SÓLO UNA NUEVA Y JUSTA “FILOSOFÍA DEL
MUNDO Y DE LA VIDA ”,
CONVERTIBLE EN UNA IDEOLOGÍA, ACEPTABLE Y COMPARTIDA POR TODAS LAS
CIVILIZACIONES, PODRÍA SALVAR EL FUTURO DE LA HUMANIDAD
En
el año 1966, cuando la población del mundo era aún de 3.200 millones de
personas, pero según un diagrama de crecimiento de la población del mundo, éste
enseño una irregularidad antinatural, según la que, para el año 2000 estaba
previsto para que esta cifra llegase a 6.400, yo presentí el gran peligro que
esto significaría para nuestro futuro si esta cifra se cumplía.
Al
estudiar el tema, el mismo año publiqué en la revista ARQUITECTURA del COAM mi
ensayo “Causa y solución del enorme aumento de la población del mundo”, que también se recogió en la revista
dominical del diario ABC.
Como
no hubo ninguna esperanza, por mi parte, de que el público se interesara por
este grave problema, en la misma revista ARQUITECTURA bajo el título “Artículo
dirigido a las inteligencias inquietas”, publiqué mi llamamiento con un aire dramático sobre el tema,
presentando al mismo tiempo un programa de actuación para resolver este
problema, que pensaba realizar dentro de un Círculo
de Estudios, compuesto por compañeros de mi profesión y personas de elite
de otras profesiones.
Al
no manifestarse aún en aquellos tiempos las consecuencias negativas de este
antinatural acontecimiento con tanta claridad y fuerza como las contemplamos
hoy, nadie se interesó para trabajar juntos en este campo no remunerado, aunque
sí recibí congratulaciones y ánimos para continuar con mi búsqueda e
investigaciones, por lo que tuve que continuar en solitario con este proyecto.
Como
muy pronto, en mis investigaciones, descubrí que el problema de la antinatural
y desenfrenada expansión demográfica no era el único mal que había surgido,
sino que era sólo uno de los muchos que experimentamos, sentí la necesidad de
enfocar mi búsqueda en la causa de todos estos males, que me llevó hacia el
campo de la filosofía.
El
resultado de este estudio ha sido mi “filosofía del mundo y de la vida” que no
coincidía con la de nuestras sociedades materialistas y de consumo, por lo que
ningún organismo oficial o particular se haya interesado por mis ideas, teorías
y proposiciones, y para que éstas quedasen registradas para el futuro, desdoblé
mi trabajo, estableciendo mi Centro de Investigación, manteniendo los gastos de
mi centro y publicaciones con los ahorros surgidos de mi estudio de
arquitectura, logrando publicar 9 libros, 6 números de la revista anual
MENSAJE, de mi Centro de Investigación, y confeccionar una amplia y compleja
exposición con carácter permanente, montada en mi estudio de arquitectura, que
recogen los 42 años de mi investigación ininterrumpida sobre mi “idea sobre el
mundo y la vida” traducida ésta en teoría y sus correspondientes soluciones en
el campo de la arquitectura y de los asentamientos humanos (ciudades y poblados
ideales), basada en las justas e
intrínsecas necesidades de nuestra naturaleza psicosomática.
Ante
el desinterés de nuestras sociedades por las obras de las que nadie, excepto la
humanidad, podría sacar un beneficio, ya no estaba dispuesto a gastar más de
mis ahorros para la publicación de este tipo de estudios, pero sí a continuar
con los trabajos, logrando preparar las maquetas de 6 nuevos libros y 7 números
de la revista anual, que en su día serán como herencia mía hacia la humanidad,
para que los publiquen cuando las contradicciones entre sus “ideas sobre el
mundo y la vida” y la realidad sean más palpables y frecuentes y mis teorías
serán justificadas.
En
estos tiempos, después de 42 años de mi primer aviso, notando ya clamorosamente
el erróneo enfoque y criterios, en los que se basaban y se basan las
conferencias mundiales de las Naciones Unidas, sobre nuestros innumerables e
interrelacionados males que sufrimos, ya se oyen opiniones de que la causa de
todos estos males es la errónea conducta y actividades del hombre, pero como ni
éste ni otros organismos u organizaciones, por el desinterés por este tipo de
temas, estaban preparados para juzgar nuestros problemas en su esencia, en su
ignorancia, no sólo no han sentido la importancia de promover investigaciones
que buscaran la causa real de nuestros males, sino que, al interpretar las
ideas y proposiciones de los pocos “precursores” como críticas de sus
actuaciones, aplicaban la postura más cruel de nuestro tiempo, la de
ignorarlas.
El
resultado de esta actitud imperdonable es que, como consecuencia de estos
erróneos enfoques y criterios en los que se han basado los programas de las
conferencias de las Naciones Unidas sobre nuestros males, según el diagrama nº
1 adjunto, la población del mundo y el consumo de energía en el año 1966,
cuando yo, en mis artículos, llamé la atención de este grave y antinatural
acontecimiento, era de 3.200 millones de personas y una media de consumo de
energía sobre la población del mundo de 2-3 veces mayor de lo normal que corresponde
a nuestra naturaleza, estas cifras hoy se han convertido en 6.400 millones y el
consumo de energía de una media de 3-4 veces mayor de lo normal, que si miramos
mi diagrama nos daremos cuenta que es 32 veces más población que la que existía
en la época de Jesucristo, lo que multiplicando estos factores, 32 x (3-4) nos
daría 90-128 veces más consumo de energía que se consumió en aquella época.
A
pesar de que los compromisos de reducir los gases nocivos previstos en el
Protocolo de Kyoto para los países firmantes no se han podido cumplir y el
equipo de científicos de las Naciones Unidas
en sus informes justifican los daños causados a la Naturaleza por estos
cambios, que según las tendencias observadas del desarrollo de este
acontecimiento no han llegado aún a su techo, ya que según las estimaciones de
las Naciones Unidas, la población del mundo para el año 2050 puede llegar a la
cifra de 10.000 millones, y el cambio de consumo de energía, extendido ya por
China, India, África y Suramérica, los cuales hasta hoy no han consumido ni la
mitad que los países desarrollados, (Estados Unidos de América, Canadá, Europa
Occidental y Japón) los que para el año 2050 quieren acercarse mucho al nivel
económico de estos países económicamente desarrollados, lo que podría
significar una media de 3-4veces más consumo de energía por persona,
extendiéndose ya por toda la población mundial, que multiplicado por 50 veces más
de población mundial (50 x (3-4) nos da 150-200 veces más consumo de energía
que el que existía en la época de Jesucristo, lo que, prácticamente es el doble
de lo que existe en la actualidad.
¿Cómo puede alguien incluso pensar que
esta antinatural y enorme demanda materialista se puede resolver con nuestros
futuros avances tecnológicos, llamando al mismo tiempo catastrofistas a las
personas quienes prevén el resultado, con este tipo de enfoque, como un fin
inevitable de destrucción planetaria?
Aunque,
apoyados en los grandes e irreversibles daños demostrados por el equipo de
científicos de las Naciones Unidas causados a la Naturaleza , el Sr. Al
Gore y algunas personas más, acertadamente y ya casi de sentido común para
esto, culpan al modo de vida del hombre contemporáneo, pero como ninguna de
estas personas han dedicado suficiente tiempo para investigar a fondo la causa
real de este comportamiento negativo del hombre, las proposiciones que proponen
para frenar el progresivo empeoramiento y evitar una destrucción planetaria es
errónea e insuficiente, y refleja el desconocimiento de la verdadera naturaleza
de la especie humana, no darse cuenta de que la conducta del hombre no es como
la de los otros seres animados (animales), constante y preestablecida, sino
que, al estar su naturaleza compuesta de vida espiritual y vida instintiva,
dependiendo de la valoración de una parte sobre la otra, obtiene su “filosofía
del mundo y de la vida”, y esto es lo que define su modo de vida, y si las
consecuencias de esto son negativas, mientras no logre cambiar su filosofía y
el estado psicosomático de su naturaleza, nada puede hacer para mejorar su
situación y eliminar sus males. (Ver diagrama 2)
Este
hecho lo justifica la historia de la conducta y actividades del hombre, y hemos
visto como los males que se presentaron en la
Edad Media , como consecuencia de la
exageradamente espiritual “filosofía del mundo y de la vida”, no se pudieron
eliminar con ningún modo práctico hasta que, aprendiendo de sus contradicciones,
observadas entre sus ideas y la realidad, no se manifestaron cuando, a través
de un lento camino evolutivo, han podido reestablecer el justo equilibrio entre
la parte espiritual y la instintiva de su naturaleza especial humana, que ha
ocurrido en la época del Renacimiento, cuando sin ninguna intervención, más
bien de manera natural y espontánea, se han anulado todos los anteriores males,
y mientras duraba este ideal y perfecto estado de la naturaleza especial
humana, los hombres de estas sociedades vivían en perfecta armonía con las
Leyes de la Naturaleza
y alcanzaron los más altos resultados en todos los campos de sus actividades.
Desgraciadamente,
quizás por experimentar las mejoras en el campo de su vida práctica y diaria,
los hombres, en su optimismo de poder continuar mejorando sus vidas físicas, durante
este proceso no han podido mantener este equilibrio, y al dejar sus intereses
por los valores espirituales, poco a poco se convirtieron en seres
materialistas, que con la Revolución
Industrial , en el siglo XVIII, se extendió, durante este
tiempo, por todas las partes de nuestro planeta, y estando ahora guiadas sus
conductas y actividades por su extremadamente materialista “filosofía del mundo
y de la vida”, que mientras no se logre cambiar esta y restablecer el justo
equilibrio entre la parte espiritual y la parte instintiva de su naturaleza
especial humana, el hombre, similar a un drogadicto bajo los efectos de la
droga, no es capaz de cambiar su modo de vida, y las sugerencias que se hacen
de cambiar bombillas de electricidad, ahorrar agua en nuestras duchas, colocar
botellas en las cisternas de los w.c., usar coches con menos cilindrada,
colocar paneles solares para captar energía solar donde haya suficiente luz
solar, etc., mientras estamos construyendo edificios inteligentes, instalados
con sofisticados equipamientos, de 50-100 plantas, con muro cortina,
calefacción central y aire acondicionado, que consumen excesiva cantidad de
energía, observamos impotentemente el desarrollo de nuestros asentamientos
humanos, concentrando el 70% de la población del mundo en enormes, caóticas, y deshumanizadas
Metro y Mega ciudades y en indefinidas y vulgares conurbaciones (diagrama 3),
entre las que, para el año 2050, puede que muchas de ellas alcancen la cifra de
10-50 millones de habitantes, en las que se producirían los más altos consumos
de energía y contaminaciones, el dar consejos a los hombres empapados en sus
convicciones materialistas de cómo ahorrar energía sacrificando algo de sus
costumbres, no es más que una ilusión y un autoengaño, sólo justificado por la
ignorancia de no conocer la naturaleza real del hombre y la verdadera causa de
nuestro problema.
No obstante, reconociendo ya que la
causa de todos nuestros males es el hombre contemporáneo de nuestras civilizaciones
y sabiendo, demostrado por la historia de la conducta y actividades del hombre,
que el hombre sólo es capaza de adaptarse con su conducta a las Leyes de la Naturaleza , y
restablecer el perfecto y armonioso desarrollo de nuestro mundo manifestado si
logra establecer el justo equilibrio entre la parte espiritual e instintiva de
su naturaleza especial humana, las Naciones Unidas y otros organismos oficiales
y organizaciones profesionales, políticas y sociales, cuyos papeles en la
sociedad es tratar de resolver este grave problema, tendrían que crear, además
de equipos científicos de investigación para buscar soluciones para los
manifestados efectos de nuestros males, también el tipo de investigación cuyo
objetivo fuera el de tratar la causa de los mismos y encontrar la solución para
establecer nuevamente el justo equilibrio de nuestra naturaleza psicosomática,
ya que sólo logrando esto desaparecerán todos nuestros innumerables e
interrelacionados males, entre los que la antinatural y desenfrenada expansión
demográfica y cambio climático sólo son unos.
Empero,
como para cambiar la postura de los organismos como las Naciones Unidas u otros
organismos oficiales es casi imposible, este papel solamente personas independientes
y preocupadas por nuestro futuro, quienes tengan medios económicos para
financiar este tipo de investigaciones o algunas fundaciones humanísticas
podrían realizarlas.
Madrid,
20 de Noviembre de 2008
Ferenc
Z. Lantos
NOTA.
COMO EL CONTENIDO DE ESTE ENSAYO EXPUESTO EN EL NUMERO 13 DE LA REVISTA ANUAL MENSAJE DE MI
CENTRO DE INVESTIGACIÓN ES HOY ES TAMBIÉN VALIDO HE DECIDIDO EXPONERLO
NUEVAMENTE EN MI BLOG, “DE FILOSOFÍA Y ARQUITECTURA F. Z. LANTOS DR.
ARQUITE4CTO
Madrid
11 de Enero de 2014
Francisco
Z. Lantos
Doctor
Arquitecto
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