Los nidos construidos por los pájaros, perfectos como los panales de las abejas y los hormigueros de las termitas, cumplen todos los requisitos estéticos, estructurales y económicos de la arquitectura.
Como lo hacen también los cuerpos de esos mismos pájaros, abejas y termitas, las hojas del árbol y la yerba.
Pero, ¿tienen algo que ver en la concepción de estas obras los mencionados protagonistas?
¿No serán el resultado, como piensan algunos biólogos, de la evolución de la Naturaleza basada en la selección natural del azar y de la necesidad?
O, como yo lo veo, son la manifestación tangible de la EXISTENCIA REAL del AMOR PURO, en su proceso de Autorealización.
La concha, la casa del molusco, es tan funcional que se convierte en parte de sí mismo, como sus propios órganos.
Es como nuestro esqueleto. Sostiene y proteje los órganos blandos de cada individuo.
Y él, ellos, no tienen nada que ver en su diseño y construcción, sino esa Fuerza Creativa que transmite la Voluntad de la EXISTENCIA REAL del AMOR PURO.
Este forma todas las existencias particulares, según su carácter y naturaleza.
Es AMOR en su esencia y BELLEZA en su aspecto realizado.
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