28 may 2011

¿CÓMO LOGRAR ESTABLECER LA NUEVA, JUSTA Y NECESITADAS “FILOSOFÍA DEL MUNDO Y DE LA VIDA”, QUE RESTABLEZCA EL JUSTO EQUILIBRIO PERDIDO DE NUESTRA NATURALEZA PSICOSOMÁTICA QUE CORRESPONDE AL PERFECTO ESTADO DE NUESTRA NATURALEZA ESPACIAL HUMANA?

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¿CÓMO LOGRAR ESTABLECER LA NUEVA, JUSTA Y NECESITADAS “FILOSOFÍA DEL MUNDO Y DE LA VIDA”, QUE RESTABLEZCA EL JUSTO EQUILIBRIO PERDIDO DE NUESTRA NATURALEZA PSICOSOMÁTICA QUE CORRESPONDE AL PERFECTO ESTADO DE NUESTRA NATURALEZA ESPACIAL HUMANA?


Un estudio de la conducta de los seres animados por debajo de nuestro nivel (animales y vegetales) nos enseña que estos seres sólo tienen instinto en el que está impreso la voluntad de la Existencia Real, el Amor Puro, que actúa en éstos como guía en sus conductas, y que por falta de conciencia y raciocinio, ÉSTOS no pueden cambiarla, por lo que el desarrollo de sus vidas está preestablecido y siempre acorde con la voluntad de la Existencia Real del Amor Puro, que en su proceso de autorrealización dirige el desarrollo de nuestro mundo manifestado.
Si todos los seres animados fueran como los animales, que sólo poseen instinto, nuestro mundo manifestado, que es en realidad la corporización del Amor Puro en su proceso de autorrealización, este mundo en todas sus partes reflejaría Amor que es la Realidad Esencial de la Existencia y que se manifiesta como Belleza.
Este hecho nos demuestra la conducta y forma física de los animales, los cuales en el medio ambiente natural donde no ha intervenido el ser humano con su conducta y actividades, como en los bosques, selvas y océanos, sus “poblaciones” se desarrollan a la perfección y mientras viven irradian amor en relación entre los adultos (padres) y sus crías, cuyas manifestaciones junto con sus formas físicas de sus cuerpos expresan siempre belleza, al que ninguna poesía ni arte humano de pintura o escultura puede alcanzar.
Empero, entre los seres animados que componen la vida de nuestro mundo manifestado, o lo que es lo mismo; la corporización de la Existencia Real, del Amor Puro en su proceso de autorrealización, existe uno, que es el ser humano que además del instinto, en el que igual, como en los otros seres animados por debajo de su nivel, está impreso la voluntad de la Existencia Real del Amor Puro, él posee también un espíritu con facultades de conciencia, raciocinio, capacidad creativa y sensibilidad artística, los mismos dones como los de  la Existencia Real el Amor Puro en su estado prístino, cuando existía esta como Idea Subyacente, y causa de su posterior manifestación en materia.
Al observar estos hechos y de que nuestro mundo manifestado a pesar de la complejidad de sus “componentes” (elementos inanimados y entes animados) que lo componen y que se desarrollan en constantes reproducciones y consumiciones entre sí y en forma dinámica, esto se realiza en orden y armonía, igual que las “partículas” de una obra de arte, y nunca se ensamblan las verdaderas obras de arte al azar, sino que son fruto de una idea concebida y creadas por un artista, así, nuestro mundo manifestado que refleja estos principios tenía que considerarse  como una “obra de arte viva”, y como tal, antes de manifestarse visualmente en materia, tenía que existir como Idea inmaterial, que al estar compuesta aquí no sólo de elementos inanimados sino también de entes animados, con sentimientos, para los que el desarrollo ordenado y armonioso de esta “obra de arte viva”, para el bienestar de sus “componentes” es esencial e indispensable.
La conciencia, el raciocinio, el don de creatividad y la sensibilidad artística, que son los requisitos necesarios de tener un artista para la idea de una obra de arte humana creada por él mismo, en este caso esto no es suficiente, sino son sólo las consecuencias aquí de la naturaleza única e intrínseca de la Idea Subyacente que es Amor Puro y Universal.
Este Amor al ser consciente de su naturaleza, obedeciendo a la misma, en el momento de encontrarse en su estado puro, para poder extenderse en algo sensible, tenía que iniciar el proceso de su autorrealización, dentro de los que han nacido los elementos inanimados y entes animados, entre los que en este proceso evolutivo poco a poco se ha producido el ser humano en el que la Existencia Real, el Amor Puro, está recuperando su naturaleza real e innata poseyendo sus facultades y dones, que se manifiestan en esta nueva parte de su naturaleza a la que conocemos como espiritual.
Estando compuesta la naturaleza de la especie humana por una parte de instinto, en la que está, como en los otros seres animados por debajo de su nivel, impresa la voluntad de la Existencia Real, del Amor Puro y Universal, que posee la Verdad sobre la Existencia y que dirige la conducta de los seres animados por debajo de nuestro nivel, y por otra de espíritu que posee las facultades y dones de la Existencia Real del Amor Puro, que son la conciencia, el raciocinio, la capacidad creativa y la sensibilidad artística, facultades con las que puede juzgar y valorar los acontecimientos a su alrededor y establecer una idea sobre los mismos y la que sirve como guía para sus conductas y actividades, si esta idea no es acertada y acorde con la Idea Subyacente de la Existencia Real, del Amor Puro, él se libera de la influencia de este y está condenado a equivocarse.
El resultado de esta equivocación es que al intentar vivir y actuar con su idea equivocadas él, sin darse cuenta de ello, deforma también la Verdad sobre la Existencia impresa en su instinto y crea disturbios en el desarrollo de nuestro mundo manifestado, que es en realidad la corporización de la Existencia Real, del Amor Puro en su proceso de autorrealización.
Al observar la historia de la conducta y actividades de la especie humana he descubierto que esta doble naturaleza, la instintiva y la espiritual, fusionadas en una entidad inseparable le permite realizar tres tipos de vida que son: 1/ Puede exagerar la importancia de su vida espiritual a costa de su vida instintiva, situación que ha ocurrido en la época arcaica en la antigua cultura de Grecia. 2/ Puede llevar en el justo equilibrio la atención de sus dos naturalezas, situación que ha ocurrido en la época clásica de la antigua cultura de Grecia y en el Renacimiento de nuestra cultura cristiana. 3/ Puede exagerar la importancia de su vida instintiva a costa de su vida espiritual, situación que ha ocurrido en la época del Helenismo en la cultura de la antigua Grecia y en nuestra civilización desde la Revolución Industrial extendida por todas las partes de nuestro planeta.
Este estudio nos demuestra que cuando el hombre exagera una u otra parte de su naturaleza a costa de la otra, sus ideas sobre “el mundo y la vida” no coinciden con la Idea Subyacente de la Existencia Real, del Amor Puro y Universal, y él utilizando su libre albedrío, que sólo él posee, se equivoca y con esto pierde su capacidad de adaptarse con su conducta y actividades a las Leyes de la Naturaleza y se convierte, sin darse cuenta de ello, en el único perturbador del ordenado y armonioso desarrollo de nuestro mundo manifestado del que nosotros también formamos parte integrante.
Este estado perjudicial dura hasta que las contradicciones entre nuestras ideas y la naturaleza de las que nosotros con nuestras leyes sobre el mundo y la vida y las Leyes de la Naturaleza no son más palpables, cuando aprendiendo sobre los manifestados males, como consecuencia de su errónea “filosofía del mundo y de la vida” estas sociedades no empiezan a abandonar de tener intereses para sus equivocadas ideas y buscar nuevos caminos para sus vidas.
Este proceso transitorio es desgraciadamente lento, lo que en el caso primero para cambiar la equivocada “filosofía del mundo y de la vida” que tenían las sociedades en la época arcaica de la antigua cultura de Grecia y en la Edad Media de nuestra cultura cristiana tardo más de mil años, lo que al estar el hombre durante este tiempo espiritualmente sano, ha podido realizarse por el camino evolutivo, llegando en la época clásica de la antigua cultura de Grecia y del Renacimiento de nuestra cultura cristiana a establecer la justa “filosofía del mundo y de la vida” y con ello obtener  el justo equilibrio entre la parte espiritual e instintiva de su naturaleza especial humana, que es la condición indispensable para que el ser humano pueda adaptarse con su comportamiento y actividades, de manera natural y espontánea a las Leyes de la Naturaleza, con la que se anularon todos los males existentes y se abrió un nuevo camino próspero, que desgraciadamente sólo duró 250-300 años.
Sin embargo, cuando la “filosofía del mundo y de la vida” del hombre era exageradamente materialista como en la época Helenística de la antigua cultura de Grecia y de la cultura de Judea y Roma en estas épocas, y el espíritu de los hombre de estas sociedades estaba degenerado y,  los males y contradicciones se aumentaron y al no poder ya anular y corregir los innumerables e interrelacionados males que han surgido de este equivocado modo de vida, el cambio se realizó mucho más rápido y por medio de revolución y con una terminación catastrófica.
Encontrándose, desde la Revolución Industrial, todas las sociedades de nuestro planeta en un progreso creciente de una “filosofía del mundo y de la vida” materialista mucho más exagerada que la que existía anteriormente, de cuya consecuencia nuestra naturaleza especial humana está degenerándose y tomando en consideración de entre los males que sufrimos los más graves y peligrosos que son el desenfrenado aumento de la población del mundo y antinatural consumo de energía del hombre contemporáneo que el primero hoy es 30 veces más y el segundo 3-4 veces más lo cual multiplicando es 90-120 más que lo que existía en la época de Jesucristo, pero que como este antinatural crecimiento aún no ha llegado a su techo y según la estimación de las Naciones Unidas la población del mundo para el año 2050 puede alcanzar la cifra de 10.000 millones, lo que significa 50 veces más, y como el consumo de energía de los hombres está extendiéndose por todas las partes de nuestro planeta, este puede llegar a tener 4-5 veces más que lo que tenía el hombre en la época de Jesucristo, que multiplicando 50 (aumento de la población del mundo) por 4-5 (aumento del consumo de energía) nos da 200-250 veces más consumo de energía con el mismo tamaño y capacidad energética de nuestro planeta que se gastaba durante miles de años hasta la época de Jesucristo, es obvio que esta presión, sin contar las contaminaciones que este acontecimiento que nos causará no podría aguantar la Naturaleza de nuestro planeta y esto se acabará en una destrucción inimaginable y planetaria.
En estas circunstancias, hasta que hemos llegado y encontrándose la humanidad y el hombre contemporáneo en el estado degenerado de su naturaleza especial humana e incapacitado para sentir a través de su naturaleza instintiva, y conocer por su naturaleza espiritual la verdad sobre la Existencia y su papel y relación con la misma, es cierto que nadie puede ya frenar a la humanidad de su catastrófica destrucción y del daño que su actual modo de vida causa a la Naturaleza de nuestro planeta.
Empero, como la Naturaleza es más fuerte que el hombre, este daño, con el tiempo, se auto corregirá, por lo que para buscar posibilidades para encontrar nuevamente la justa y necesitada “filosofía del mundo y de la vida” que de restablecer el justo equilibrio perdido de nuestra naturaleza psicosomática será capaz, aunque esto no será posible para nuestra generación, será útil para la gente quienes sobrevivirán a la inevitable catástrofe causada por nuestras sociedades.
No obstante,  los hombres que se dedicarán a la búsqueda de encontrar la “filosofía del mundo y de la vida” justa y necesitada que sea capaz de cambiar nuestro modo de vida y restablecer el justo equilibrio perdido de nuestra naturaleza psicosomática, en este trabajo, si logran obtener sus metas de descubrir la verdad sobre la Existencia, este conocimiento les proporcionará una alegría y felicidad que les daría fuerza para aliviar el sufrimiento que atravesamos por culpa de nuestra falsa “filosofía del mundo y de la vida”, y si además de salvarse con sus descubrimientos sobre el mundo y la vida a sí mismos, si sus ideas llegaran a extenderse entre la gente de nuestras sociedades, esta relativamente bienaventuranza la disfrutaran incluso en nuestro tiempo todos los que compartan estas ideas.

Madrid, 26 de Mayo de 2011
Francisco Z. Lantos
Dr. Arquitecto


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