EL CONOCIMIENTO VITAL Y VERDADERO QUE NECESITA EL HOMBRE PARA PODER DESARROLLAR SU VIDA EN PLENITUD Y OBTENER SU BIENESTAR Y FELICIDAD
Como en el Mundo (considerando éste como nuestro planeta) nada existe aisladamente, sino que todos, los elementos inanimados (rocas, metales, etc.) y entes animados (animales y hombre) están relacionados directa e inseparablemente entre sí, y dentro de este Mundo, que es como un cuerpo único que abarca todas las existencias particulares, el bienestar de las partes vivas y sintientes de este mundo dependen de las características y naturaleza de este mundo.
Observando su desarrollo y funcionamiento descubrimos que esto se realiza de manera ordenada y armoniosa y que a pesar de estar compuesto de infinito número de especies vivas, que desarrollan sus vidas en el tiempo, variando constantemente sus aspectos físicos y basando sus existencias en constante reproducción y consumición entre las distintas especies, este proceso se realiza de tal manera que el justo y necesitado equilibrio entre todos está preservado. Comparando este hecho con una verdadera obra de arte, sea esta de pintura, escultura, arquitectura o música, cuyas composiciones reflejan una relación estricta de orden y armonía entre las “partículas” que lo componen, nuestro Mundo, al enseñar en su desarrollo y funcionamiento los mismos principios, tenemos que considerarlo también como una obra de arte, sólo por estar sus “partículas” aquí compuestas por seres vivientes, éste será como una “obra de arte viva”.
De igual modo, como en las obras de arte creadas por el hombre sabemos que antes de manifestar éstas en sus formas materializadas, existía una Idea que, aunque era inmaterial, poseía en sí misma (conceptualmente) su futura manifestación materializada.
Sabemos también por experiencia, que esta idea, en el caso de obras creadas por el hombre, es un producto de su mente que posee inteligencia, don de creatividad, sensibilidad artística y fuerza creativa para poder traducir su visión interna en forma materializada.
Analógicamente, en el caso de nuestro Mundo Manifestado, al que por su desarrollo y funcionamiento ordenado y armonioso encontramos como “obra de arte viva”, antes de manifestarse ésta en su forma materializada tenía que existir una Idea Subyacente de carácter inmaterial, pero dentro de lo que existía en esencia su futuro desarrollo.
La diferencia de esta Idea Subyacente de nuestro Mundo Manifestado (obra de arte viva) y las obras creadas por el hombre es que las “partículas” que componen las obras del hombre (colores en el caso de pintura, espacios y volúmenes en los casos de escultura y arquitectura, sonidos en el caso de la música) son elementos inanimados, sin vida y sin sentimientos, por lo que si el artista humano no logra con sus actividades crear obras de arte, el no puede causar daños a los “componentes” de su obra, sólo para él mismo al experimentar el fracaso y no el mayor goce que la creación de una obra perfecta puede proporcionarle.
Esa diferencia entre esta “obra de arte viva”, en la que sus “partículas” que la componen, además de elementos inanimados, son también seres animados (animales y el hombre) con sentimientos, para los que para poder desarrollar sus vidas en plenitud y obtener su bienestar, el desarrollo ordenado y armonioso de esta obra es indispensable, la Idea Subyacente que engendra su futura forma manifestada no podía ser sólo inteligencia, que podría también equivocarse, y causar con esto sufrimientos a sus “partículas” sintientes, sino tenía que tener una naturaleza única e intrínseca, tenía que se Amor Puro y Universal y lo que no era un atributo de algo o alguien , sino Amor en si como una sustancia, que obedeciendo a su naturaleza única e intrínseca, para no caer en contradicción “consigo mismo” y disfrutar su Amor, él, en el mismo acto de encontrarse en este estado tenía que iniciar su proceso de autorrealización en materia sensible, extendiendo su Amor en las “células” de su propia corporización.
Descubrir el proceso de esta transformación en su desarrollo que siendo nosotros, la especie humana, parte del mismo es el conocimiento más importante para nosotros, y lo que ha sido el objetivo primero de mis investigaciones , cuyo resultado está expuesto en su forma resumida y condensada en el diagrama nº 1 como mi Teoría de la Existencia.
Según este diagrama, este proceso de desarrollo se realiza a través de varías transformaciones en que al iniciar la materialización de la Idea Subyacente , el Amor Puro, su conciencia y conocimiento absoluto se reduce a un estado latente, quedando atrás el deseo de recuperarlo, que como guía dirige su desarrollo, presentando en primera transformación los elementos inanimados, en que el Amor se manifiesta como Fuerza de Atracción física, en la segunda y tercera transformación la materialización del Amor Puro se presenta ya dentro de seres animados (animales y vegetales) como Fuerza Afectiva, impresa en sus Instintos, que actúa como guía en sus conductas , que a falta de conciencia y raciocinio, aún no recuperado, dentro de ellos, estos no están capacitados de modificar sus conductas, representando el segundo tipo del estado de Existencia.
Empero, como la dirección de la evolución y el desarrollo de cada ciclo del universo está preestablecido, en la cuarta transformación que representa la especie humana, la Existencia Espiritual – El Amor Puro, recupera ya su conciencia y conocimiento absoluto y fuerza creativa, creando con ello el tercer tipo del estado de la Existencia , compuesto este ya de naturaleza espiritual e instintiva, cada uno con sus propiedades que a través del primero podría conocer la Verdad y a través del segundo (como los otros seres por debajo de su nivel) sentir la Verdad sobre la Existencia.
Este estado privilegiado que posee la especie humana que reune dentro de su naturaleza el estado prístino del Amor Puro y el Amor Puro en su estado autorrealizado con las propiedades de ambos, según el HOJA nº 4 sólo le favorece si logra establecer el justo equilibrio entre ambos, el único estado que corresponde a la naturaleza perfecta de la especie humana.
En la HOJA nº 2 enseño la relación de estos tres estados de Existencias en su proceso de su desarrollo dentro de nuestro Mundo Manifestado, demostrando que la vida de los animales que sólo poseen instinto, la voluntad del Amor Puro está impreso en el mismo y actúa como guía en sus conductas, evitando así la posible intervención particular de estos, que no es el caso de la especie humana que al poseer además de instinto también espíritu, con facultades de conciencia, raciocinio y fuerza creativa, con lo que puede juzgar y valorar sus experiencias vividas y acontecimientos a su alrededor, el puede tener 3 posibilidades para elegir para su vida:
1/ Puede sobrevalorar sus necesidades espirituales a costa de sus necesidades físicas.
2/ Puede tener él la misma atención hacia la parte espiritual e instintiva de su naturaleza y llevar en el justo equilibrio su naturaleza psicosomática.
3/ Puede sobrevalorar sus necesidades materiales a costa de sus necesidades espirituales.
Las consecuencias de estas tres posibilidades las enseña mi tercer HOJA, que demuestra que la única solución ideal y acertada es el segundo caso cuando el hombre logra establecer el justo equilibrio entre la parte espiritual e instintiva de su naturaleza especial humana, y cuando el conocimiento obtenido por su espíritu y conocimiento sentido pro su instinto sobre el mundo y la vida, no se destruyen entre sí, sino que se refuerzan uno a otro y cuando su “idea sobre el Mundo y la vida” coincide con la Idea Subyacente del Amor Puro que guía las conductas ahora no sólo a los animales, sino también a la especie humana.
En este estado, logrando obtener su perfección humana, él, sin ningún esfuerzo, actúa en su conducta y actividades, como los otros seres por debajo de su nivel, en perfecta adaptación con las Leyes de la Naturaleza de manera como si hubiera conocido la Idea Subyacente y la voluntad de esta Idea para su desarrollo y realización. Este conocimiento que está impreso en los instintos de los seres vivientes por debajo de su nivel (animales) y los que estos obtienen sintiendo, en el caso de la especie humana puede ser también consciente, pero para obtener este conocimiento, como esto es posesión de nuestro espíritu, éste no se puede obtener de conocimientos de segunda mano, sólo por experiencia directa, eliminando pensamientos perturbadores, sumergiéndose en meditaciones y contemplaciones de la Naturaleza.
Practicando este método, uno descubrirá belleza en cada una de las partes de la Naturaleza , pero estas bellezas, como los cuerpos de cada especie animal, no son aquí caprichosos ni al gusto de uno, sino que son el resultado de la necesidad de cada ser vivo para que pueda desarrollar su vida en plenitud, pero además de esta belleza formal, si observamos el ambiente que estos animales irradian con sus comportamientos entre progenitores y sus crías, es tan bello, que sólo el Amor puede justificarlo.
Quien llega a concebir este tipo de belleza obtendrá el único conocimiento que haría falta para poder sentir su unión con el resto del mundo que compone nuestro Mundo Manifestado y ver esto como el Amor Puro en su proceso de Autorrealización, obtendrá su bienestar y felicidad.
En este período, mientras duraba esta justa “filosofía del mundo y de la vida” y existía el justo equilibrio entre la parte espiritual e instintiva de la naturaleza especial humana, extendiendo ésta a todos los hombre de estas sociedades, los conocimientos que se desarrollaron han sido los que han sido intuidos en sus inquietudes por artistas, pensadores, poetas, científicos y hombres sanos en cuerpo y alma.
El resultado de estos hombres en cada campo de sus conductas y actividades ha sido tan perfecto que sólo un conocimiento iluminado por la Verdad poseído por el espíritu e instinto de la especie humana podría alcanzar, y para demostrar que para lograr obtener esta capacidad no depende de la formación profesional de uno sino de este estado perfecto de la naturaleza psicosomática del hombre, ya que aunque nadie ha logrado superar el valor artístico de las obras de Leonardo Da Vinci, Miguel Ángel, Rafael y otros pintores y escultores y arquitectos de la época del Renacimiento, ni músicos como Bach, Mozart, Beethoven y otros de esta época, la arquitectura popular, las pinturas, los cantos y música popular y la artesanía de hombres sencillos y anónimos de estas épocas son no menos logrados.
El conocimiento que interesaba a los hombres de esta época dorada de su existencia no era de tipo práctico para sacar aprovechamiento para su particular interés, sino por satisfacer su personal curiosidad sobre el mundo y la vida.
Cuando el hombre no logra establecer el justo equilibrio entre la parte espiritual e instintiva de su naturaleza especial humana, como es en nuestro caso, que debido a nuestra extremadamente materialista “Filosofía del mundo y de la vida” que empezó con la Revolución Industrial de nuestras civilizaciones, el perfecto estado psicosomático de nuestra naturaleza especial humana se degenera y como consecuencia de nuestra errónea conducta y actividades han surgido muchos nuevos tipos de males, y para remediar estas situaciones han nacido las necesidades de muchos conocimientos prácticos.
Como la causa de estos males es el degenerado estado de nuestra naturaleza psicosomática y no son naturales ni existían cuando el hombre lograba establecer el justo equilibrio entre la parte espiritual e instintiva de su naturaleza especial humana, los conocimientos que se desarrollan para eliminar estos males en este estado degenerado de su naturaleza no sólo no son conocimientos verdaderos ni útiles para mejorar las condiciones de su vida, sino que obedeciendo a las exigencias de su equivocado modo de vida, con los mismos conocimientos crean nuevos tipos de males y aumentan los existente.
Para demostrar este hecho voy a tomar algunos ejemplos de los que estamos muy orgullosos y de los que esperamos grandes avances y mejoramientos en sus aplicaciones.
La medicina: Por falta de un verdadero conocimiento sobre el mundo y la vida, que según hemos visto es Amor en sus dos aspectos, es Amor como Idea y Causa en su estado prístino y Amor en su proceso de Autorrealización, por lo que a priori e intrínsecamente no existe ni males ni enfermedades, sino que éstas se producen por el mal uso y conducta de la especie humana, que por su especial naturaleza tiene la posibilidad de elegir por sí misma su conducta y actividades, y en este proceso, si no logra acertar su idea con la Idea Subyacente que guía las conductas de los otros seres por debajo de su nivel que componen el Amor Puro en su proceso de Autorrealización, él se equivoca y crea todo tipo de daños a este Todo abarcado mundo dentro del que realizamos nuestra vida.
Las enfermedades que han surgido en la Edad Media de nuestra cultura cristiana, como la peste, cólera, lepra, tuberculosis, etc., eran consecuencia de la extremadamente espiritual “filosofía del mundo y de la vida”, que al intentar reconocer y cuidar sólo las necesidades espirituales a costa de las necesidades instintivas (somáticas) de su naturaleza especial humana, han sido causadas por esta ignorancia, y tomando estas enfermedades como algo dado y natural y no como el efecto de una causa desconocida por ellos, buscaban soluciones prácticas, que por ser erróneos estos conocimientos adquiridos mientras existía este erróneo estado psicosomático de la naturaleza de estas sociedades, la situación, en lugar de mejorar se empeoró, y sólo cuando las contradicciones entre estas ideas y la realidad se han manifestado con mayor claridad es cuando, aprendiendo a través de estas contradicciones, estos nuevos tipos de conocimientos que relacionaban sus males con la causa ha abierto un nuevo camino para poder eliminar aquellos males y enfermedades.
En esta feliz situación, que existía durante la época del Renacimiento, cuando por coincidir la idea de los hombres en estas sociedades con la Idea Subyacente que dirige la conducta no sólo de los seres animados por debajo de nuestro nivel, sino también de la especie humana, ha desaparecido (sin intervención directa de médicos, mas bien de manera natural y espontánea), todos estos tipos de enfermedades contagiosas e infecciosas, y las actividades de los médicos se han cambiado mas bien de tipo preventivo, aconsejando el justo cuidado tanto del espíritu como del cuerpo de sus enfermos.
Desgraciadamente, esta feliz situación, al experimentarse el mejoramiento en todos los campos de nuestra vida práctica, los hombres de estas épocas en un optimismo ciego se volcaban hacia conocimientos más prácticos y útiles, perdiendo con el paso del tiempo el interés hacia valores espirituales, cambiando éstos por exigencias materiales, perdiendo con ello otra vez el justo equilibrio entre la parte espiritual e instintiva de su naturaleza especial humana, que es la condición indispensable para que él pueda también adaptarse con su conducta y actividades a las Leyes de la Naturaleza y evitar con ello hacer daño a su perfecto y ordenado desarrollo.
Encontrándonos ahora en este estado degenerado de nuestra naturaleza psicosomática, los hombres de nuestras sociedades, perdiendo la capacidad de sentir su unión con los otros seres animados que componen nuestro Mundo Manifestado, en la búsqueda de su bienestar y felicidad material, trata esto como materia prima para la explotación para su propio beneficio.
Esta errónea postura que él ahora en el estado degenerado de su naturaleza psicosomática ni es consciente ni lo siente, en principio, cuando la Naturaleza es aún capaz de absorber sus consecuencias negativas, no se manifiesta y así, los nuevos conocimientos que se desarrollan (en estos tiempos) para satisfacer sus erróneos deseos se extienden.
La medicina, aceptando los nuevos tipos de enfermedades como algo dado y no como efecto de la causa del erróneo modo de vida de los hombres de nuestras sociedades, al intentar curarlas, se divide en muchas especialidades, intentando tratar cada especialista la parte enferma de un organismo único e indivisible como es el cuerpo humano, directa y separadamente, creando con esta intervención equivocada más daño al organismo mismo del hombre que su curación.
Además de no reconocer que la especie humana no es dueño de nuestro mundo sino uno mas con las otras especies que lo componen, y el bienestar de todos depende del justo mantenimiento del justo equilibrio entre todos, prolongar la vida de la especie humana a costa de los otros seres vivientes, que es el orgullo de nuestra medicina, es perturbar el justo equilibrio entre los seres animados que componen nuestro Mundo Manifestado de cuyo ordenado y armonioso desarrollo depende el bienestar de todos sus “componentes”, de cuya perdida han surgido nuevos tipos de enfermedades, las que al ser éstas de tipo psíquicas y neurológicas en el ambiente caótico y deshumanizado de nuestras monstruosas Megaciudades que la desenfrenada expansión demográfica nos ha causado y en las que nuestros enfermos están obligados a vivir, estas enfermedades son incurables. Así, todos estos tipos de conocimientos y aparatos sofisticados que nuestra medicina posee actualmente, como consecuencia de no reconocer que nuestras enfermedades no son reales y naturales sino como consecuencia de nuestro erróneo modo de vida, los conocimientos que se desarrollan para satisfacer sus exigencias son engañosas ya que sus falsedades no se presentan al principio sino sólo en su desarrollo total cuando las contradicciones entre las ideas de este tipo de conocimientos y la realidad se manifiestan con más claridad.
El resultado de servir sin crítica estas erróneas exigencias de los hombres que han perdido el perfecto estado de su naturaleza especial humana como lo ha hecho la medicina desde la Revolución Industrial es la antinatural expansión demográfica y envejecimiento de la población del mundo, con poca calidad de vida, pero con grandes sacrificios económicos por parte de los relativamente pocos jóvenes para mantenerlas.
Las consecuencias de este conocimiento es la agrupación arbitraria y caótica de esta enorme cantidad de personas en enormes, desordenadas y monstruosas Megaciudades e indefinidas conurbaciones, en las que se han fusionado 50-60 ciudades y poblados de 5-30 millones de habitantes en un laberinto deshumanizado dentro de los que reinan la inseguridad ciudadana, todo tipo de crímenes, ruidos y contaminaciones, y sin reconocer que este acontecimiento no es normal, los arquitectos, urbanistas y legisladores, están desarrollando un conocimiento con el que realmente aumentan el mal, y con sus trabajos contribuyen a sufrimientos físicos y psíquicos de sus habitantes.
No es mejor el caso del avance de nuestras técnicas, tecnologías para intentar satisfacer estas erróneas exigencias de los hombres de nuestras sociedades. Ejemplos de esto es el automóvil, que en un principio demostró ser un medio muy útil para el transporte, pero como nadie podía imaginar el resultado final cuando todo el mundo podía disfrutar de este artefacto, hoy sin llegar aún a esta situación, ya, al no poder ni circular bien ni aparcarlos, sin contar con los inútiles gastos que las carreteras y garajes significarían para sus usos, faltará esta contradicción para descubrir que el coche no es una necesidad real en las verdaderas e intrínsecas necesidades de nuestra naturaleza. Sin embargo, el “conocimiento” en el desarrollo de nuestros coches ha disfrutado de mucho respeto en nuestras sociedades.
Nadie cuestiona la utilidad de los ordenadores, que hoy son indispensables en cualquier campo de nuestras actividades, pero su excesivo uso, con sus programas de juegos para los niños, les hace perder mucho tiempo jugando con ellos, sin hablar de los programas pornográficos, de violencias y todo tipo de basuras sin valores educativos y morales, resultando además de hacer perder la capacidad de pensar creativamente, y referente a sus continuos avances técnicos, los equipos comprados hace unos años quedan obsoletos, y cuando necesitamos más que nunca ahorrar, echamos a la basura aparatos que aún valen sólo con renovarlos.
Peor es el caso de los teléfonos móviles, que hoy ya los tiene todo el mundo, incluso los niños y abuelos y abuelas, sólo para hablar de cosas sin importancia, y cuyos aparatos también se renuevan constantemente, sólo porque con los nuevos se puede hacer algo más que con los que se tiran.
De las televisiones no me atrevo a decir nada, que también avanzan técnicamente justificando sus constantes renovaciones, ofreciendo ya mas de 100 canales, de los cuales, si tenemos suerte podemos escoger 5 o 6 con una buena programación educativa, moral, divulgación artística, naturaleza y científica y el resto son películas violentas, contenido vulgar, la llamada televisión basura.
Y qué decir de los conocimientos de la tecnología, nuestro más gran orgullo, de la que esperamos la salvación del insalvable mundo, que con nuestro modo de vida estamos destruyendo.
Sin reconocer que la causa de nuestros innumerables e interrelacionados males entre los que los más graves son la desenfrenada expansión demográfica y antinatural consumo de energía es el estado degenerado de nuestra naturaleza psicosomática, sino que estos son los efectos de esta (para nuestros científicos) desconocida causa y buscar soluciones para curar esta causa, nuestros científicos, sociólogos, político, organismos oficiales y hombres, cuyas profesiones están afectadas por estos males, han desarrollado unos “conocimientos” que al estar enfocados erróneamente no sólo no servirán para mejorar nuestras situaciones sino que, según mi opinión, son la causa de este falso camino y fracaso de obtener el deseado objetivo.
Para ver la inutilidad para las necesidades intrínsecas de nuestra naturaleza especial humana al contrario del enorme despilfarro económico del avance de nuestras tecnologías, en arquitectura por ejemplo, el conocimiento técnico y el uso de materiales nuevos han permitido levantar edificios rascacielos con muros cortina, calefacción central y aire acondicionado, cuyos costes de construcción y mantenimiento es mucho más que si fuera de tipo tradicional, sin hablar del desarrollo indefinido de nuestras ciudades, que por nuestros coches y transportes mecánicos se han convertido en enormes y deshumanizados laberintos con enormes gastos económicos para sus mantenimientos.
Y qué aportaría a nuestro bienestar y felicidad el conocimiento de conquista del espacio, un “conocimiento” que para el público sólo será un dato como noticia, ni los científicos que participan en sus descubrimientos sabían realmente como funciona nuestro Universo, ya que todo el conocimiento que poseen son de segunda mano, inventado por algunos precursores en este campo, el cual, con ayuda de los nuevos instrumentos se demostrarán como equivocados para que en los futuros descubrimientos éstos serán demostrados erróneos.
Al confundir el conocimiento real y verdadero con el conocimiento “artificial y falso” de nuestra civilización que se extendía después de la Revolución Industrial por todas partes de nuestro planeta es la causa de la situación desesperada en la que nos encontramos, y salir de este estado será imperativo reconocer este hecho y cambiar nuestra postura y no dejar engañarnos con la idea de mantener nuestro modo de vida, y que con los avances de nuestras tecnologías, podríamos encontrar energías limpias, para evitar las nocivas contaminaciones del aire, tierra y agua, el sobrecalentamiento de la Tierra y el Cambio Climático, sino promover el conocimiento real que busca la causa y solución de nuestros males.
Madrid, 27 de Junio de 2008
Francisco Z. Lantos Dr. Arquitecto
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