotados con diferentes medios se oponen a ello.

Ante esta confusión de ideas sobre el mismo tema, para no equivocarme añadiendo una idea como una opinión  más, intentaré basar esta idea en los hechos observados a través de la historia de la conducta y actividades del hombre y su relación con el mundo, dentro del que se realiza su vida.

Empezando con el Mundo, considerando aquí éste como nuestro planeta, compuesto de elementos inanimados y entes animados, esto se desarrolla en la constante reproducción y consumición de vidas, en cuyo proceso dinámico y constante cambio se mantiene constantemente un equilibrio, que se logra adjudicando más capacidad reproductiva a los más débiles que a los más fuertes. Este desarrollo armonioso y equilibrado del que depende el bienestar de todos los “componentes” de este “todo envolvente cuerpo” que es nuestro planeta, sólo era y es posible si esto ha sido el resultado de un acto de creación y siendo los “componentes” de esta “obra” seres animados con sus propias voluntades, sólo era posible de obtener de estar la Voluntad del Supuesto Creador de esta”obra” impresa en los instintos de todas las vidas que componen la misma y que dirige la voluntad de los mismos.

Sin embargo, como entre los seres animados que componen esta “obra” y que sólo poseen instinto, se muestra también la especie humana, que a diferencia de todos los otros seres animados además del instinto, en el que también está impresa la voluntad del Supuesto Creador de esta “toda envolvente obra” como en él está desarrollada también la conciencia, el raciocinio y don de creatividad, él puede juzgar y valorar los acontecimientos a su alrededor y obtener su propia idea sobre los mismos y realizarla, que si no coincide con la Verdad Objetiva sobre la Existencia él se libera de la influencia de la voluntad impresa en su instinto que posee la Verdad y su conducta y actividades está condenada a equivocarse y hacer daño al armonioso y equilibrado desarrollo de este “toda envolvente obra” de la que él con su existencia particular forma parte integrante y dentro del que tiene que realizar su vida.

Como él, hasta que sus ideas no caigan en contradicción con la realidad, no es consciente de los verdaderos valores de las mismas ni de los daños que con su conducta y actividades está causando cuando ésta es errónea. Sólo el transcurso del tiempo suele demostrarlo, cuando la Naturaleza ya no es capaz de absorber estos daños y se rebele contra los mismos.

El estudio de la historia de la conducta y actividades del hombre y tomando como ejemplo la antigua cultura de Grecia y nuestra cultura cristiana, nos demuestra que este caso ha ocurrido en ambas culturas en dos ocasiones, el primero en la época arcaica de la antigua cultura de Grecia y en la Edad Media de nuestra cultura cristiana, que aunque esto ha ocurrido en muy diferentes tiempos y circunstancias, la causa era la misma y esta consistía en la exageradamente espiritual “filosofía del mundo y de la vida” que dominaba a las voluntades de los hombres de estas sociedades y actuaba como guía en sus conductas, descuidando las justas e intrínsecas necesidades de sus naturalezas psico-somáticas. Esta historia nos demuestra también que mientras duraba esta falsa “filosofía del mundo y de la vida”los tipos de males que se presentaban eran de carácter idénticas y mientras duraba esta falsa “filosofía del mundo y de la vida” ninguna intención podía eliminarlas, los que sin embargo, aprendiendo de sus múltiples contradicciones y logrando establecer la justa “filosofía del mundo y de la vida” que consistía en idéntico respeto y cuidado de la parte espiritual e instintiva de la naturaleza especial humana de la que está compuesta y obtener por ello el estado perfecto de la misma, todos los males han desaparecido de manera natural y espontánea, que ha ocurrido en la época clásica de la antigua cultura de Grecia y en la época del Renacimiento en nuestra cultura cristiana que duraba en ambas culturas 200-250 años viviendo los hombres durante este tiempo sus vidas en perfecta armonía con las Leyes de la Naturaleza, produciendo los más altos valores en todos los campos de sus actividades.

Desgraciadamente y motivado por las experiencias obtenidas en el mejoramiento en el campo de la economía y las ciencias prácticas con las que se lograba satisfacer más las exigencias materiales de su cuerpo, los hombres poco a poco pierden este justo equilibrio y sin darse cuenta caen en su otra posibilidad que permite su naturaleza de llegar a establecer su extremadamente materialista “filosofía del mundo y de la vida” que existía en la época Helenística de la antigua cultura de Grecia, en la cultura Judea de esta época, en los tiempos de los últimos césares de Roma, y desde la Revolución Industrial no sólo en nuestra cultura cristiana sino extendida ya por todas las civilizaciones de nuestro planeta.

Es conocido el aparatoso fin de estas civilizaciones, que no fueron capaces de corregir sus males por vía evolutiva como ha ocurrido en la transición entre las épocas Helenística de la antigua cultura de Grecia y la Edad Media y Renacimiento de nuestra cultura cristiana, sino llevando hasta el fin esta falsa “materialista filosofía del mundo y de la vida” que ha destruido el justo equilibrio entre la parte espiritual e instintiva de la naturaleza de la especie humana, el necesario cambio se ha realizado por vía revolutiva que en este caso ha sido la nueva ideología pronunciada por Jesucristo que tardo 1500 años para ser en su esencia comprendida y restablecer los daños causados por los dos tipos de erróneas “filosofía del mundo y de la vida” en las que puede caer el ser humano.

Encontrándonos hoy nuevamente en la situación en que por la influencia de nuestra extremadamente materialista “filosofía del mundo y de la vida” la Verdad sobre la Existencia impresa en nuestro instinto está degenerada y justamente cuando la causa de todos nuestros innumerables e interrelacionados males es esta falsa materialista “filosofía del mundo y de la vida” y para eliminar estas y restablecer el perfecto estado perdido de la Naturaleza necesitaremos cambiar esta falsa filosofía, con el inoportuno y forzado proceso de la globalización de enfoque económico obtendremos lo contrario, a saber el de propagar y extender esta falsa “filosofía del mundo y de la vida, a todas las partes de nuestro mundo, acelerando con ello la inevitable destrucción, en nuestro caso ya, a escala planetaria.

Evitar esta catástrofe, al estar absorbida por esta falsa “filosofía del mundo y de la vida” casi todos los hombres de nuestras civilizaciones, el ambiente para los buscadores de la Verdad y la solución necesitada no es favorable y para introducir esta “filosofía del mundo y de la vida” que podría traer el necesitado cambio, debido al proceso acelerado de nuestros males y por falta de tiempo no será posible, no obstante, en esta situación desesperante, sabiendo la causa verdadera de nuestros males y también la solución justa y necesitada existe aún luz y optimismo si no de salvar totalmente nuestra propia situación, al menos aliviar algo nuestros sufrimientos y preparar el camino que nos llevaría a encontrarnos a sí mismos con nuestra real e intrínseca naturaleza psico-somática  que nos permitirá de manera natural y espontánea adaptarnos con nuestra conducta y actividades a las Leyes de la Naturaleza y establecer con esto su perfecto y armonioso desarrollo y evolución que aseguraría el pleno desarrollo y bienestar a todos sus “componentes”, los seres animados que disfrutarán esta bienaventuranza inconscientemente, pero sólo nosotros, la especie humana al poseer también conciencia y espíritu, seremos capaces, mientras lográramos mantener el justo equilibrio entre la parte espiritual e instintiva de nuestra naturaleza especial humana disfrutar conscientemente este milagro y obtener nuestra felicidad suprema y alegría de vivir.

Madrid, 15 de abril de 2003
Francisco Z. Lantos

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