31 oct 2010

LA MUJER Y EL SEXO

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   Un santo ve en una mujer a la Madre de Dios y a su propia madre, algo sagrado, virgen e intocable; para él, la relación sexual es pecado.

   Un poeta, aunque le gusta la idea de la virginidad, la maternidad divina y humana, todo esto lo interpreta como Belleza, y quiere ver a la mujer simbolizando el Amor y la Belleza, y busca una relación espiritual incluso en su acto sexual. Para tener éxito con su poesía necesita enamorarse. Sólo él puede llevar la unión carnal a un nivel poético, que le corresponde por su naturaleza.

   Un sabio ve en la mujer la manifestación directa de la Existencia Real, del Amor Puro, al que puede personificar como Dios. Esta idea, aunque disfruta y se entrega enteramente a su amante, prevalece incluso en sus relaciones espirituales y carnales con la mujer, y sus sentimientos y experiencias le sirven como puente para llegar a su Dios, la Realidad Esencial para él, que moldea todas las existencias particulares y en las que participa personalmente.

   Un artista, parecido al poeta, ve en la mujer la encarnación del Amor y la Belleza. Sus relaciones amorosas son caprichosas; cuando está enamorado ama apasionadamente, pero tan pronto como siente la necesidad de crear abandona su amor para entregarse a su actividad creativa. Es duro ser la mujer de un artista, pero la que comprende, por su amor apasionado que sólo un artista puede proporcionar, es compensada.

   Un hombre corriente, pero sano, ve a su mujer su compañera de la vida, madre de sus hijos, a la que ama y respeta. Sus relaciones sexuales son normales, sin grandes pasiones, más bien rutinarias.Al no llevar arte ni pasión al acto sexual, muchas se sienten frustrados, lo que afecta a su felicidad.

   Un hombre egoísta ve en la mujer un instrumento para satisfacer sus deseos carnales. No busca, ni es capaz de establecer relaciones espirituales con su amante; generalmente la trata mal, no se preocupa de satisfacerla en el aspecto sexual, y éste lo realiza brutalmente, sin preparativos ni prolongación de su estancia con su amante después del coito, lo que es muy importante para la mujer. Estos hombres realmente son degenerados, confunden el deseo sexual con Amor, y de acuerdo con su egoísmo quieren poseer la mujer, y cuando no lo logran no reconocen sus faltas, sin que culpan a la mujer y son injustamente celosos. La vida matrimonial de estos hombres es un fracaso, pronto engañan a su mujer y generalmente acaba en divorcio.

   Un niño ve en la mujer a su madre, alguien que le da cariño, protección y seguridad. Siente una necesidad para su existencia y encuentra un confidente para sus problemas.

   El padre ve en su hija a la mujer de sus sueños, le gustaría educarla para corregir todas las faltas que él, con su mujer, no ha logrado para evitar, para una relación armoniosa en su matrimonio.

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