Para comprender porque ha ocurrido la crisis económica mundial, tenemos que reconocer que este mal no es aislado de otros nuestros innumerables e interrelacionados males que no existían antes de la Revolución Industrial, sino son los manifestados efectos de una causa común y esta causa es la naturaleza especial de la especie humana.
Nuestra conducta no es constante como la de los otros seres animados (animales).
Al estar nuestra naturaleza compuesta no sólo de instinto, como los animales, sino también de espíritu, influencia una sobre la otra.
Del estado psicosomático de su naturaleza el hombre obtiene su libertad para sus actos, que sólo es favorable cuando logra establecer el justo equilibrio entre ambos componentes y sólo cuando logra adaptarse con su conducta a las Leyes de la Naturaleza.
Evita con ello causar daños a su perfecto desarrollo y al funcionamiento de nuestro mundo, dentro del que realiza su vida.
Este perfecto e ideal estado, por nuestra exagerádamente materialista “Filosofía del mundo y de la vida”, hoy no existe.
Hasta que no logramos recuperar este estado nada puede ayudarnos para frenar el progresivo crecimiento de nuestros males, entre los que la crisis mundial es sólo uno más de ellos.
26 Enero 2010
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