El mero reconocimiento que la causa del sobrecalentamiento de la Tierra y el cambio climático es el hombre, no es suficiente.
Faltaría saber porque ha podido ocurrir este cambio negativo en su conducta y actividades, que eran muy diferente en la época de la Edad Media y del Renacimiento, siendo el hombre física y biológicamente el mismo.
Es una exigencia el verdadero conocimiento de la especial naturaleza humana y, este tipo de estudios, ni tan solo figuran en los programas de investigación de las Naciones Unidas que tratan este gran problema del clima.
De la falta de este conocimiento surgen precipitadas e improvisadas opiniones, como las del Señor Al Gore, quien piensa resolver el problema del cambio climático desde la actual filosofía materialista y el modo de vida del hombre contemporáneo.
Pedir que ”usemos bombillas de bajo consumo, conducir menos, reciclar más, revisar los neumáticos, usar menos agua caliente, ajustar el termostato, plantar un árbol y desenchufar los aparatos eléctricos” es pura improvisación.
Es evidente la gravedad de estos improvisados diagnósticos que desvían nuestros problemas a un campo erróneo.
¿Cuando querrán reconocerlo?
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