2 oct 2010

¿Se pueden evitar las crisis económicas mundiales? (y 2)

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La feliz e ideal situación que planteamos en el "post" anterior y que existían en la época clásica de la antigua cultura de Grecia y en la época del Renacimiento, se vuelto a perder en nuestra cultura actual.

La pérdida se produjo al experimentar las ventajas económicas en la vida cotidiana y los logros científicos obtenidos en todos los campos de nuestra vida práctica.

En el optimismo de que esto se mejorará con aún más avances, los hombres de esas culturas y los actuales  cambian sus intereses Espirituales por intereses materiales, llegando en la época Helenística de la antigua cultura de Grecia y desde la Revolución Industrial en nuestra Cultura Cristiana, a su extrema materialista “filosofía del mundo y de la vida” y extendiendo esto por todas las partes de nuestro planeta.

En ambas, pierde el hombre este justo equilibrio entre la parte Espiritual e Instintiva de su naturaleza especial humana, que es la condición indispensable para que él también pueda adaptarse con su conducta y actividades a las Leyes de la Naturaleza sin perturbar ni dañar el perfecto y armonioso desarrollo de nuestro Mundo.

Encontrándonos ya en el estado extremo de nuestra materialista “filosofía del mundo y de la vida” y el degenerado estado de nuestra vida psicosomática.

De ello, los hombres de nuestras civilizaciones no sienten la unión con los otros seres animados. No reconocen ser de igual importancia que los mismos, sino que consideran el Mundo como materia prima para la explotación en su propio beneficio, calificando las especies como beneficiosas o perjudiciales, criando unas y matando otras.

El resultado es la pérdida del justo y necesitado equilibrio entre las especies que componen nuestro mundo y,  lo más grave de todo, es la antinatural y desenfrenada expansión demográfica y anormal crecimiento del consumo de energía.

Como consecuencia de este cambio, la población del mundo, que en la época de Jesucristo tenía 200 millones, hoy es de 6.400 millones y el consumo de energía por persona, que en la época de Jesucristo considerándola normal, hoy es 3-4 veces mayor de la normal como consecuencia de nuestra extremadamente materialista “filosofía del mundo y de la vida”.

Multiplicándolas, 32 (aumento de la población mundial) por 3-4 (aumento del consumo de energía), nos da actualmente 96-128 veces más consumo de energía del que existía en la época de Jesucristo.

Esto no es ni accidental ni transitorio, sino que está directamente relacionado con la naturaleza especial humana y exige un conocimiento real sobre la Existencia Real de nuestro Mundo.

Es una cuestión filosófica que no poseen nuestros economistas, quienes aceptando esto como un hecho dado, intentan tratarlo en términos económicos, admitiendo sin crítica las insaciables y antinaturales materialista demandas de los hombres, espiritualmente vacíos, de nuestra civilización.

Hoy, los hombres sólo somos capaces de buscar la felicidad en posesiones materiales, está demostrado por esta crisis mundial que el Planeta, por si mismo, no hubiera sido capaz para producir.

Si tomamos en consideración que este proceso negativo sólo está en la mitad del camino que nos espera para el año 2050, cuando según los anteriores datos, el consumo de energía mundial se duplicará, esta crisis que explotó hoy no es ni parecida a la que nos espera.

Tampoco se parece a las anteriores crisis, cuando ni existía aún esta antinatural y desenfrenada expansión demográfica y anormal demanda materialista de los hombres para obtener sus felicidades, sino quedaba aún algo de sus necesidades espirituales cuya satisfacción no costaba dinero, y así, los hombres estaban contentos y nuestro mundo podía responder a este tipo de exigencias.

Este falso optimismo basado en la idea que el hombre siempre ha encontrado soluciones para resolver sus problemas, sigue prevaleciendo hoy en nuestros especialistas y la gente en general.

Y el error, es sólo justificable porque estas personas, por sus formaciones, no están preparadas para juzgar los acontecimientos de manera holística y sentir y saber que en nuestro Mundo nada ocurre al azar sino que todo está relacionado entre sí y por el bien de todos.

Perturbar la perfecta evolución y desarrollo de nuestro mundo, como hemos visto, sólo lo puede causar el hombre y esto por su naturaleza única y especial.

Y si no logra establecer el perfecto estado psicosomático de su naturaleza especial humana, llegando a su extrema posibilidad en sus equivocaciones, interviene la Naturaleza para restablecer su perfecto desarrollo y funcionamiento del que depende esta economía universal que garantiza el bienestar a todos sus componentes sentientes a los seres animados incluyendo a la especie humana.

Este proceso ya ha empezado, ya que por nuestro erróneo modo de vida han surgido no solamente el problema de la superpoblación del mundo y el exceso de consumo de energía sino muchos otros males como las migraciones de la gente desde las zonas rurales y conflictivas, concentrando a la gente en caóticas y deshumanizadas Metro, Megaciudades e indefinidas y vulgares conurbaciones entre los que se encuentran ya ciudades con una extensión de 50-100 km. y con 5-30 millones de habitantes, dentro de las que, por los insoportables ruidos, todo tipo de contaminaciones, inseguridad ciudadana, todo tipo de crímenes y nuevos tipos de enfermedades físicas y psíquicas incurables, ya la vida es insoportable, en cuyo ambiente está bajando fuertemente la capacidad de procreación (fertilidad y esterilización entre la raza humana).

Empero, este proceso obtenido por la intervención de la Naturaleza y no por la intervención positiva de la especie humana de buscar y curar la causa de su erróneo modo de vida, dejando esto aparte, por la situación en la que nos encontramos, el necesario cambio, por falta de tiempo, ya no podría realizarse sin una destrucción planetaria, que podría ocurrir en cualquier día antes del año 2050, cuando la población del mundo teóricamente y por intervención de la Naturaleza alcanzará su techo y empezará a disminuir la población del mundo.

Sin embargo, en este tiempo que existirá durante el tiempo antes de esta catástrofe planetaria que pondría fin a nuestro desesperante y enloquecido modo de vida, en la que se envejecería la población del mundo cuyo mantenimiento de vida sería muy costosa y una carga insoportable para los productores de trabajo y la situación económica de los que esperarán la gente de obtener sus felicidades, incluso sería peor que la nuestra, creando sufrimientos inaguantables para toda la población del Mundo.

Todo indica que no podemos evitar esta dramática terminación de nuestras civilizaciones, extendidas ya por todas las partes de nuestro planeta.

Pero, reconocido que la causa de esta terrible situación es el erróneo modo de vida de los hombres de nuestras civilizaciones y habiendo demostrado en la historia de la conducta y actividades del hombre de las antiguas culturas de Grecia y nuestra Cultura Cristiana que existe la posibilidad para que adapte su conducta y actividades a las Leyes de la Naturaleza, podremos superarla.

Sabiendo que él hombre pierde su capacidad de equivocarse y hacer daño a la Naturaleza y que esto ocurre cuando logra establecer el justo equilibrio entre la parte Espiritual e Instintiva de su naturaleza especial humana, tenemos que actuar en consecuencia.

 Conociendo este hecho y posibilidad, tendríamos que aprovechar el negativo acontecimiento de nuestra crisis mundial y tomarlo como aviso para concentrar nuestra investigación en la búsqueda de cómo encontrar el camino para restablecer el perfecto estado de nuestra naturaleza psicosomática.

Aunque este necesitado cambio, por falta de tiempo ya no se puede realizar por vía evolutiva y de manera pacífica, empezando ya podríamos lograr que aceptáramos esta justa y necesitada “idea sobre el mundo y de la vida” que nos permita aguantar mejor los sufrimientos que causará nuestra errónea conducta y actividades.

A su vez, tendríamos que elaborar durante este tiempo las correspondientes justas y necesitadas soluciones que, aunque no se hayan podido introducir, servirían como ejemplos para los supervivientes, quienes estarán abiertos hacia esta justa y nueva ideología, que abrirá un nuevo camino para una nueva cultura.

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