30 may 2013

¿PORQUÉ HA FRACASADO LA REALIZACIÓN DE LA DECLARACIÓN Y ACUERDOS DE LA CUMBRE DE LA TIERRA SOBRE EL MEDIO AMBIENTE Y DESARROLLO, CELEBRADA EN EL AÑO 1992 EN RÍO DE JANEIRO Y PORQUÉ VAN A CONTINUAR AUMENTÁNDOSE NUESTROS MALES A PESAR DE LAS BUENAS INTENCIONES DE LAS NACIONES UNIDAS EXPUESTAS EN SUS CONFERENCIAS MUNDIALES?

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¿PORQUÉ HA FRACASADO LA REALIZACIÓN DE LA DECLARACIÓN Y ACUERDOS DE LA CUMBRE DE LA TIERRA SOBRE EL MEDIO AMBIENTE Y DESARROLLO, CELEBRADA EN EL AÑO 1992 EN RÍO DE JANEIRO Y PORQUÉ VAN A CONTINUAR AUMENTÁNDOSE NUESTROS MALES A PESAR DE LAS BUENAS INTENCIONES DE LAS NACIONES UNIDAS EXPUESTAS EN SUS CONFERENCIAS MUNDIALES? Hace cinco años, en mi artículo "LOS 27 PRINCIPIOS DE LA DECLARACIÓN DE RÍO, MIS REFLEXIONES PARTICULARES SOBRE EL TEMA", publicado el 14 de Septiembre de 1992 en el tercer número de la revista anual "Mensaje" de mi Centro de Investigación para los Futuros Asentamientos Humanos, pretendía demostrar, lo que después de 5 años en LA CUMBRE PARA LA TIERRA + 5, PERIODO EXTRAORDINARIO DE SESIONES DE LA ASAMBLEA GENERAL PARA EL EXAMEN Y LA EVALUACIÓN DE LA APLICACIÓN DEL PROGRAMA 21, se ha quedado demostrado que ninguno de los 27 principios de la Declaración podría ser realizado. Este triste reconocimiento de la Asamblea, si admitimos que en esta ocasión los representantes de los Gobiernos del Mundo ya ni han hecho ningún nuevo compromiso ni han buscado la causa de este fenómeno y consecuentemente no han elaborado ninguna teoría ni proposición para frenar el continuo y progresivo avance de nuestros innumerables y entrelazados males y contradicciones y de buscar la solución justa y necesitada para nuestro futuro, tenemos toda la razón para preocuparnos. Porque dejar que los acontecimientos sigan su curso o seguir nuestros criterios de estar contentos de intentar eliminar o curar algunos de nuestros innumerables manifestados males aisladamente sin buscar la causa común de todas ellas, nos ocurrirá como con una enfermedad infecciosa que mientras no se descubra y se cura aquella, ningún tratamiento podría ayudarnos para salvar al enfermo de sus sufrimientos y muerte. Examinando los males de nuestro Mundo conocido, descubrimos que éstos no están aislados, sino interrelacionados y extendidos por todo nuestro planeta, al que, por su gravedad y nunca experimentado hasta hoy en esta escala, debemos tratar como una enfermedad crónica y planetaria, concentrando nuestra investigación en la búsqueda de su causa. Para justificar la necesidad de este tipo de investigación profunda que tiene que llegarse hasta el origen mismo de la Existencia y del conocimiento de la Verdad en que se basa la evolución y desarrollo de las vidas que componen nuestro Mundo Manifestado, voy a llamar la atención sólo de tres anomalías y males que en los últimos tres siglos, después de la Revolución Industrial, han aparecido , que si no podemos eliminarlos nada puede salvarnos de un sufrimiento y agonía insoportable y una destrucción final del perfecto y armonioso funcionamiento y desarrollo de nuestro Mundo Manifestado que permite y asegura el pleno desarrollo y bienestar de todas las vidas que componen nuestro planeta. Uno de estas anomalías y nunca experimentados en esta escala es la antinatural y desenfrenada expansión demográfica, que hoy, con sus casi 6.000 millones de almas es 30 veces mayor que nuestro planeta tenía durante milenios y hasta la época de Jesucristo, pero que según las estimaciones estadísticas esta cifra, para el año 2.050, puede llegar a la de 10.000 millones o sea 50 veces más que la que teníamos en la época de Jesucristo. Otro punto es el también antinatural e incontrolado aumento del consumo de energía de nuestras sociedades extremadamente materialistas, que hoy, en los países más desarrollados es 10- 15 veces mayor que la que tenían nuestros antepasados, pero cuya tendencia de extenderse esta demanda también entre los países en desarrollo, puede significar que para el año 2.050 esta demanda puede llegar a una media mundial de 4-5 veces mayor de la normal y necesitada por nuestra naturaleza psico-somática, lo que multiplicando por 50 (aumento de la población del mundo) significaría 200-250 veces más de consumo de energía que se gastó en la época de Jesucristo sobre el mismo tamaño y recursos naturales y fuentes de energía de nuestro planeta. Si hoy, aún con la mitad de consumo de energía, estamos ya destruyendo nuestros recursos naturales y contaminando nuestro aire, tierra y agua ¿cómo podemos incluso pensar que aceptando estos acontecimientos como naturales y respetables podríamos encontrar en los próximos 50 años, cuando se duplicarán estos males, la solución para eliminarlos? Si añadimos a esto el tercer cambio negativo en nuestro comportamiento, que es la fiebre de las migraciones de la población mundial desde las zonas rurales de pequeños poblados y ciudades hacia los grandes núcleos urbanos de cuyo resultado, nuestras ciudades, que hasta la Revolución Industrial, eran orgánicas y a escala humana en las que sus habitantes podían realizar sus vidas en plenitud, hoy éstas están convirtiéndose en caóticas, monstruosas, deshumanizadas e indefinidas aglomeraciones entre los que hoy ya tenemos 30 Metro y Megaciudades entre 6-20 millones de habitantes, pero que siguiendo pasivamente esta tendencia, según las estimaciones estadísticas, para el año 2.025, sólo en un espacio de 20 años, el 70% de la población del mundo vivirán en estas monstruosas y deshumanizadas conurbaciones, entre las que treinta tendrán ya entre 10-30 millones de habitantes. Conociendo por experiencia por los que tienen la mala suerte de vivir hoy en algunas de nuestras Megaciudades, la vida pobre y casi insoportable, en ellas creo que no hace falta ninguna prueba de que si permitimos que esto suceda, nuestras ciudades se convertirán en auténticos infiernos, creando nuevos e inimaginables males de los que sólo la muerte podría salvarnos. Empero, estos hechos también nos demuestran que nuestros males no son aislados ni fortuitos, sino manifestaciones de una causa común que es el hombre, el único ser vivo cuya naturaleza, además del instinto, en el que está impresa la Verdad sobre la Existencia y permite a los otros seres animados vibrar al unísono con las Leyes de la Naturaleza y adaptarse, de manera natural y espontánea a sus principios, él también está compuesto por Espíritu con facultad de raciocinio y don de creatividad a través de lo que puede juzgar y valorar los acontecimientos a su alrededor y tener una opinión propia que si por su formación incorrecta es falsa, él puede sobreponer su idea y voluntad sobre la Verdad impresa en su instinto y liberarse de su realización, obteniendo así su libertad de actuación y alejarse de la Verdad y equivocarse, de lo que él, al no saber que su idea sobre el mundo y de la vida en el que él crea es falsa, ahora, en su intento de realizarla, adultera el conocimiento innato de su instinto y sin darse cuenta su comportamiento y actividades no se adaptan a las Leyes de la Naturaleza y él se convierte en la causa principal de su perfecto y armonioso desarrollo, algo similar a una célula cancerosa dentro de un cuerpo humano, o un drogadicto, que mientras está bajo de la influencia de la droga ve el mundo deformado e irreal, causando, mientras se encuentra en este estado, daños, tanto para sí mismo, como para el medio ambiente en el que se encuentra. Este hecho lo demuestra la historia del comportamiento y actividades de la especie humana y para no alargar mi artículo prescindo de los argumentos filosóficos sobre la naturaleza y vida del hombre, pero basándome en mis conocimientos sobre este tema, puedo decir que la causa de todos nuestros innumerables y entrelazados males y contradicciones es nuestra extremada materialista "filosofía del mundo y de la vida" que ha destruido el justo equilibrio entre el espíritu e instinto de lo que está compuesta nuestra naturaleza especial humana, que es la condición única e indispensable que la verdad innata conocida conscientemente por nuestro espíritu y sentido instintivamente por nuestro instinto no se destruyen ni adulteran, sino que se refuerzan el uno al otro y permite al hombre también, como los otros seres por debajo de nuestro nivel, de vibrar al unísono con las Leyes de la Naturaleza y adaptarse con su comportamiento y actividades, de manera natural y espontáneamente, a sus principios. Logrando esto y recuperando el perfecto estado de nuestra naturaleza psico-somática, desaparecerá la causa, la célula cancerosa y con ello todos sus síntomas manifestados sin hacer nada. Este tratamiento indirecto no significa no hacer nada, sólo que nuestra búsqueda e investigaciones tendrían que enfocarse diferentemente de lo actualmente aceptado y practicado hoy, y en lugar de aceptar sin crítica como algo natural e incluso positivo, nuestra extremadamente materialista "filosofía del mundo y de la vida" y las insaciables demandas de nuestras sociedades, cuyo intento de satisfacerlas era la causa de todos nuestros males, nosotros tenemos que rechazar estas demandas y buscar las justas e intrínsecas necesidades de la naturaleza psico-somática del hombre universal y una vez conocido esto encontrar las soluciones concretas para cada caso que logrando establecer el justo equilibrio y el perfecto estado de nuestra naturaleza especial humana saldrá, sin darnos cuenta de ello, de manera natural y espontánea. Como poner en práctica este nuevo enfoque y criterios y qué papel tendrán en su realización cada hombre dentro de su profesión hablaré en el próximo ensayo, aquí sólo podría anunciar que debido a los negativos efectos de los tres acontecimientos discutidos aquí sobre nuestra vida la mayor responsabilidad y al mismo tiempo de oportunidad recaerá en los arquitectos, quienes si lograran crear ciudades orgánicas y a escala humana y tener suficiente influencia sobre nuestras sociedades de ser aceptada y realizadas estas ciudades, sus influencias directas y positivas en la formación de las mentalidades de sus habitantes sería el mejor medio para introducir esta justa "filosofía del mundo y de la vida" que restablecería el equilibrio perdido de nuestra naturaleza psico-somática, del que depende nuestra prosperidad y felicidad.

 Madrid 15 de Octubre de 1997 Francisco Z. Lantos Doctor Arquitecto

 NOTA: ESTE ENSAYO EXPUESTO EN EL NUMERO 7 DE LA REVISTA ANUAL MENSAJE DE MI CENTRO DE INVESTIGACIÓN, QUE POR FALTA DE MEDIOS ECONÓMICOS NO SE HA PODIDO PUBLICARLO, PERO COMO SU CONTENIDO HOY AÚN ES VALIDO HE DECIDIDO EXPONERLO EN MI BLOG.

Madrid 30 de Mayo de 2013 Francisco Z. Lantos

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