9 oct 2011

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PARA EL AÑO 2050 EL 30% DE LA POBLACIÓN DEL MUNDO (3.000 MILLONES) NO TENDRÁ TECHO.

En el año 1986, la Organización de las Naciones Unidas y la Unión Internacional de Arquitectos, en su Certamen Internacional de soluciones sobre Nuevas Tecnologías de Vivienda Social (CINTUS), celebrado en Madrid y Brighton (Reino Unido) anunciaba que había 1.000 millones de personas sin hogar. Esta cifra, hoy, cuando la población del mundo ha crecido durante este tiempo con 1.600 millones y teníamos que construir sólo para este aumento el 25 % de volumen de construcción existente, lo que no hemos podido realizar ni la mitad, aumentando con esto el número de personas sin hogar con 500 millones de personas, y tomando en consideración de que según la estimación de las Naciones Unidas la población del mundo para el año 2050 puede alcanzar la cifra de 10.000 millones, lo que significaría, durante los próximos 42 años, un aumento de la población de 3.500 millones que añadidos a los 1.500 millones de personas sin hogar, tendríamos que construir en estos 42 años, sólo contando con este aumento cuantitativo, además de lo que falta, como mínimo tanto volumen de construcción como el que actualmente poseemos.

Creo que no hace falta ninguna prueba para demostrar que realizar este colosal volumen de construcción en tan corto espacio de tiempo, incluso si hubiéramos tenido suficiente materia prima para la misma, sería físicamente imposible. Empero, si por un milagro hubiéramos tenido todos los requisitos necesarios, ¿dónde hubiéramos ubicado esta enorme cantidad de construcción y gente? y ¿qué ocurriría si no lográramos satisfacer esta demanda de los hombres de nuestras sociedades de consumo, quienes no conocen los valores espirituales y buscan sus felicidades en posesiones materiales?

Aceptarán vivir el 30% de la población en la calle, sin cubierta, al aire libre, o se rebelarán contra esta situación desesperante la que, sin embargo, han creado ellos mismos como consecuencia de su extremadamente materialista “filosofía del mundo y de la vida” con la que se ha destruido el justo equilibrio entre la parte espiritual e instintiva de su naturaleza especial humana, que es, sin embargo, la condición indispensable para que el hombre pueda, con su conducta y actividades, adaptarse, como lo hacen los otros seres animados por debajo de su nivel, a las Leyes de la Naturaleza y evitar con ello perturbar su perfecto y armonioso desarrollo y funcionamiento, del que depende el bienestar de todos los seres animados y su felicidad.

Perdiendo este estado, debido a nuestra materialista “filosofía del mundo y de la vida”, que es la causa de todos nuestros males, y este anormal acontecimiento, que en el nivel en el que nos encontramos ya no se puede resolver tratándole directamente, sino que tenemos que tratar el problema indirectamente y de su causa, buscando la posibilidad de restablecer el justo equilibrio entre la parte espiritual e instintiva de nuestra naturaleza especial humana.

Como para lograr este objetivo involucraría más tiempo que en nuestra situación tenemos y además la gente de nuestras sociedades absorbidas por nuestra materialista “filosofía del mundo y de la vida” no está ni preparada ni dispuesta a realizar este cambio, sino que obedeciendo a sus exigencias materiales, continuará buscando soluciones prácticas que piden no las necesidades intrínsecas de la naturaleza del hombre, sino del mercado, de cuyo resultado será la aglomeración de estas nuevas construcciones en los alrededores de las ciudades existentes, convirtiéndolas aún más en monstruosas y deshumanizadas Metro y Megaciudades, dentro de las que ni los hombres que tendrían suerte de tener una vivienda podrían desarrollar sus vidas en plenitud sino que estarían condenadas a vivir en estos ambientes infernales.

No obstante, como el hombre tiene al capacidad y posibilidad no sólo de crear males y disturbios con su conducta y actividades, sino también de corregirlos, y que siempre ha encontrado las correspondientes soluciones, esta posibilidad hoy también existe, solamente es dudoso que esto pudiera introducirse para nuestras civilizaciones o que disfrutaran de sus resultados los supervivientes de las futuras generaciones.

Este enfoque más optimista es en el que yo he trabajado durante los 41 años pasados y en mis estudios filosóficos sobre la naturaleza del hombre descubrí que el hombre como todos los otros seres vivientes sólo podrían obtener sus vidas en plenitud y obtener su bienestar en un ambiente ordenado y armonioso, como existe en la Naturaleza, y que tiene que existir en el ambiente creado y construido por la especie humana también y que son nuestros asentamientos humanos (ciudades y poblados)

Para obtener este propósito, los asentamientos humanos tienen que ser definidos en su tamaño y tener una escala humana, ordenados en su estructura, funcionales en su distribución, bellos en su forma y unidos armoniosamente con su medio ambiente. El máximo tamaño de la ciudad que cumple estos requisitos no puede tener más de un millón de habitantes y el tamaño ideal sería el de medio millón de habitantes y válidos todos por debajo de este tamaño.

Si tomamos en consideración que por el desenfrenado y antinatural crecimiento de la población del mundo y la falta de vivienda para 1.500 millones de personas, tenemos que construir en los próximos 42 años tanto volumen de construcción como el que tenemos actualmente, lo que significará que la mitad de la población del mundo vivirá en nuevas construcciones, teóricamente existe la posibilidad de proyectar y construir nuestros futuros asentamientos humanos de acuerdo con esta idea, exigida por la necesidad intrínseca de nuestra naturaleza especial humana, que paradójicamente incluso sería más económica que la solución practicada de realizar estos volúmenes de construcción alrededor de nuestras ya muy grandes y deshumanizados Metro y Megaciudades formando indefinidas y caóticas conurbaciones, cuyas construcciones y mantenimientos, por las necesidades de constantes derribos y remodelaciones son mucho más costosas que estas nuevas ciudades que se realizarán en terrenos rústicos y con las exigencias de nuestro modo de vida actual.

Para demostrar la solución que estamos practicando hoy en el desarrollo de nuestros asentamientos humanos adjunto la hoja nº 1 y para ver mi propósito para nuestros futuros asentamientos humanos adjunto 4 prototipos que se podrían realizar en cualquier parte de nuestro planeta, adaptando su forma a las condiciones topográficas, climatológicas, materiales existentes, costumbres y culturas de cada caso.

Limitando sus extensiones a escala humana y basado en las necesidades intrínsecas de la naturaleza especial humana, estas soluciones valdrían tanto para nuestro tiempo como para la futura generación que sobrevivirá si el cambio de nuestro modo de vida no se pudiera realizar por vía evolutiva y pacífica, sino por vía revolutiva y destructiva, como ha ocurrido en la época del Helenismo en la antigua cultura de Grecia, cuando estas sociedades tenían también la misma “filosofía del mundo y de la vida” que tenemos nosotros y que enseña la hoja nº 5.

Madrid, 3 de Junio de 2008
Francisco  Z. Lantos

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