18 may 2011

¿PORQUE NO ES SUFICIENTE SABER QUE LA CAUSA DEL SOBRECALENTAMIENTO DE LA TIERRA Y EL CAMBIO CLIMÁTICO ES DEL HOMBRE?

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¿PORQUE NO ES SUFICIENTE  SABER QUE LA CAUSA DEL SOBRECALENTAMIENTO DE LA TIERRA Y EL CAMBIO CLIMÁTICO ES DEL HOMBRE?

Después de 42 años, cuando yo, en mis artículos “La causa y solución de la enorme expansión demográfica” y “Artículo dirigido a las Inteligencias Inquietas”, ambos publicados en el año 1966 en la revista ARQUITECTURA del Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid y el periódico ABC, expuse que …La causa de este enorme aumento de la población radica en el malentendido de la naturaleza humana y en una errónea relación con el mundo y su Creador. El medio de solucionarlo está en comprender la naturaleza del hombre, su destino, su lugar en el mundo, la naturaleza de dicho mundo y el objetivo del Creador para con él. En otras palabras buscar la Verdad…, y además, en el segundo de estos artículos redacté un programa de actuación que pensaba realizar dentro de un CÍRCULO DE ESTUDIOS, que por falta de interés por este tipo de investigación no remunerada no pude organizar, y tuve que continuar mis investigaciones en solitario, cuyos resultados los he publicado en varios libros, revistas anuales y exposición permanente, editados y financiados por mi Centro de Investigación, pero por estar basadas mis ideas y teorías en lo contrario de nuestras sociedades sobre la Causa de nuestros problemas y males, tampoco he podido romper este desinterés hacia este tipo de investigación, y teníamos que experimentar los continuos y progresivos empeoramientos causados por el erróneo enfoque en los que se basaban los programas de las Conferencias Mundiales de las Naciones Unidas, celebradas durante estos 40 años, para reconocer que la Causa de todos nuestros males surgidos después de la Revolución Industrial es lo que yo pronuncié en mis citados dos artículos culpando al modo de vida del hombre contemporáneo.

Empero, este hecho ya muy claramente demostrado, sin saber el porqué ha podido ocurrir este acontecimiento justamente en estos tiempos no es suficiente, y sólo podría saberlo conociendo la verdadera naturaleza de la especie humana, que por desinterés de nuestras sociedades por este tipo de investigación, prácticamente no existía la posibilidad de realizar.

No obstante, cuando alguien presiente un peligro que amenaza el futuro bienestar de nuestra vida ante un reto de evitarlo, éste recupera suficiente fuerza para vencer todas las dificultades y continuar trabajando en su búsqueda.

Entre estos pocos hombres inquietos y preocupados por nuestro futuro me considero a mí mismo y sintiendo de que con este reconocimiento considero al hombre contemporáneo culpable ya no sólo del Cambio Climático, sino de todos nuestros innumerables e interrelacionados males, a continuación voy a exponer el resultado de mis investigaciones sobre la naturaleza real de la especie humana y la influencia de ésta sobre su conducta y actividades, que nos ayudaría a encontrar la solución para cambiar su erróneo modo de vida, que está causando todos nuestros males.

Haciendo esto y cogiendo un espacio de tiempo entre la época de Jesucristo y hoy y comparando la conducta de la especie humana con la de los animales, descubrimos que mientras la conducta de un gato, perro, vaca, tigre, elefante, pájaros, insectos o cualquier otro tipo de animal es constante y siempre en perfecta adaptación a las Leyes de la Naturaleza, la conducta y actividades de la especie humana nunca ha sido constante sino variable, y aunque físicamente no existió notable diferencia, su conducta y actividades en la Edad Media fue muy diferente a la del Renacimiento y a nuestra época desde la Revolución Industrial.

La razón de este cambio es su especial naturaleza humana que al estar compuesta no sólo de Instinto, en el que también está impresa la voluntad de la Existencia Real, el Amor Puro, sino también de Espíritu que posee los dones y facultades de la Conciencia y Fuerza Creativa del Amor Puro, dependiendo de la influencia de una parte sobre la otra, él puede tener 3 posibilidades para realizar su vida:
         · Puede sobrevalorar sus necesidades espirituales a costa de sus necesidades físicas, situación que     existió en la época arcaica de la antigua cultura de Grecia y en la época de la Edad Media de nuestra cultura cristiana.
  • Puede prestar la misma atención a sus necesidades espirituales y físicas, situación que existió en la época clásica de la antigua cultura de Grecia y en la época del Renacimiento de nuestra cultura cristiana.
  • Puede sobrevalorar sus necesidades físicas a costa de sus necesidades espirituales, situación que se ha dado en la época Helenística de la antigua cultura de Grecia y que existe desde la Revolución Industrial, extendido esto ya por todas las partes de nuestro planeta.

Estas historias nos demuestran que el hombre sólo logra obtener su perfecta conducta y actividades cuando logra establecer el justo equilibrio entre la parte espiritual e instintiva de su naturaleza especial humana y es cuando se adapta con su conducta y actividades, como lo hacen los otros seres animados, a las Leyes de la Naturaleza y evitar con ello causar daño a su perfecto y armonioso desarrollo.

También aprendemos de esta historia, que cuando el hombre no logra establecer este justo equilibrio entre la parte espiritual y la instintiva de su naturaleza, como ha ocurrido en la época arcaica de la antigua cultura de Grecia y en la Edad Media de nuestra cultura cristiana, ningún mal que se presentó por esta falta no fue posible eliminar mientras duraba el degenerado estado de la naturaleza de los hombres de estas sociedades, sino que estos males, en este caso, se anularon al descubrir a través de un lento proceso evolutivo las contradicciones entre sus ideas y la realidad, y abandonando su errónea “filosofía del mundo y de la vida” y recuperando el perfecto estado de su naturaleza especial humana y es cuando todos los males han desaparecido de manera natural y espontánea, disfrutando de una situación ideal y benigna que existía en la época clásica de la antigua cultura de Grecia y en el Renacimiento de nuestra cultura cristiana.

Desgraciadamente este dorado estado, quizá por no ser consciente el hombre, ni en la época clásica de la antigua cultura de Grecia ni en el Renacimiento de nuestra cultura cristiana, que esto ha sido como consecuencia del perfecto estado psicosomático de la naturaleza de los hombres de sus sociedades al lograr establecer el justo equilibrio entre la parte Espiritual e Instintiva de sus naturaleza humana, al ver el mejoramiento material con los avances científicos, en sus vidas cotidianas no han podido mantener este estado ideal de su naturaleza, y sin darse cuenta, con los nuevos tipos de intereses y conductas han perdido esto, embocando en su tercera posibilidad para realizar sus vidas, en la materialista “filosofía del mundo y de la vida” y la destrucción del perfecto estado psicosomático de la naturaleza humana.

Encontrándonos actualmente en este estado degenerado de nuestra naturaleza especial humana que dirige nuestra conducta y actividades y cogiendo el ejemplo de la época del Helenismo de la antigua cultura de Grecia, cuando existía este estado, y cuando no han logrado recuperar por proceso evolutivo el justo equilibrio perdido entre la parte Espiritual e Instintiva de su naturaleza especial humana llevando hasta el final sus erróneas conductas el necesitado cambio se realizó por un proceso destructivo, una revolución espiritual en que ha nacido una nueva ideología pronunciada, en aquel tiempo, por Jesucristo, abriendo con ello un nuevo camino para las nuevas generaciones.

Aprendiendo de la historia del hombre queda demostrado que su conducta y actividades no es constante como la de los animales, sino que depende del estado psicosomático de su naturaleza especial humana, que define su “filosofía del mundo y de la vida” y su escala de valores y mientras la persigue nada puede cambiar su conducta, por lo que si el resultado de la misma es negativo y se crean males como los experimentamos hoy y estos sólo podríamos eliminarlos cambiando el estado psicosomático de nuestra naturaleza y la errónea “filosofía del mundo y de la vida”, y no mantener esto, e intentar cambiar la errónea conducta con buenas palabras o por leyes y reglamentos sin buscar la solución de cómo podría obtenerse este deseado cambio, como pretenden hacer las personas y autoridades que ante la evidencia de que la causa de nuestros innumerables e interrelacionados males es la errónea conducta y actividades del hombre contemporáneo, continúan sus programas enfocando su búsqueda no en la causa de nuestros males sino en sus manifestados efectos.

Madrid, 5 de Febrero de 2009
Francisco Z. Lantos Dr. Arquitecto

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