LA CAUSA REAL DE TODOS LOS MALES QUE SUFRE NUESTRA CIVILIZACIÓN

   Basandonos en el hecho de que el hombre contemporáneo, en cualquier campo de sus actividades, se mueve con la intención de hacer bien su tabajo, de que éste, a pesar de todo, sale mal, nos demuestra de que la causa de estos males es el hombre mismo, y sus errores y equivocaciones, en cierto modo, están relacionados con su propia y especial naturaleza humana. Esta suposición parecer estar justificada además con las actividades y comportamientos del hombre a lo largo de su historia, ya que vemos que en algunas épocas, de cualquier cultura, se repitió este tipo de período contradictorio mientras que dentro de las mismas culturas existían épocas las ideas y leyes de la sociedad estaban en armonía con la Idea Subyacente sobre el Universo y con las leyes a las que nosotros llamamos Leyes de la Naturaleza. Tomando como ejemplo nuestra cultura judeogriega-romanocristiana, se observa que las épocas de contradicciones en estas culturas fueron como la época de Jesucristo en la cultura judía, la época Helenística en la antigua cultura griega, Roma en la época de las ultimas Césares y nuestra época desde la Revolución Industrial hasta hoy.
   Ese descubrimiento, que nos presenta la solución del problema muy sencilla, desgraciadamente no es así, porque no hay tarea más difícil para el hombre que llevar sus dos naturalezas, la espiritual y la instintiva, en su justo equilibrio, y más cuando soma hoy éste se encuentra en su extremo estado de desequilibrio como consecuencia de negar durante mucho tiempo la existencia de su espíritu y perder por esa actitud suya su sensibilidad artística, su capacidad creativa, sus visiones transcentales y encontrando incapacitado para tener pensamientos universales. Sólo quienes han descubierto y sienten esta Verdad están protegidos de no equivocarse, y sólo estas personas tienen derecho, y al mismo tiempo obligación, de dar consejos y comunicar sus mensajes a sus congéneres, sin importarles que éstos tengan o no títulos universitarios, porque para nuestra salivación no son conocimientos fragmentarios lo que necesitamos, justamente los que nos han llevado hasta la ruina de nuestra existencia, sino conocimientos captados e intuidos a través del perfecto estado psicosomático de nuestra naturaleza, único puente hacia la Verdad Absoluta y fuente para captar sus ondas y poder vibrar con ellas.