31 may 2013

MI TEORÍA DE LA EXISTENCIA

__________

MI TEORÍA DE LA EXISTENCIA

La esencia de toda la EXISTENCIA es AMOR. El significado del AMOR aquí es un estado de ser con una naturaleza única e intrínseca que exige de sí mismo la permanente realización, en cuyo proceso produce situaciones nuevas y obtiene sus formas siempre cambiantes pero nunca contradictorias con su Esencia. En este eterno movimiento y cambio dinámico, el AMOR obtiene también su ESTADO PURO, cuando al ser inmaterial existe en su naturaleza inmanente y esencial, sólo potencialmente, y como tal es consciente de sí misma. Tomando este estado como punto inicial de los ciclos repetitivos de su eterno movimiento, le encontramos aquí, por su inmaterialidad, como CONCIENCIA ABSOLUTA. Esta CONCIENCIA ABSOLUTA, experimenta su maravillosa naturaleza conociéndola, y este conocimiento le exige la inmediata iniciación de su Realización, ya que de otra manera esa Bienaventuranza que produce la Naturaleza de su Amor hubiera sido convertida en egoísmo, cayendo en contradicción con su contenido, por lo que en ese mismo acto y obedeciendo a su Naturaleza intrínseca, el Amor Consciente y Reflexivo se “explota” convirtiéndose en FUERZA CREATIVA en la que se grava y a través de la que se transmite su Voluntad. Esa Voluntad de extenderse sobre algo sensible y capaz de recibir su Amor es la que inicia el proceso de su AUTORREALIZACIÓN a través del que se corporiza el AMOR CONSCIENTE produciendo el Universo tangible en su desarrollo evolutivo, y experimentando a través de sus “partículas”, en infinitas formas y maneras, su Amor Universal y personificado. Aunque por la complejidad y la infinita extensión del Universo en espacio y tiempo, parece imposible para nosotros el concebir la Verdad sobre la EXISTENCIA, no obstante, prescindiendo de sus detalles y concentrándose en la esencia de su desarrollo, se ve claramente la tendencia de ese juego eterno del AMOR que, desde su estado prístino, el cual atraviesa por un momento solamente para enterarse conscientemente de su Naturaleza, se dirige hacia ese mismo estado, como una semilla o un embrión de cualquier ser animado. De igual manera que estas semillas, al iniciar su proceso de desarrollo, consumen la fuerza acumulada en las células del citoplasma y, a través de sus LEYES BIOLÓGICAS preestablecidas en sus códigos genéticos, transmiten la Voluntad de la FUERZA CREATIVA del AMOR PURO, y hacen evolucionar la planta con su forma física, así en el caso de la EXISTENCIA TOTAL de nuestro Universo la Conciencia del AMOR PURO, en el acto de la iniciación de su Realización, se consume y transforma a través de esa FUERZA CREATIVA en principio en FUERZA FÍSICA que, con sus leyes de gravitación y magnetismo, transmite la Voluntad del AMOR PURO y atrae a esas fuerzas, creando así a los átomos y moléculas de los elementos, cuyas masas concentradas por sus presiones forman las nebulosas, y las constelaciones, fabricantes de materias inanimadas, el escenario de la vida en nuestra biosfera. Esta biosfera nacerá en uno de los planetas del Universo, cuya distancia y posición espacial sean favorables, como las del nuestro, con un Sol particular, para captar y transformar su energía solar en materia animada, como son nuestros vegetales y animales.

Estos seres mucho más independientes que los elementos inanimados del Universo, a pesar de todo no son libres en sus comportamientos y actividades sino que también son guiados por la Voluntad del AMOR PURO. Aquí la FUERZA DE ATRACCIÓN, en que se convirtió el AMOR Consciente en su primera transformación del proceso de AUTORREALIZACIÓN, se torna en FUERZA AFECTIVA, recuperando algo de su Conciencia perdida pero quedando aún en un estado latente e irreflexivo y de forma predominantemente instintiva, que, sin embargo, le permite a sus portadores el sentir su efecto, pero no el cambiar Su Real Naturaleza. Esa FUERZA AFECTIVA es la que lleva ahora la Voluntad del AMOR PURO y como un código genético Universal transmite y dirige toda la evolución del Universo, Su Cuerpo Tangible y manifestado, en el que todos los elementos y entes animados son Sus células y juegan el mismo papel que éstas en los distintos órganos que forman el organismo de cualquier ser vivo. Estos obtienen sus formas y caracteres  no por desarrollo o por evolución de un ser primitivo hacia otro superior, por azar o por mutaciones en la lucha por la supervivencia, como algunos biólogos han imaginado, sino obedeciendo a esa evolución que realiza la EXISTENCIA REAL, el AMOR PURO, entre su estado de origen con que se inicia y en que acaba cada uno de sus ciclos repetitivos.

Todos estos elementos inanimados y entes animados se desarrollan paralelamente y conjuntamente y cada uno como una entidad auténtica, independientemente del otro y sólo de acuerdo con la Voluntad y el deseo de la EXISTENCIA REAL, del AMOR PURO, de recuperar su Conciencia perdida, por lo que cada uno de ellos representa esa Voluntad y se relacionan entre sí para encajar perfectamente en esa REALIDAD ÚNICA y ESENCIAL de la que forman parte.

Esta idea bastante compleja y su validez difícil de demostrar, quizá se aclarará si comparamos el Universo con una obra de arte creada por el hombre; en una sonata de Mozart, por ejemplo, los sonidos de distintos tonos que intervienen en la obra no se desarrollan unos de otros, sino que intervienen tanto con su tono como en el intervalo de tiempo según la voluntad de la fuerza creativa de Mozart, fijada ésta en su partitura. En esta partitura está gravada la sonata y podemos reproducirla tantas veces como queramos, pero sólo si respetamos fielmente las leyes fijadas en la misma. Este hecho es cierto también en las demás actividades creativas del hombre: en la pintura, en la escultura, en la arquitectura, en la danza, etc., sólo que aquí los elementos que intervienen en la composición son colores, formas, volúmenes, espacios, movimientos, etc., y todos los elementos que componen la obra están relacionados en un justo equilibrio y existen para el perfecto funcionamiento del Conjunto.

El Universo en principio hace miles de millones de años no era tal y como actualmente lo conocemos, sino que era más sencillo, más denso, compuesto de elementos inanimados y sin vida. Después en el justo momento de su evolución, aparece la vida en forma primitiva, como entes unicelulares, después se desarrollan los entes superiores, culminando en el hombre. Como la historia de la arqueología nos demuestra que, en esa evolución los animales superiores aparecen más tarde y en una secuencia lógica y rigurosa, es natural suponer que éstos han obtenido sus formas adaptándose al medio ambiente en la lucha para su subsistencia, sin intervención de ninguna Fuerza Creativa, por el azar, y no como ocurre en las obras de arte humano. Sin embargo, si admitimos el hecho de que estos entes animados que forman la materia animada de nuestro planeta, existen reproduciéndose y consumiéndose unos a otros y que la energía que consumen es la proteína obtenida de la energía solar y transformada en el cuerpo de los vegetales, entonces veremos claramente que el resto de los entes animados estarán definidos, ya que sólo pueden existir aquellos que pueden consumir y convertir aquella proteína en su propio cuerpo, para transmitirlo a través de este en forma más concentrada a aquéllos para los que este tipo de energía es necesaria para su existencia.

Por eso la evolución tenía que ser progresiva con la dirección de la energía bruta en forma de materia hacia la energía inmaterial como Conciencia, pero en cada periodo de esa evolución tenía que existir un equilibrio entre sus “elementos” y un orden y armonía en el “conjunto”. En el principio, antes de manifestarse las partículas animadas, los elementos inanimados estaban regidos por las LEYES FÍSICAS, y cuando en el proceso de recuperar su Conciencia la EXISTENCIA REAL, nace la primera célula viva, que tuvo que ser vegetal, proliferan los otros entes unicelulares capaces de consumir la proteína de éstos y convertirla en su propio cuerpo, que no obtuvieron sus formas ni por la mutación ni por azar, sino por esa FUERZA CREATIVA que lleva la Voluntad de la EXISTENCIA REAL, del AMOR PURO. Así fue la materia animada de los seres unicelulares en donde este mundo era tan perfecto como los sucesivos en que reinaba el justo equilibrio entre las partículas y donde cada una de ellas podía desarrollar su vida en plenitud, obteniendo así su bienestar y aportando con su existencia el mantenimiento del perfecto funcionamiento del Universo.

En esta evolución del Universo que constantemente cambia y avanza de su sencillez hacia su complejidad produciendo nuevos seres animados, las nuevas partículas sentientes del “Gran Conjunto”, del Universo lo importante no son sus formas particulares, sino ese equilibrio que siempre existe y que es una necesidad indispensable para el bienestar de cada una de las partículas, que refleja y demuestra la existencia de una FUERZA CREATIVA con una NATURALEZA BONDADOSA detrás de ella.

Esa función perfecta del Universo que produce el equilibrio entre sus elementos inanimados y partículas sentientes, y que es indispensable para el bienestar de esas partículas, es lo Esencial y la Esencia de la evolución y esto es la consecuencia implícita del proceso de Autorrealización de la EXISTENCIA REAL, del AMOR PURO. En la proporción en que la EXISTENCIA REAL recupera su Conciencia se desarrollan seres animados con más capacidad de reflexión y desarrollo de sus conciencias, ocupando en este momento el hombre, con su naturaleza especial, la punta de la cuña de la evolución.

La energía del AMOR dentro de los elementos inanimados se manifiesta como FUERZA DE ATRACCIÓN y hace unir sus átomos y moléculas por las LEYES FÍSICAS del magnetismo y la gravitación. Esta energía en la materia animada, entre los seres animados, se manifiesta como FUERZA AFECTIVA y transmite Su Naturaleza y Voluntad a través de sus INSTINTOS, regidos por LEYES BIOLÓGICAS. En el hombre, el ser más desarrollado, la FUERZA CREATIVA del AMOR está recuperando su Conciencia y en él actúa no sólo la FUERZA AFECTIVA que pertenece a su vida física, sino también la FUERZA CREATIVA, Facultad y Don del AMOR PURO y Consciente (ver HOJAS nº 1, 1/A y 2 del Anexo).

Esta combinación de las dos fuerzas de la EXISTENCIA REAL, una que dirige las partículas sentientes a través de sus Instintos y la otra que pertenece al mundo Espiritual y de seres conscientes e inmateriales, al ser unidas en una entidad inseparable dentro de la existencia humana, hace difícil al hombre el aprovechar sus beneficios. Al contrario, si no logra llevarlas al justo equilibrio y establecer su paz interior reconociendo con su Intelecto la perfección de su Instinto, él puede caer víctima de su privilegio, juzgar equivocadamente la esencia de la EXISTENCIA y convertirse con sus comportamientos y actividades en el único elemento perturbador del Universo. Esta dificultad de poder sentir la Verdad espontáneamente como los seres animados que no tienen conciencia y que actúan por instinto, o de conocer la Verdad conscientemente como los Seres Espirituales sin cuerpo físico, y de caer constantemente en el error, si consideramos que sólo de esa manera era posible para el AMOR PURO liberarse de Su perfección preestablecida y obtener la libertad para Sus actos, entonces, este aparente error en el proceso evolutivo del Universo, torna a ser una necesidad y el hombre el ser más privilegiado entre todas las partículas sentientes. Él es como la flor de un árbol  que sólo ha podido desarrollarse porque éste ha echado sus raíces, su tronco, sus ramas y hojas que le mantienen, pero falta aún que esa flor se convierta en fruto y que éste en su maduración produzca su semilla, que cuando se desprenda del cuerpo de su Causante, recupera la esencia de su existencia.

El universo en este momento es como ese árbol con sus flores, pero aún sin fruto, pero de lo que hemos visto, oído y experimentado ya sabemos como se terminarán esta obra, obedeciendo a la FUERZA CREATIVA que inició los primeros EXISTENCIA REAL, del AMOR de recuperar su Pureza y su Conciencia, que está manteniéndose en un grado muy alto, aunque de manera confusa, a través de la vida humana, que debido a esta situación empuja al hombre a reflexionar sobre sus actos, y sobre la Causa de la EXISTENCIA, sobre el origen y la finalidad del Universo, con lo que descubre unas verdades que poco a poco le llevan más cerca de la Verdad Absoluta, a la que, cuando se entrega, se convierte en un ser superior, llevando así adelante la evolución, reemplazando la flor del árbol con el fruto, representándole con una nueva especie más espiritual y menos material, en la que la Conciencia será dominante sobre el Instinto y se salvará esa dificultad que actualmente tiene el hombre de conocer y sentir la Verdad, por su doble naturaleza, con igual fuerza. Cuando esto ocurra los elementos inanimados del Universo y partículas sentientes de la materia animada sufrirán un reajuste pero sin alterar su equilibrio, ya que esto es lo único que siempre queda preservado y que es indispensable para el pleno desarrollo y el bienestar de las partículas sentientes que son producto del AMOR y que existen para percibir y experimentar el AMOR de tantas formas y maneras, de cómo y cuánto son.

Según esta teoría, que es mi Verdad, que intentaba demostrar por la razón pero que la obtuve por mi Intuición; la esencia de la EXISTENCIA es AMOR en un constante movimiento que en su Estado Puro es inmaterial y existe sólo potencialmente como Conciencia y en su estado de Autorrealización se manifiesta con su naturaleza de distinta forma, pero siempre creando un escenario en donde todas las partículas inanimadas y animadas están relacionadas entre sí y con el Conjunto en un perfecto equilibrio, produciendo un orden y armonía en todas las partes de la EXISTENCIA y manifestándose como Belleza. AMOR y BELLEZA, las dos caras de la EXISTENCIA son la Causa y el Efecto del Universo, es mi Verdad subjetiva que, por su sencillez y belleza, puede y espero que coincida con la Verdad Absoluta. (Ver HOJAS Nº 1/A y Nº2 del Anexo).

Madrid 21 de Mayo de 2013
 Francisco Z. Lantos
 Doctor Arquitecto




__________

¿COMO SERÁN NUESTROS FUTUROS ASENTAMIENTOS HUMANOS SI CONTINUAMOS CONSTRUYÉNDOLOS SEGÚN NUESTROS CRITERIOS FILOSÓFICOS Y TEORÍAS URBANÍSTICAS Y COMO TIENEN QUE SER ESTOS PARA SATISFACER LAS JUSTAS E INTRÍNSECAS NECESIDADES DE NUESTRA NATURALEZA PSICO-SOMÁTICA?


Ante los innumerables y entrelazados males creados hoy por el hombre contemporáneo a los que por su magnitud tenemos que considerar ya como una enfermedad planetaria, cuando juzgamos y valoramos los resultados de sus actividades, la construcción de sus asentamientos humanos, esto no podemos tratarlo sólo desde su particular punto de vista y aisladamente de la evolución y desarrollo de las vidas en nuestro planeta, dentro del que los comportamientos y actividades de cada especie para el bien del "Conjunto" tienen que adaptarse en armonía.

Observando la Naturaleza, descubrimos que excepto en el caso del hombre, ningún ser viviente tiene la dificultad de cumplir este requisito, y como "ellos" actúan instintivamente tenemos que deducir que la Idea Subyacente del Supuesto Creador de esta Obra Universal que es nuestro Mundo Manifestado, está impreso en el instinto de cada uno, lo que les obliga a comportarse según sus principios, asegurando así que sus intereses particulares no caigan en contradicción con el interés común de la "Obra" del Supuesto Creador Supremo.

Si el mundo hubiera estado compuesto sólo de seres vivos, sólo de naturaleza instintiva, en la que la voluntad de su Creador estará impresa, este mundo, al que podemos llamar la "obra de arte viva" hubiera desarrollado a la perfección, asegurando para cada uno de sus componentes, distintos seres animados, el pleno desarrollo y el bienestar de sus vidas. Sin embargo, como en este caso este estado será preestablecido y sobrepuesto, este valor se perdería, ya que nadie se dará cuenta conscientemente de esta perfección y maravilla, que es esta "obra de arte viva" que refleja amor y belleza en cada parte suya.

No obstante, este privilegio que tiene el hombre, es en cierto modo también una  desventaja, ya que debido a su naturaleza especial, que además del instinto, en el que, como en los otros seres animados, está impresa la Idea Subyacente y la voluntad del Supuesto Creador Supremo, él también posee espíritu, con facultades de raciocinio, don de creatividad, con los que puede juzgar y valorar los acontecimientos a su alrededor y realizarlos según su idea, que cuando el tema de su examen es el mundo entero, cuya extensión en el tiempo y en el espacio es infinito para él, con su corta vida, su conocimiento sobre la misma nunca puede ser más que una verdad subjetiva, aunque ésta, en algunos casos favorables, pueda coincidir en esencia y lo que afecta a su vida, con aquella y sólo cuando este privilegio le favorece.

Aprendemos de la historia del comportamiento y actividades del hombre, que en su caso, este feliz estado sólo puede ocurrir cuando logra establecer el justo equilibrio entre la parte espiritual e instintiva de su naturaleza especial humana y cuando la verdad obtenida conscientemente por su espíritu y sentido  por su instinto se coinciden y en lugar de adulterar uno al otro se refuerzan y en este estado perfecto de su naturaleza, al coincidir su idea con la Idea Subyacente del Supuesto Creador del mundo, su comportamiento y actividades están guiados por aquella,        la que recibe por intuición y que le permite vibrar al unísono con las Leyes de la Naturaleza y adaptarse en armonía con sus actividades a sus principios .Este feliz estado existía en la época clásica de la antigua cultura de Grecia, entre los años 650-300 antes de Jesucristo y en el Renacimiento de nuestra cultura cristiana entre los años 1450-1750.

Los asentamientos humanos durante este período en ambas culturas, en esencia eran idénticos y han llegado a su perfección tanto en su aspecto arquitectónico, social, económico, que exigían los intereses particulares de la especie humana, como en su relación con su medio ambiente natural en el que encajaban orgánicamente, sin dañarla, realzando incluso con su forma su belleza natural.

En esta época, como el hombre no intentaba adueñarse del mundo en el que vivía, sino que se sometió con su comportamiento y actividades a las Leyes de la Naturaleza, no existía el problema de la superpoblación del mundo ni el antinatural consumo de energía y consecuentemente los asentamientos humanos (Ciudades y poblados) no sobrepasaban la cifra de 300.000 habitantes, que permitía que fueran éstas definidas en su tamaño, ordenadas en su estructura, funcionales en su sistema y distribución de uso y expresivas y bellas en sus formas. Como la población del mundo y el consumo de energía, durante estas épocas, eran justas y normales y no existía el problema de contaminaciones ni los otros males que actualmente padecemos.

También aprendemos de la historia del comportamiento y actividades del hombre que desgraciadamente y quizás por el optimismo puesto en el mejoramiento en el bienestar económico obtenido con el avance de las ciencias prácticas, los hombres de estas sociedades empiezan a valorar más las cosas físicas que las espirituales y poco a poco, casi sin darse cuenta de ellos, se convierten en unos seres materialistas, destruyendo con esto el justo equilibrio entre la parte espiritual e instintiva de su naturaleza que tenían y que como hemos visto es la condición indispensable para que el hombre pueda vibrar al unísono con las Leyes de la Naturaleza y adaptarse en armonía con su comportamiento y actividades a sus principios.

Ahora, en este estado, al valorar y juzgar el hombre los acontecimientos a su alrededor estrictamente  desde su punto de vista particular, su idea sobre el mundo y la vida es imparcial y errónea, pero como esto él lo ha obtenido por su facultad de raciocinio, le parece verdadero, y utilizando este don particular suyo, en su intento de realizarla choca con la Verdad impresa en su instinto y adulterando aquello, él está condenado a cometer errores, de lo que no es consciente y que sólo lo descubre cuando estos avanzan y se multiplican y caen en contradicción con la realidad.

Esto es lo que ha ocurrido en la época Helenística de la antigua cultura de Grecia y en la época de los últimos césares de Roma y lo que está ocurriendo en nuestra civilización desde el siglo XVIII con el comienzo de la Revolución Industrial y de la materialista "filosofía del mundo y de la vida" de nuestras sociedades el triste final de las dos anteriores civilizaciones, que al no ser capaces de eliminar sus innumerable y entrelazados males, entre los que figuraban la desintegración del perfecto e ideal tamaño, estructura y forma de los asentamientos humanos y que tenía que desaparecer ante la nueva ideología de Jesucristo, nos podría servir para ver que es lo que nos esperará si no abandonamos nuestra errónea "filosofía del mundo y de la vida" y no intentamos restablecer el justo equilibrio entre nuestra vida espiritual e instintiva.

Ahora, si tenemos en cuenta que nuestros males hoy son infinitamente más complejas y mayores que tenían estas civilizaciones, entre las que apuntando sólo los tres que directamente afecta la suerte de nuestros futuros asentamientos humanos y que son:

1/ El antinatural y desenfrenado aumento de la población mundial, que hoy, con sus 7000 millones de habitantes es 35 veces mayor que nuestro planeta tenía en la época de Jesucristo, pero, que según las estimaciones estadísticas, esta cifra puede llegar en el año 2050 a 10000 millones, lo que significaría 50 veces más que lo que teníamos durante miles de años hasta la época de Jesucristo.

2/ El antinatural incremento del consumo de energía del hombre contemporáneo que hoy, en los países desarrollados es 10-15 veces mayor que en el tercer mundo, tendencia que está extendiéndose también en los países en vías de desarrollo, que para el año 2050 puede alcanzar una media mundial de 4-5 veces mayor que tenía el hombre en la época de Jesucristo y que realmente necesita nuestra naturaleza psico-somática. Sumando estos dos factores, 50 x (4-5) = 200-250 veces más consumo de energía sobre el mismo tamaño del planeta e incluso  con menos recursos naturales que tenía ésta en la época de Jesucristo.

3/ Añadiendo a estos dos acontecimientos negativos y nunca experimentados a este nivel, la fiebre de las migraciones de la población rural hacia los grandes núcleos urbanos de cuya consecuencia, en el año 1990 el 50% de la población del mundo ya vivía en grandes ciudades, entre las que se han encontrado 30 Megaciudades entre 6-20 millones de habitantes, pero siguiendo estas tendencias para el año 2035, está previsto que el 70% de la población del mundo vivirá en grandes aglomeraciones urbanas, entre las que encontraremos 30 monstruosas Megaciudades e indefinidas y caóticas conurbaciones con 10-30 millones de habitantes, con una extensión de 30-80 Km. de diámetro, en las que se fusionarán de manera arbitraria y caótica 30-60 ciudades y poblados existentes, perdiendo cada uno de sus valores arquitectónicos y humanísticos.

Estos tres acontecimientos negativos nos llaman la atención que como consecuencia de nuestro tipo de vida algo antinatural está ocurriendo y que continuando este camino, los daños causados con ello muy pronto serían superiores que la Naturaleza pueda absorber y esto tendría que acabar en una destrucción inimaginable y a nivel planetario.

Para evitar esta catástrofe mundial e irreparable, como los más graves males se producen en los incontrolados crecimientos de nuestras deshumanizadas Megaciudades, lo primero que tenemos que hacer es reconocer que nuestros criterios urbanísticos que aceptan sin crítica las insaciables demandas de nuestras sociedades materialistas y basan sus teorías y prácticas urbanísticas exclusivamente sobre las exigencias económicas y políticas es errónea e insostenible y como la naturaleza humana está de tal manera concebida que para su pleno desarrollo y bienestar es necesario un ambiente orgánico que sólo ciudades a escala humana, con tamaños definidos, estructura ordenada, sistema funcional y forma expresiva y bella puede proporcionar, tenemos que evitar a toda costa el incontrolado crecimiento y formación de nuestras indefinidas y caóticas Megaciudades, que se logrará con una política de descentralización urbanística y con un enfoque humanístico, respetando solamente las justas necesidades de nuestra naturaleza psico-somática.
¿ Empero, cómo poner en práctica esta nueva y deseada política y criterio en una situación tan desesperante como la anteriormente descrita, donde, al encontrarse el hombre en este estado degenerado de su naturaleza psico-somática, él no es consciente de sus errores y no está dispuesto a renunciar a sus demandas materialistas, y más aún ni está simpatizando con la idea de cambiar su forma de vida ni apoyar teorías y proposiciones arquitectónicas y urbanísticas de nuestros futuros asentamientos humanos basados en estos criterios, cuyas realizaciones podrían ayudar a cambiar las mentalidades de sus habitantes e introducir esta justa "filosofía del mundo y de la vida" que necesitamos ?

Convencido de que este cambio es inevitable y si no logramos realizarlo por medio evolutivo, llegando al extremo de nuestros errores, la Naturaleza misma, resolverá por un cambio revolutivo que inevitablemente será destructivo, lo que podemos y debemos hacer en este período de transición es elaborar los proyectos ideales de prototipos de asentamientos humanos (ciudades y poblados) exigidos por nuestra naturaleza psico-somática, ajeno de nuestros problemas y demandas, para ver cual es la verdadera necesidad de la naturaleza de la especie humana, para que ésta pueda realizar su vida en plenitud y en perfecta armonía con su medio ambiente natural del que conjuntamente forma parte integrante con los otros seres animados que la componen.

Teniendo estos prototipos de ciudades nos servirán como ejemplos ideales a los que tenemos que alcanzar y los podremos comparar con nuestras ciudades existentes y descubrir nuestros errores y si son reales y realizables éstas.

Este trabajo yo lo he realizado en algunos proyectos para nuestros futuros asentamientos humanos, entre los que la Ciudad Attunda, con sus 800.000 - 1.000.000 de habitantes pretende demostrar el tamaño máximo, y la Ciudad Olimpia, con 500.000 habitantes, el tamaño ideal de nuestros futuros asentamientos humanos.

Con la Ciudad Industrial Mediterránea para 15.000 - 20.000 y la ciudad Donna Cristina de 10.000 habitantes quería dar soluciones para relativamente pequeñas ciudades y poblados de tipos locales con unas funciones particulares, cuyo objetivo era demostrar la unión directa e inseparable de arquitectura y urbanismo y medio ambiente y la posibilidad de tratarlas a pesar de su complejo contenido así, asegurando con ello el éxito del producto final, de la ciudad, a nivel económico, ecológico, estético y humanístico, que es una necesidad para el pleno desarrollo de sus habitantes.

Estos cuatro asentamientos humanos, a pesar de sus diferentes tamaños, en esencia, como en los casos de diferentes seres animados, son idénticas y funcionan como un organismo vivo, en los que cada parte del organismo, según sus funciones obtiene su importancia y papel de cumplir, que para el bien del "conjunto" realizará fielmente.

Este sistema orgánico en la composición arquitectónica y urbanística de estas ciudades, concebidas como una obra de arte, consiste en que cada uno de ellos tiene un centro administrativo, socio-cultural, que en pequeñas ciudades y poblados representa el ayuntamiento y la casa de cultura y en las grandes ciudades, además del ayuntamiento, la diputación, los juzgados, teatros, museos, etc., que corresponde al cerebro de los seres animados; el centro religioso con una iglesia en pequeñas ciudades, y la catedral con parroquia y otras dependencias religiosas en grandes ciudades, que corresponde al corazón de seres vivientes; los centros deportivos y parques de recreo corresponde a los pulmones y los centros comerciales, zona industrial, etc., al estómago y riñones de los seres animados. Entre estos centros se extiende la zona residencial, que está conectada con estos centros con redes de calles rodadas y peatonales que corresponden a las arterias de sangre y redes nerviosas que atraviesan el cuerpo de los seres animados.

Esta similitud sólo es válida en esencia y aunque el tamaño, la forma y estructura de una ciudad es muy diferente de los seres vivientes, estando este sistema impreso en nuestra propia existencia, inconscientemente sentimos y deseamos este ambiente y cuando logramos establecer el perfecto estado de nuestra naturaleza psico-somática, nuestras construcciones y obras siempre reflejan este sistema y nuestro comportamiento y actividades coinciden, de manera natural y espontánea, con el ordenado y armonioso desarrollo de nuestro Mundo Manifestado, reflejado y dirigido por las Leyes de la Naturaleza, creando con ello un ambiente perfecto y agradable en el que cada ser viviente que componen este mundo encuentra su bienestar y el hombre su felicidad.

Madrid 31 de Mayo de 2013
Francisco Z. Lantos

Doctor Arquitecto

30 may 2013

ejemplo foto

__________

ejemplo de TEORIA

¿PORQUÉ HA FRACASADO LA REALIZACIÓN DE LA DECLARACIÓN Y ACUERDOS DE LA CUMBRE DE LA TIERRA SOBRE EL MEDIO AMBIENTE Y DESARROLLO, CELEBRADA EN EL AÑO 1992 EN RÍO DE JANEIRO Y PORQUÉ VAN A CONTINUAR AUMENTÁNDOSE NUESTROS MALES A PESAR DE LAS BUENAS INTENCIONES DE LAS NACIONES UNIDAS EXPUESTAS EN SUS CONFERENCIAS MUNDIALES?

__________
¿PORQUÉ HA FRACASADO LA REALIZACIÓN DE LA DECLARACIÓN Y ACUERDOS DE LA CUMBRE DE LA TIERRA SOBRE EL MEDIO AMBIENTE Y DESARROLLO, CELEBRADA EN EL AÑO 1992 EN RÍO DE JANEIRO Y PORQUÉ VAN A CONTINUAR AUMENTÁNDOSE NUESTROS MALES A PESAR DE LAS BUENAS INTENCIONES DE LAS NACIONES UNIDAS EXPUESTAS EN SUS CONFERENCIAS MUNDIALES? Hace cinco años, en mi artículo "LOS 27 PRINCIPIOS DE LA DECLARACIÓN DE RÍO, MIS REFLEXIONES PARTICULARES SOBRE EL TEMA", publicado el 14 de Septiembre de 1992 en el tercer número de la revista anual "Mensaje" de mi Centro de Investigación para los Futuros Asentamientos Humanos, pretendía demostrar, lo que después de 5 años en LA CUMBRE PARA LA TIERRA + 5, PERIODO EXTRAORDINARIO DE SESIONES DE LA ASAMBLEA GENERAL PARA EL EXAMEN Y LA EVALUACIÓN DE LA APLICACIÓN DEL PROGRAMA 21, se ha quedado demostrado que ninguno de los 27 principios de la Declaración podría ser realizado. Este triste reconocimiento de la Asamblea, si admitimos que en esta ocasión los representantes de los Gobiernos del Mundo ya ni han hecho ningún nuevo compromiso ni han buscado la causa de este fenómeno y consecuentemente no han elaborado ninguna teoría ni proposición para frenar el continuo y progresivo avance de nuestros innumerables y entrelazados males y contradicciones y de buscar la solución justa y necesitada para nuestro futuro, tenemos toda la razón para preocuparnos. Porque dejar que los acontecimientos sigan su curso o seguir nuestros criterios de estar contentos de intentar eliminar o curar algunos de nuestros innumerables manifestados males aisladamente sin buscar la causa común de todas ellas, nos ocurrirá como con una enfermedad infecciosa que mientras no se descubra y se cura aquella, ningún tratamiento podría ayudarnos para salvar al enfermo de sus sufrimientos y muerte. Examinando los males de nuestro Mundo conocido, descubrimos que éstos no están aislados, sino interrelacionados y extendidos por todo nuestro planeta, al que, por su gravedad y nunca experimentado hasta hoy en esta escala, debemos tratar como una enfermedad crónica y planetaria, concentrando nuestra investigación en la búsqueda de su causa. Para justificar la necesidad de este tipo de investigación profunda que tiene que llegarse hasta el origen mismo de la Existencia y del conocimiento de la Verdad en que se basa la evolución y desarrollo de las vidas que componen nuestro Mundo Manifestado, voy a llamar la atención sólo de tres anomalías y males que en los últimos tres siglos, después de la Revolución Industrial, han aparecido , que si no podemos eliminarlos nada puede salvarnos de un sufrimiento y agonía insoportable y una destrucción final del perfecto y armonioso funcionamiento y desarrollo de nuestro Mundo Manifestado que permite y asegura el pleno desarrollo y bienestar de todas las vidas que componen nuestro planeta. Uno de estas anomalías y nunca experimentados en esta escala es la antinatural y desenfrenada expansión demográfica, que hoy, con sus casi 6.000 millones de almas es 30 veces mayor que nuestro planeta tenía durante milenios y hasta la época de Jesucristo, pero que según las estimaciones estadísticas esta cifra, para el año 2.050, puede llegar a la de 10.000 millones o sea 50 veces más que la que teníamos en la época de Jesucristo. Otro punto es el también antinatural e incontrolado aumento del consumo de energía de nuestras sociedades extremadamente materialistas, que hoy, en los países más desarrollados es 10- 15 veces mayor que la que tenían nuestros antepasados, pero cuya tendencia de extenderse esta demanda también entre los países en desarrollo, puede significar que para el año 2.050 esta demanda puede llegar a una media mundial de 4-5 veces mayor de la normal y necesitada por nuestra naturaleza psico-somática, lo que multiplicando por 50 (aumento de la población del mundo) significaría 200-250 veces más de consumo de energía que se gastó en la época de Jesucristo sobre el mismo tamaño y recursos naturales y fuentes de energía de nuestro planeta. Si hoy, aún con la mitad de consumo de energía, estamos ya destruyendo nuestros recursos naturales y contaminando nuestro aire, tierra y agua ¿cómo podemos incluso pensar que aceptando estos acontecimientos como naturales y respetables podríamos encontrar en los próximos 50 años, cuando se duplicarán estos males, la solución para eliminarlos? Si añadimos a esto el tercer cambio negativo en nuestro comportamiento, que es la fiebre de las migraciones de la población mundial desde las zonas rurales de pequeños poblados y ciudades hacia los grandes núcleos urbanos de cuyo resultado, nuestras ciudades, que hasta la Revolución Industrial, eran orgánicas y a escala humana en las que sus habitantes podían realizar sus vidas en plenitud, hoy éstas están convirtiéndose en caóticas, monstruosas, deshumanizadas e indefinidas aglomeraciones entre los que hoy ya tenemos 30 Metro y Megaciudades entre 6-20 millones de habitantes, pero que siguiendo pasivamente esta tendencia, según las estimaciones estadísticas, para el año 2.025, sólo en un espacio de 20 años, el 70% de la población del mundo vivirán en estas monstruosas y deshumanizadas conurbaciones, entre las que treinta tendrán ya entre 10-30 millones de habitantes. Conociendo por experiencia por los que tienen la mala suerte de vivir hoy en algunas de nuestras Megaciudades, la vida pobre y casi insoportable, en ellas creo que no hace falta ninguna prueba de que si permitimos que esto suceda, nuestras ciudades se convertirán en auténticos infiernos, creando nuevos e inimaginables males de los que sólo la muerte podría salvarnos. Empero, estos hechos también nos demuestran que nuestros males no son aislados ni fortuitos, sino manifestaciones de una causa común que es el hombre, el único ser vivo cuya naturaleza, además del instinto, en el que está impresa la Verdad sobre la Existencia y permite a los otros seres animados vibrar al unísono con las Leyes de la Naturaleza y adaptarse, de manera natural y espontánea a sus principios, él también está compuesto por Espíritu con facultad de raciocinio y don de creatividad a través de lo que puede juzgar y valorar los acontecimientos a su alrededor y tener una opinión propia que si por su formación incorrecta es falsa, él puede sobreponer su idea y voluntad sobre la Verdad impresa en su instinto y liberarse de su realización, obteniendo así su libertad de actuación y alejarse de la Verdad y equivocarse, de lo que él, al no saber que su idea sobre el mundo y de la vida en el que él crea es falsa, ahora, en su intento de realizarla, adultera el conocimiento innato de su instinto y sin darse cuenta su comportamiento y actividades no se adaptan a las Leyes de la Naturaleza y él se convierte en la causa principal de su perfecto y armonioso desarrollo, algo similar a una célula cancerosa dentro de un cuerpo humano, o un drogadicto, que mientras está bajo de la influencia de la droga ve el mundo deformado e irreal, causando, mientras se encuentra en este estado, daños, tanto para sí mismo, como para el medio ambiente en el que se encuentra. Este hecho lo demuestra la historia del comportamiento y actividades de la especie humana y para no alargar mi artículo prescindo de los argumentos filosóficos sobre la naturaleza y vida del hombre, pero basándome en mis conocimientos sobre este tema, puedo decir que la causa de todos nuestros innumerables y entrelazados males y contradicciones es nuestra extremada materialista "filosofía del mundo y de la vida" que ha destruido el justo equilibrio entre el espíritu e instinto de lo que está compuesta nuestra naturaleza especial humana, que es la condición única e indispensable que la verdad innata conocida conscientemente por nuestro espíritu y sentido instintivamente por nuestro instinto no se destruyen ni adulteran, sino que se refuerzan el uno al otro y permite al hombre también, como los otros seres por debajo de nuestro nivel, de vibrar al unísono con las Leyes de la Naturaleza y adaptarse con su comportamiento y actividades, de manera natural y espontáneamente, a sus principios. Logrando esto y recuperando el perfecto estado de nuestra naturaleza psico-somática, desaparecerá la causa, la célula cancerosa y con ello todos sus síntomas manifestados sin hacer nada. Este tratamiento indirecto no significa no hacer nada, sólo que nuestra búsqueda e investigaciones tendrían que enfocarse diferentemente de lo actualmente aceptado y practicado hoy, y en lugar de aceptar sin crítica como algo natural e incluso positivo, nuestra extremadamente materialista "filosofía del mundo y de la vida" y las insaciables demandas de nuestras sociedades, cuyo intento de satisfacerlas era la causa de todos nuestros males, nosotros tenemos que rechazar estas demandas y buscar las justas e intrínsecas necesidades de la naturaleza psico-somática del hombre universal y una vez conocido esto encontrar las soluciones concretas para cada caso que logrando establecer el justo equilibrio y el perfecto estado de nuestra naturaleza especial humana saldrá, sin darnos cuenta de ello, de manera natural y espontánea. Como poner en práctica este nuevo enfoque y criterios y qué papel tendrán en su realización cada hombre dentro de su profesión hablaré en el próximo ensayo, aquí sólo podría anunciar que debido a los negativos efectos de los tres acontecimientos discutidos aquí sobre nuestra vida la mayor responsabilidad y al mismo tiempo de oportunidad recaerá en los arquitectos, quienes si lograran crear ciudades orgánicas y a escala humana y tener suficiente influencia sobre nuestras sociedades de ser aceptada y realizadas estas ciudades, sus influencias directas y positivas en la formación de las mentalidades de sus habitantes sería el mejor medio para introducir esta justa "filosofía del mundo y de la vida" que restablecería el equilibrio perdido de nuestra naturaleza psico-somática, del que depende nuestra prosperidad y felicidad.

 Madrid 15 de Octubre de 1997 Francisco Z. Lantos Doctor Arquitecto

 NOTA: ESTE ENSAYO EXPUESTO EN EL NUMERO 7 DE LA REVISTA ANUAL MENSAJE DE MI CENTRO DE INVESTIGACIÓN, QUE POR FALTA DE MEDIOS ECONÓMICOS NO SE HA PODIDO PUBLICARLO, PERO COMO SU CONTENIDO HOY AÚN ES VALIDO HE DECIDIDO EXPONERLO EN MI BLOG.

Madrid 30 de Mayo de 2013 Francisco Z. Lantos

29 may 2013

__________
SI CONTINUAMOS CON NUESTROS CRITERIOS Y POLÍTICA URBANÍSTICA NUESTRAS CIUDADES, EN EL PRÓXIMO SIGLO, SE CONVERTIRÁN EN AUTÉNTICOS INFIERNOS Hoy, como nuestros males son muy numerosos e interrelacionados, para comprenderlos no podemos tratarlos directamente y aisladamente caso por caso, como solemos hacerlo, sino como éstos están apuntados a una causa común que parece estar relacionada con la Verdad sobre la Existencia misma del Universo, para obtener la respuesta correcta tendríamos que conocer esta Verdad, o al menos la parte que afecta a nuestra propia existencia y su relación con nuestro mundo conocido que es la flora y fauna de nuestro planeta, dentro del que estamos realizando, conjuntamente con los otros seres animados, nuestra vida y para el bien de todos, nosotros también tenemos que adaptarnos con nuestro comportamiento y actividades a sus principios, expresada por las Leyes de la Naturaleza. Haciendo esto, y aunque el tema de mi examen será los futuros asentamientos humanos (ciudades y poblados) voy a referirme primero a nuestro mundo manifestado del que nosotros con nuestra vida formamos parte integrante, como un color particular de una pintura de una obra de arte, cuyo destino y papel dentro de la obra está fijada por el creador de la obra y que para asegurar y mantener su idea básica que ha dado lugar a la obra, todos sus colores tenían que obedecer a la voluntad de su creador y realizarse de acuerdo con la idea subyacente de la obra. En el caso de una pintura, como los colores no son seres animados con voluntades para sus actos, como la flora y fauna de nuestro planeta, sino son elementos inanimados y como tal actúan pasivamente en la obra, el mantenimiento de la idea del artista está asegurada, sin embargo, en el caso de nuestro mundo manifestado, como los componentes de esta "obra de arte viva", son además de elementos inanimados (materia inorgánica), seres animados (animales, vegetales y el hombre) con sus propias voluntades para realizar sus vidas, para asegurar la fiel realización de la Idea Subyacente del Supuesto Creador de esta "obra de arte viva" que es el desarrollo y evolución de nuestro planeta, esta Idea tendría que ser sobrepuesta, cosa que los hechos parecen demostrarlo, ya que a excepción del hombre, todos los otros seres animados son guiados en sus comportamientos sólo por sus instintos, en el que parece estar impreso la Idea Subyacente del Supuesto Creador, al que por falta de conciencia y raciocinio, ninguno puede cambiarlo, de cuya consecuencia "estos componentes" se comportan y actúan según la voluntad del "Creador", asegurando así su perfecta realización. Aunque puede parecer que cada uno actúa por su cuenta, esto es verdad sólo en detalles insignificantes, ya que en los rasgos importantes prevalece siempre la voluntad del Creador de la obra y su idea impresa en sus instintos hace que en este campo cada uno se comporte de acuerdo con su Idea Subyacente, como si hubieran conocido de aquella, evitando así la posibilidad de que cualquiera de ellos pueda hacer daño a su perfecto y armonioso desarrollo del que depende el bienestar de cada uno. Así, si la naturaleza del hombre hubiera consistido también sólo del instinto para guiar su comportamiento y actividades y no hubiera poseído también un espíritu y mente con facultad de conciencia y raciocinio, con don de creatividad y poder de juzgar y valorar las cosas y acontecimientos a su alrededor y formar así su idea sobre los mismos y ejecutarlas por su propia voluntad, nuestro mundo manifestado hubiera funcionado a la perfección y su desarrollo y evolución hubiera realizado enteramente según la Idea Subyacente de su Creador y todos sus "componentes" hubieran obtenido su bienestar. En este caso, el hombre tampoco tendría dificultad de adaptarse con su comportamiento y actividades a las Leyes de la Naturaleza que refleja la Idea Subyacente del Creador de nuestro mundo manifestado, sin embargo, sus actos serían mecánicos, su voluntad preestablecida y él sería como los otros seres animados, esclavo de su perfección, que no tendría ningún valor especial, ya que esto se logrará sin ningún esfuerzo personal del que además nadie podría darse cuenta. Desgraciadamente y afortunadamente al mismo tiempo, como la conciencia forma parte de la naturaleza especial humana, que es idéntica en esencia con las facultades del Creador Supremo, cuya naturaleza intrínseca y única es Amor Puro y Universal y que posee el conocimiento objetivo de la Verdad sobre el Universo, por no mantenerse ésta en su pureza, sino de estar dentro de la naturaleza humana fusionada con su instinto en una unión inseparable, la influencia de los dos "conocimientos" sobre una y otra hace que (dependiendo del grado de dominación del uno sobre el otro), la verdad concebida por su espíritu y sentida por su instinto se queda perturbada y falseada, del que él, en este estado no es consciente y poseyendo aún su inteligencia, aunque malformada, él ahora está condenado de usar su libertad de acción equivocadamente, causando con su comportamiento y actividades daños y trastornos en el funcionamiento y desarrollo de esta "obra de arte viva" que es nuestro mundo manifestado. Aprendemos de la historia del comportamiento y actividades de la especie humana, que él tiene tres posibilidades en el uso de su libre albedrío, que son: la sobrevaloración de su espíritu sobre su instinto, que establece su exagerada espiritual "filosofía del mundo y de la vida" y sus correspondientes erróneas jerarquías de valores, a través del que juzga y valora todo lo que afecta a su vida y siendo éstas falsas, sus ideas y realizaciones en todos los campos de sus actividades, más tarde o más temprano caen en conflicto con la Verdad, y sus errores quedan demostrados por las contradicciones manifestadas con la realidad. Estas contradicciones, en principio sólo las descubren los hombres más sensibles y preocupados de la sociedad afectada, pero cuando llevando sus ideas a sus conclusiones y éstas son más frecuentes y palpables por todos, se quiebra la fe en esta falsa "filosofía del mundo y de la vida" y en la búsqueda de la causa del mal, el hombre con una lenta evolución descubre también los valores de su vida material y en este interés logra corregir sus errores y establecer el justo equilibrio entre ambas partes de su naturaleza psico-somática, que es el segundo caso de su posibilidad para realizar su vida y que es la única cuando el conocimiento objetivo percibido por su espíritu y sentido por su instinto, en lugar de estar en conflicto se refuerzan uno al otro y el hombre es consciente de la Verdad y cuando pierde su privilegio para equivocarse, pero como compensación de esta pérdida su "filosofía del mundo y de la vida" y sus jerarquías de valores ahora son acertadas y sus ideas justas y en acuerdo con la Idea Subyacente de la Verdad, y ahora su comportamiento y actividades se ajustan no sólo a sus justas necesidades particulares, sino a los intereses y necesidades de todos los "componentes" del conjunto de esta "obra de arte viva" que es nuestro mundo manifestado, restableciendo así, sin ningún interés intencionado, sino de manera natural y espontánea su perfecto funcionamiento y armonioso desarrollo que garantiza el bienestar a sus "componentes" sintientes y de nuestra felicidad. Empero, como los resultados positivos de mejoramiento en el campo cotidiano de la vida obtenida en el proceso de este cambio, ha hecho al hombre interesarse más y más en estas nuevas actividades poco a poco y sin darse cuenta de ello, su optimismo y entusiasmo le lleva a interesarse más y más hacia sus necesidades materiales y menos hacia sus necesidades espirituales, perdiendo con ello el justo equilibrio entre su parte espiritual e instintiva, acabando en su tercera posibilidad, su exagerada materialista "filosofía del mundo y de la vida" y el estado desequilibrado de su naturaleza psico-somática, imposibilitándole nuevamente de vibrar al unísono con las Leyes de la Naturaleza, ver las cosas en esencia, y juzgarlas globalmente y en justa relación con el "Conjunto", condenándole a equivocarse y causando daño con su comportamiento y actividades al perfecto y armonioso funcionamiento de nuestro mundo manifestado. Al encontrarnos en este tercer estado, con la degeneración del perfecto estado de nuestra naturaleza psico-somática, algo similar a una célula enloquecida dentro de un organismo vivo, que por la enfermedad adquirida no siente la unión con su organismo y ha quedado aislado de su principio, por los daños y locuras de estas células, está demostrado que la causa de todos nuestros males hoy es esta extremadamente materialista "filosofía del mundo y de la vida" del hombre contemporáneo de nuestras sociedades y el desastroso desarrollo de nuestros asentamientos humanos, que han empezado con el comienzo de esta materialista "filosofía del mundo y de la vida" en el siglo XVII y que está empeorando progresivamente con el paso del tiempo, es la consecuencia de no descubrir esta relación crucial y dependencia entre el comportamiento y actividades del hombre y el estado psico-somático de su naturaleza especial humana. Para demostrar este hecho y ver de que manera era decisivo el estado psico-somático de su naturaleza especial humana en las decisiones del hombre sobre el desarrollo de los asentamientos humanos, sólo tenemos que comparar la estructura, forma y tamaños de nuestros asentamientos humanos a lo largo de la historia, apuntando en cada caso el tipo de "filosofía del mundo y de la vida" y el estado psico-somático del hombre de sus sociedades. Haciendo esto y tomando como ejemplo la antigua cultura de Grecia, Roma y nuestra cultura cristiana, observamos que en estas civilizaciones el primer caso, cuando existía la exagerada espiritual "filosofía del mundo y de la vida" ha sido entre la época de Homero y Pitágoras de Grecia y en la época Medieval de nuestra cultura cristiana. Guiada por esta errónea "filosofía del mundo y de la vida" las ciudades, en ambas culturas en esencia coinciden en su tamaño, estructura, sistema y forma, que de acuerdo con esta filosofía y fuerte creencia religiosa, eran dominadas por el templo, catedral o iglesia y sus edificios complementarios, que marcaba la estructura de sus ciudades, contrastando este tratamiento monumental, con modestos edificios de zonas residenciales de incómodas casas, con falta de instalaciones sanitarias, hacinadas alrededor de este único centro, en calles estrechas y mal ventiladas, sin alcantarillado, cuyas faltas perturbaba el goce espiritual que el suntuoso templo o catedral y la belleza física de los edificios singulares y el conjunto entero de las ciudades han proporcionado visualmente para sus habitantes, sufriendo toda clase de necesidades físicas, enfermedades contagiosas, contra los que no han podido luchar a pesar de todas las buenas intenciones mientras mantenían esta errónea "filosofía del mundo y de la vida", pero que se anularon, sin ninguna intervención directa, cuando a través de las manifestadas contradicciones entre sus creencias y de la realidad han empezado a interesarse hacia las necesidades de su parte física, abriendo con ello un camino hacia al recuperación del justo equilibrio entre la parte espiritual e instintiva de su naturaleza psico-somática, cosa que se logró establecer y ha existido en la época clásica de la antigua cultura de Grecia, entre los tiempos de Pitágoras y Aristóteles en el Renacimiento entre la época de Giotto y Beethoven en nuestra cultura cristiana. De acuerdo con esta nueva y justa "filosofía del mundo y de la vida", que ve al hombre como un ser psico-somático y cuida tanto sus necesidades espirituales como materiales, y guiado en su comportamiento y actividades de esta filosofía, él empieza a remodelar sus ciudades heredadas, construyendo un nuevo centro administrativo social y cultural, con edificios de ayuntamiento, juzgado, museo, teatro, etc., que aparecen al lado del centro espiritual existente como el otro polo monumental de la ciudad, representando los intereses del hombre real que no competía ni mucho menos con el centro espiritual, dedicado a sus ideologías religiosas y a su Dios, sino conjuntamente y conectados ambos con una calle principal, marcaban tanto estructural como visualmente el carácter de la ciudad. Otro cambio importante que han experimentado estas ciudades era el del mejoramiento de las condiciones arquitectónicas y urbanísticas de las zonas residenciales, desarrollando las casas y viviendas en calles más anchas y más saludables y tratándolas con más atención, haciéndolas más cómodas, mejor iluminadas y ventiladas y equipándolas con instalaciones sanitarias, etc., exigidas por la vida instintiva del hombre. Es interesante observar que durante estos 250-300 años que duraba en ambos casos esta justa "filosofía del mundo y de la vida" se han desaparecido sin ninguna intervención directa, de manera natural y espontánea, todos los males que han sufrido en las épocas anteriores estas sociedades, y la arquitectura de los edificios singulares y las ciudades han encontrado sus formas, estructuras y tamaños definidos e ideales exigidos por la naturaleza psico-somática de la especie humana, enseñando un aspecto uniforme y coherente, como si todas las obras las hubieran diseñado y realizado un solo hombre y en el mismo tiempo. La belleza que irradiaban los edificios singulares y el conjunto urbanístico de las ciudades de estas épocas no eran formas abstractas como puede ocurrir en una obra de arte de creación humana, sino aquí, ésta era el resultado de la manifestación directa de la realización de la justa "filosofía del mundo y de la vida" del hombre, que durante este tiempo coincidía con la Verdad, y anuló el privilegio del hombre para equivocarse, pero regalándole la capacidad para vibrar al unísono con su comportamiento y actividades con las Leyes de la Naturaleza y restablecer con ello su ordenado y armonioso desarrollo y funcionamiento del que depende el bienestar de todos sus componentes, sus seres animados y su felicidad. Al no ser consciente del verdadero papel de la "filosofía del mundo y de la vida" y del estado psico-somático del hombre en su comportamiento y actividades, ni la gran ventaja que la justa filosofía que tenían, significaba para el hombre, en sus intentos de mejorar aún más sus vidas, poco a poco han alejado, en ambas culturas, de esta justa filosofía y estado perfecto de sus naturalezas psico-somática, llegando en la época del helenismo y de los últimos césares de Roma y en nuestra actual civilización del mundo, al extremo materialista "filosofía del mundo y de la vida" y la degeneración del perfecto estado de nuestra naturaleza psico-somática. Conociendo los innumerables y entrelazados males y contradicciones de las épocas del Helenismo y Roma, cuando entre ellos, los asentamientos humanos se han convertido en caóticas y deshumanizadas aglomeraciones, a las que no han podido con intervenciones directas corregir, causando la destrucción de estas antiguas civilizaciones, siendo los síntomas de nuestros infinitamente mayores y numerosos males similares a los de ellos, y los experimentados múltiples fracasos de poder eliminarlos con nuestras intervenciones directas, es la más clara demostración que estamos en nuestros intentos en mal camino y si queremos evitar que nuestros asentamientos humanos se conviertan en auténticos infiernos y nuestra civilización después de una agonía se autodestruya, tenemos que reconocer que la causa de todos nuestros innumerables y entrelazados males es nuestra extremadamente materialista "filosofía del mundo y de la vida" y la correspondiente pérdida del perfecto estado de nuestra naturaleza psico-somática y la eliminación de estos males y el encuentro de la solución justa y necesitada depende sólo del restablecimiento de la justa filosofía y del perfecto estado de nuestra naturaleza psico-somática. Al no hacer esto, sino continuar con nuestros criterios de aceptar las necesidades y demandas del hombre contemporáneo de nuestras sociedades materialistas sin crítica, como buenas e intentar con nuestras ideas y actividades servirlas, nuestros asentamientos humanos, que hoy, debido al antinatural y desenfrenado crecimiento de la población del mundo ( que hoy, con sus casi 6.000 millones de habitantes es 30 veces mayor, que nuestro planeta tenía en la época de Jesucristo) y de las tendencias migratorias de poblaciones desde las zonas rurales hacia algunas grandes ciudades existentes, han perdido ya sus tamaños definidos, sus estructuras claras y ordenadas y sus formas expresivas y bellas, quedando desiertas las pequeñas ciudades y poblados rurales y con la concentración del 50% de la población del mundo en ellas, éstas se han convertido en grandes y caóticas ciudades Metropolitanas y Megaciudades, en las que se fundieron de manera arbitraria 30-50 ciudades y poblados existentes, perdiendo todas sus caracteres y estructuras claras, valores arquitectónicos y humanos, llegando 30 de ellas a tener entre 5-15 millones de habitantes, de cuyas consecuencias negativas, los ruidos, contaminaciones, fealdades arquitectónicas, violencias, inseguridad ciudadana, soledades y todo tipo de vicios, estamos experimentando y sufriendo, pero que estas tendencias negativas no han llegado aún a su techo límite, sino que según las estimaciones estadísticas de las Naciones Unidas, para el año 2050 la población del mundo puede alcanzar la cifra de 10.000 millones o sea 50 veces mayor que nuestro planeta tenía en la época de Jesucristo; el consumo de energía, que hoy en los países desarrollados es 10-15 veces mayor que tenían nuestros antepasados y que está extendiéndose aceleradamente a todas las partes del mundo y que para el año 2050 puede tener una media de 4-5 veces mayor que nuestra naturaleza intrínsecamente necesita, al que multiplicando con 50 (aumento cuantitativo de la población del mundo) significaría 200´250 veces más consumo de energía por la especie humana, siendo nuestro planeta del mismo tamaño y sus recursos naturales incluso menores que los que tenía en la época de Jesucristo. Llegando a este extremo de los manifestados males de nuestra falsa materialista "filosofía del mundo y de la vida" y continuar respetando y sirviendo sus erróneas e insaciables demandas materialistas según nuestros criterios rutinariamente practicados hoy, en el año 2050, cuando la población del mundo tendrá 10.000 millones de habitantes y el 70% de ésta vivirá en zonas urbanas entre las que 30 de ellas tendrán entre 10-35 millones de habitantes, con una exigencia del consumo de energía doble que hoy poseemos. ¿Puede alguien imaginar el caos, ruido, contaminación, violencia, inseguridad ciudadana, la soledad y las enfermedades psíquicas y físicas que estos ambientes infernales van a causar a sus habitantes? Empero, el mal no se terminará allí, porque nuestra vida no está aislada del resto de las vidas de nuestro planeta y las consecuencias negativas de nuestro equivocado comportamiento afectará también a las vidas de otros seres animados que la componen y como una célula cancerosa dentro de un organismo vivo, pueda causar grandes daños en el o incluso de no descubrirlo a su debido tiempo, destruir todo el organismo. ¿ Qué tipo de sufrimientos van a emanar de esta errónea "filosofía del mundo y de la vida" y de la pérdida del perfecto estado de nuestra naturaleza psico-somática ?, como en el caso de una enfermedad cancerosa, esto no se puede prever, pero su similitud con esta enfermedad es razón suficiente para preocuparnos y abandonar esta cómoda y despreocupada postura ante nuestros terribles males y empezar la búsqueda de otro camino que será capaz de llevarnos a la solución justa y necesitada exigida por todas las vidas en nuestro planeta. Esta solución, tomando en consideración que las verdaderas obras de arte son la fiel expresión de la "filosofía del mundo y de la vida" de su creador, que puede ser un artista personal o toda una sociedad entera y que ésta tiene una influencia fuerte en la formación de las mentalidades del hombre y sabiendo como eran las ciudades en la época clásica de la antigua cultura de Grecia y en el Renacimiento de nuestra cultura cristiana, cuando estas sociedades han tenido la "justa filosofía del mundo y de la vida" y han logrado establecer el perfecto equilibrio entre la parte espiritual e instintiva de sus naturalezas psico-somáticas, tomando como modelo, en esencia, el tamaño, la estructura y forma de estos asentamientos humanos y aplicándoles para nuestras circunstancias podríamos iniciar nuestra búsqueda, que si lograríamos realizarlas según este criterio, éstas serían los más eficaces medios para difundir entre la población esta nueva "filosofía del mundo y de la vida", que será capaz de restablecer el perfecto estado de nuestra naturaleza psico-somática, que cambiará nuestras jerarquías de valores y todo nuestro comportamiento y actividades, anulando todos nuestros males sin darnos cuenta de ello. Aplicando esta teoría en la elaboración de los principios, normas y leyes urbanísticas de nuestros futuros asentamientos humanos, significaría crear ciudades exigidas, por las justas necesidades de nuestra naturaleza psico-somática que sólo ciudades a escala humana, con tamaño definido, estructura clara y ordenada, sistema funcional y forma expresiva y bella podría satisfacer. Lograr esta propuesta y obtener una ciudad en la que el hombre podría tener dos hogares, uno en su casa, para satisfacer sus necesidades particulares e íntimas, dentro de su vida familiar y otro en las calles, plazas y lugares comunes para satisfacer sus necesidades sociales, culturales y espirituales, éstas tendrían que ser orgánicas y no podrían tener más que un millón de habitantes, siendo el tamaño ideal de medio millón de habitantes y todos los tamaños por debajo de esta cifra. Ahora, tomando en consideración que debido a la antinatural y desenfrenada expansión demográfica y tendencia migratoria de la población del mundo desde las zonas rurales hacia zonas urbanas, hoy ya tenemos 30 ciudades entre 5-15 millones de habitantes y que la tendencia es de seguir creciendo estas ciudades, para evitar este suicida desarrollo, tenemos que frenar a toda costa este crecimiento, que con una política urbanística de descentralización, promoviendo el desarrollo de las medianas y pequeñas ciudades comarcales y poblados rurales, lograríamos parar las tendencias migratorias de estos sitios y que son la causa del indeseable crecimiento de nuestras monstruosas Metro y Megaciudades, y construyendo nuevas ciudades orgánicas, donde, por el rápido crecimiento de la población del mundo, esto sería necesario, si lográramos crear ciudades capaces de satisfacer y fomentar las justas necesidades de nuestra naturaleza psico-somática, estas ciudades se convertirán en nuevos focos atractivos que además de absorber el aumento de la población del mundo atraerán gente mal instalada en nuestras Megaciudades, disminuyendo con ello sus tamaños, obteniendo así espacios libres para instalar allí parques y zonas de recreo y deporte que aliviaría un poco las vidas monótonas y solitarias de sus habitantes. Con esta iniciativa, desgraciadamente, no lograríamos aún eliminar nuestros innumerables males que hoy sufrimos, pero abriríamos un nuevo camino justo y prometedor que conduciría todas nuestras actividades hacia soluciones positivas, que al final traería un bienestar y felicidad en nuestra vida. Madrid, 23 de Enero de 1997 Ferenc Z. Lantos NOTA: ESTE ENSAYO EXPUESTO EN NÚMERO 7 DE LA REVISTA ANUAL MENSAJE DE MI CENTRO DE INVESTIGACIÓN POR FALTA DE MEDIOS ECONÓMICOS AÚN DE PUBLICADOS PERO COMO SU CONTENIDO HOY ES AÚN VALIDO HE DECIDIDO EXPONERLO EN MI BLOG. Madrid 29 de Mayo de 2013 Francisco Z. Lantos Doctor Arquitecto

28 may 2013

__________
EL PAPEL DEL ARQUITECTO EN NUESTRAS SOCIEDADES Hoy, cuando, ante los innumerables y entrelazados males y contradicciones que experimentamos en todos los campos de nuestras actividades, surgen inquietudes entre los hombres sensibles y preocupados por nuestro futuro especialmente, cuyas actividades están directamente afectadas con esta tendencia negativa y hacerles difícil de practicar sus profesiones según sus exigencias intrínsecas, y en estas frustraciones se sienten obligados a buscar la causa de este fenómeno antinatural y contradictorio. Tomando en consideración sólo los tres más graves de nuestros males: La antinatural y desenfrenada expansión demográfica, el antinatural crecimiento del consumo de energía del hombre contemporáneo y la fiebre de las migraciones de la población del mundo desde las zonas rurales hacia los grandes núcleos urbanos, de cuya consecuencia, hoy, la población del mundo, con sus casi 6000 millones de habitantes, es 30 veces más, pero que para el año 2050, esto, según las estimaciones estadísticas puede llegar a 10000 millones que representa 50 veces más que la que tenía nuestro planeta en la época de Jesucristo, al que si lo multiplicamos por el aumento de consumo de energía, que hoy, en los países desarrollados es 10-15 veces mayor que el que tenían nuestros antepasados, tendencia que está extendiéndose para los países en vías de desarrollo también y que para el año 2050 puede llegar a una exigencia media de 4-5 veces mayor que la que tenía el hombre en la época de Jesucristo, lo que significaría 50 veces (aumento cuantitativo de la población del mundo) por 4-5( aumento medio de consumo de energía del hombre del futuro) = 200-250 veces más consumo de energía de la especie humana de nuestro planeta, siendo éste del mismo tamaño e incluso con menos recursos naturales que los que tenía en la citada época. Añadiendo a estos dos factores el tercero, la tendencia migratoria de la población del mundo desde las zonas rurales hacia las grandes ciudades, de cuya consecuencia, hoy, el 50% de la población mundial está ya concentrada en indefinidas y caóticas conurbaciones, entre las que se encuentran 30 Metro y Megaciudades con 6-16 millones de habitantes, pero de continuar estas tendencias, según las estimaciones estadísticas de las Naciones Unidas para el año 2030, el 70% de la población del mundo podría vivir en distintos tipos y tamaños de aglomeraciones urbanas, entre las que ya 15 tendrían 10-16 millones y otras 15 de 16- 35 millones de habitantes. Este acontecimiento antinatural y nunca experimentado en esta escala, aunque sus consecuencias negativas sufridas por la gente que tienen la mala suerte de vivir en nuestros monstruosos, caóticos y deshumanizados Metro y Megaciudades, es conocida , no obstante, como aún no hemos llegado a la situación extrema de este desarrollo, su gravedad es difícil de concebir en su medida real por personas cuyas actividades no están directamente afectadas, siendo esto la causa de no preocuparse con suficiente serenidad de este gravísimo, peligro que nos amenaza y que será la causa de una destrucción apocalíptica de la que posiblemente sólo la muerte puede salvarnos. Ahora bien, cómo el índole de este acontecimiento, o lo que sea, la causa de nuestros innumerables y entrelazados males no son sólo sus manifestados males y problemas como la degradación del medio ambiente, desastres civiles y naturales, deterioro de los servicios urbanos, falta de viviendas para los pobres de las zonas urbanas, desempleo y la decadencia económica, las violencias, las delincuencias, la corrupción, injusticias, nuevas enfermedades psíquicas y físicas, etc., que afectan a los especialistas de varias profesiones como son los economistas, sociólogos, juristas, políticos, urbanistas, científicos, psicólogos, médicos, etc., quienes, por sus formaciones de nuestro tiempo, al ver y juzgar las cosas aisladamente y no como una consecuencia de una causa, están expuestos al peligro de deformar los hechos y en lugar de aportar, con sus trabajos, algo positivo, por enfocar los problemas erróneamente, aumentan, sin querer, el mal. Evitar este fracaso, como nuestros problemas son muy complejos e interrelacionados entre sí, todo indica que esto es más bien de tipo filosófico, que está relacionado con la verdad sobre nuestra existencia particular y de la Existencia General, dentro del que estamos realizando, conjuntamente con los otros seres animados, nuestra vida y que exige un conocimiento universal sobre el mismo, tema que estudian los filósofos y que conocen los sabios. Empero, como los filósofos de hoy son más bien de tipo escolástico y están alejados de la vida real y como sus trabajos no están directamente afectados con nuestros males, ellos tampoco sienten en su medida real los problemas, ni poseen los conocimientos prácticos que serían necesarios realizar y poner en práctica la idea y soluciones acertadas para eliminar nuestros males y restablecer las justas necesidades exigidas por nuestra naturaleza especial humana. Tomando en consideración la profesión de la arquitectura, que por su carácter, además de ser artística, como la pintura, escultura o música, como sus obras no son sólo para la contemplación estética y disfrute espiritual, sino en ellas viven y se desarrollan los seres humanos, cuyas necesidades físicas y psíquicas, también tienen que satisfacer las obras realizadas, que involucran conocimientos técnicos y científicos, el arquitecto, para poder realizar el papel intrínseco de su profesión, además de sus actividades creativas y sensibilidades artísticas, tiene que poseer un conocimiento humanístico y científico-técnico, que si se hace conscientemente, él se acerca más a este hombre perfecto y universal que hoy en nuestra situación tan precaria necesitamos para enseñarnos el camino que pudiera salvarnos de una catastrófica e inevitable destrucción que nos esperaría si lo siguiéramos pasivamente con nuestras actividades y desarrollo. Desgraciadamente, como la falsa y exageradamente materialista "filosofía del mundo y de la vida" ha envenenado a todos los hombres de nuestras sociedades, de cuya influencia negativa todos hemos perdido este justo equilibrio entre nuestra naturaleza espiritual e instintiva que es una necesidad indispensable para poder vibrar al unísono con las Leyes de la Naturaleza, sentir la Verdad, y adaptarnos con nuestro comportamiento y actividades, de manera natural y espontánea a sus principios, y como además las enseñanzas y la formación de los arquitectos en las escuelas y universidades, para adaptarse a las demandas de nuestras sociedades equivocadas, han sido cada día más prácticas con la tendencia de las especializaciones, nuestros arquitectos, que se contentan con conocimiento y formación obtenida en las facultades de arquitectura tampoco están preparados para esta compleja e importante tarea. No obstante, al estar incluida intrínsecamente por la naturaleza de esta profesión, la necesidad de este conocimiento del hombre, la comprensión real del significado del arte, un arquitectos inquieto y preocupado por nuestro futuro, obedeciendo a su conciencia y ambición profesional se convierte en un buscador de la Verdad, que le lleva poco a poco a la perfección humana, cuando recibe por intuición un conocimiento sobre el mundo y la vida diferente de lo existente y practicado por sus congéneres. Este arquitecto autodidacta surge en las épocas de contradicciones, como es la nuestra, que empezó con la Revolución Industrial y cuyos síntomas, en un principio, sólo los han descubierto los hombres más preocupados , casi visionarios, como era el gran arquitecto Le Corbusier, quién tenía sus seguidores, famosos arquitectos de todos los países del mundo de la época de la arquitectura moderna entre los años 1930-1970, pero que la extendida materialista "filosofía del mundo y de la vida" de nuestras sociedades apagó estas inquietudes, convirtiendo a los hombres de talento, quienes aunque poseen las capacidades creativas, sensibilidades artísticas, pero perdiendo el perfecto estado de sus naturalezas especiales humanas, en su liberación de las Leyes de la Naturaleza, utilizan su inteligencia, no como un instrumento para realizar sus ideas obtenidas por intuición, sino como amo y guía para expresar sus falsas ideas, convirtiéndose así en unos títeres al servicio de las demandas de nuestras sociedades materialistas. El grave peligro que encierra las actividades de estos dotados y famosos arquitectos de moda es que sus singulares obras en sí y aisladas de su medio ambiente construido y natural, como son llamativas y algunas veces bellas, disminuyen sus falsedades, confunden a los no entendidos y a los estudiantes y jóvenes arquitectos, haciendo más difícil descubrir sus errores y daños, que a nivel humanístico y urbanístico están causando, contribuyendo posiblemente, sin darse cuenta, a la formación de nuestras caóticas, monstruosas y deshumanizadas Metro y Megaciudades. No obstante, estos 20 años de desvío del camino justo, que hace 60 años inició Le Corbusier, era suficiente para descubrir las superficialidades y equivocaciones de las numerosas tendencias improvisadas por los famosos arquitectos de moda para que aumentasen y serán más reconocibles nuestras contradicciones, y de que surjan nuevamente hombres inquietos y preocupados por nuestro futuro, entre los que, entre otros profesionales, hay arquitectos posiblemente mucho más que conocemos, quienes al no vibrar con la "filosofía del mundo y de la vida" de nuestras sociedades materialistas no tienen la oportunidad de realizar sus obras, sólo de expresar sus ideas en escritos y proyectos ideados, muchos, los que al no recibir simpatía y ayuda moral y económica de nuestras sociedades materialistas, ni han podido ser publicados. No obstante y a pesar de la enemistad y la pretendida ignorancia de organismos oficiales, organizaciones profesionales, sociales, bursátiles, humanísticos, etc., hacia este nuevo tipo de búsqueda, representando esta verdad y la necesidad del cambio, nada ni nadie puede apagar ya esta antorcha, experiencia que he notado entre los estudiantes de arquitectura y algunos jóvenes arquitectos, quienes aún no han perdido la ilusión de practicar esta privilegiada y sagrada profesión, de acuerdo con su carácter y naturaleza intrínseca, el único camino que podría llevar al hombre que la practica a la perfección humana y obtener su felicidad. Siendo la causa principal de todos nuestros males, el hombre contemporáneo, cualquier persona quien quisiera resolver nuestros problemas y encontrar la solución justa y necesitada tiene que ser un sabio, quien conoce la verdad sobre nuestra existencia particular y su justa relación con el resto de las vidas que componen nuestro planeta, que podría ser un filósofo, biólogo, poeta, artista, arquitecto, científico, etc., pero como una vez descubierta la verdad, ésta tendría que ser puesta en práctica, tomando en consideración los tres factores negativos anteriormente presentados, de cuyas consecuencias si continuamos con nuestro comportamiento y actividades, para el año 2050 la población del mundo puede llegar a tener 10000 millones de habitantes, de los que el 70% vivirán en caóticas aglomeraciones urbanas, entre las que 30 podrían tener entre 15-35 millones de habitantes, las que, aunque crearán problemas de contaminaciones, ruidos, violencias, enfermedades, injusticias, etc., y darían trabajo para filósofos, psicólogos, juristas, médicos, y a un sinfín de especialistas, no obstante el mayor trabajo, la idea básica, para resolver los tamaños, estructuras y formas de nuestros futuros asentamientos humanos, que son hoy la cuna de la mayor parte de nuestros males, recaerá forzosamente en el arquitecto, cuya profesión en esencia es de tipo general y global, quien por eso si atiende a esta exigencia aprenderá a captar la idea necesitada para cada caso y tendrá la formación artística y técnica para realizar a través de sus obras estas ideas. Estos arquitectos, quienes utilizarán sus diplomas para iniciar sus nuevos y complementarios estudios en la vida a lo largo de su ejercicio profesional serán los que, a través de nuestras contradicciones, descubrirán la verdad y las que nuestras sociedades necesitan pero cuyos verdaderos papeles no serán los de servir sus actuales falsas demandas materialistas, sino el de servir las justas necesidades de la naturaleza psico-somática del hombre universal que ha descubierto a través de su búsqueda, no de segunda mano, sino por su propia experiencia vivida, que le dará justicia, y en nuestro caso obligación, de seguir a sus convencimientos y convertirse con ello en educador de su sociedad. Madrid, 28 de Mayo de 2013 Ferenc Z. Lantos

27 may 2013

__________
¿POR QUÉ NO PODEMOS RESPETAR YA LAS EXIGENCIAS DE NUESTRAS SOCIEDADES MATERIALISTAS Y TOMAR ÉSTAS COMO BASE PARA NUESTROS CRITERIOS EN LA REDACCIÓN DE LOS PROYECTOS DE NUESTROS FUTUROS ASENTAMIENTOS HUMANOS? Acostumbrado a practicar nuestra profesión de arquitectura y de redactar los proyectos de edificios singulares según las Ordenanzas Municipales donde está ubicado el edificio, las que por otro lado se redactan según el crecimiento económico- industrial, de la población y demandas sociales, culturales y otros intereses creados, sistema que funcionaba perfectamente hasta que el crecimiento de la población del mundo era normal y las necesidades y demandas del hombre eran justas, pero hoy, cuando esto se ha cambiado en los últimos dos siglos de un proceso progresivo, casi sin darnos cuenta de ello, en una situación antinatural, en la que la población del mundo, con sus casi 6.000 millones de habitantes es treinta veces más que la que tenía nuestro planeta durante miles de años y hasta la época de Jesucristo y la demanda de consumo de energía en los países desarrollados es 10-15 veces mayor que la que han tenido nuestros antepasados, que extendiéndose a toda la población podría significar una media de 3-4 veces mayor consumo de energía de lo normal y que nuestra naturaleza psico-somática realmente necesita, al que multiplicando por 30 (aumento numérico de la población del mundo) significaría una media de 120 veces más de consumo de energía, siendo nuestro planeta del mismo tamaño e incluso con menos recursos naturales que tenía en la época de Jesucristo. La consecuencia de estos cambios, de cuyos efectos negativos sólo hace 50 años hemos descubierto, pero que al no tomarlas seriamente, hoy hemos llegado a una situación, cuando en el ciego intento de satisfacer, sin ninguna crítica, las erróneas demandas de nuestras sociedades extremadamente materialistas, nuestros asentamientos humanos (ciudades y poblados) se han perdido todos sus valores arquitectónicos y humanos, quedando desiertas las muchas medianas y pequeñas ciudades y poblados rurales para concentrarse el 50% de la población del mundo en grandes y caóticas Metro y Megaciudades, 15 de ellas ya con más de 10 millones de habitantes, en las que se fundieron, de manera arbitraria, en una conurbación, 20-50 ciudades existentes, donde reina las fealdades, ruidos, contaminaciones, inseguridad ciudadana, violencia y todo tipo de vicios, ofreciendo una vida miserable a sus habitantes. Empero, este proceso destructivo aún no ha llegado a su techo, sino, según las estimaciones estadísticas de las Naciones Unidas, si continúa esta tendencia, para el año 2050, nuestro planeta tendrá 10.000 millones de habitantes o sea 50 veces mayor de la que había en la época de Jesucristo y el consumo de energía se extenderá también entre los países en vías de desarrollo, llegando a una media de 4-5 veces mayor de lo normal, lo que significaría, multiplicando estos dos factores 200 250 mayor consumo de energía que se gastó en la época de Jesucristo. La consecuencia de esta antinatural y desenfrenada expansión demográfica y crecimiento de consumo de energía, aunando con la tendencia migratoria de la población del mundo desde las zonas rurales y conflictivas hacia las zonas rurales, será que para el año 2020 el 70% de la población del mundo vivirá en ellas, entre las que encontraremos 15 Megaciudades entre 10-15 millones y 15 entre 15-28 millones de habitantes. Para imaginar el tipo de vida infernal que tendrían que sufrir los habitantes en estas monstruosas y deshumanizadas Megaciudades y Conurbaciones, sólo tenemos que recordar el tipo de vida que experimentan los habitantes de México City, Tokio, San Paolo, Calcuta, Sangay, Bombay, Los Ángeles, Nueva York, Londres, etc., ciudades Metropolitanas y Megaciudades que ya tienen esta caótica estructura y ambiente hostil y deshumanizado, pero que éstas, en los próximos 20 años pueden aún duplicarse en su extensión física y número de habitantes. Estos ejemplos y esta experiencia debería ser suficiente prueba y aviso de que no podemos respetar ni servir, ni un minuto más, las erróneas demandas del hombre contemporáneo de nuestras sociedades extremadamente materialistas y el verdadero papel de las personas quienes por su profesión tienen que redactar proyectos para nuestros futuros asentamientos humanos será buscar la causa real de nuestros males, que exigiría de él unos estudios profundos relacionados con nuestra vida y su relación con el mundo en el que se realiza y sólo cuando está preparado y capacitado de ver y juzgar las cosas en esencia y síntesis y siente que su verdad subjetiva coincide con la verdad objetiva, lo que refleja las Leyes de la Naturaleza, es cuando, tomando sus ideas sobre el mundo y de la vida como base para su comportamiento y actividades, pueda buscar las correspondientes soluciones arquitectónicas y urbanísticas de nuestros futuros asentamientos humanos. Es obvio que esta formación perfecta como hombre y profesional con capacidad creativa, en nuestra época de especializaciones sólo existe entre algunos pocos hombres inquietos quienes por sus diferentes ideas de las establecidas y rutinariamente practicadas por nuestros especialistas, hoy son ignoradas y despreciadas y en estas circunstancias es muy difícil de formar estos nuevos y necesitados profesionales, aunque una vez encendida la antorcha de un conocimiento acertado y necesitado ésta ya no se apaga, pero si esta búsqueda y autoformación se prolonga no tendremos tiempo para que el cambio, podía realizarse por proceso evolutivo y estaremos condenados a llevar nuestros errores hasta su conclusión, cuando a través de una destrucción inimaginable, en el nivel planetario, aprenderán los supervivientes, como siempre ha ocurrido en casos similares, la lección y tendrá más oportunidad de empezar una nueva vida de acuerdo con su naturaleza especial humana y en perfecta armonía con las Leyes de la Naturaleza que dirige la evolución y desarrollo de todas las vidas que componen nuestro mundo manifestado. En esta situación surge la pregunta de ¿qué podemos y debemos hacer para frenar este desastroso y destructivo desarrollo de nuestras ciudades y quienes son los llamados para marcar las directrices y criterios sobre los que tenemos que basar nuestras soluciones? Para contestar a esta pregunta diría que antes de todo tenemos que frenar la antinatural y desenfrenada expansión demográfica, el crecimiento del consumo de energía y la tendencia migratoria de la población desde las zonas rurales y conflictivas hacia las grandes ciudades Metropolitanas y Megaciudades y con una política de descentralización urbanística, promover los desarrollos de medianas y pequeñas ciudades y poblados rurales y evitar el crecimiento y formación de nuevas Megaciudades. Mientras tanto, para encontrar el tamaño, estructura y forma ideal de nuestros futuros asentamientos humanos correspondientes a las justas e intrínsecas necesidades de nuestra naturaleza psico-somática, tendríamos que buscar entre nuestros filósofos, poetas, artistas, arquitectos, científicos y otros pensadores, quienes, a través de sus inquietudes y preocupaciones por nuestro futuro en su búsqueda, han aprendido a ver y juzgar las cosas en esencia y han obtenido la luz que necesitamos y poseen la capacidad creativa de comunicar y expresar sus ideas a través de sus obras y darles oportunidad para realizarla y formar una escuela para preparar sus seguidores, quienes completarán y adaptarán con sus aportaciones la idea básica del Maestro a nuestras circunstancias y a la realidad. Tomando en consideración que una vez obtenida la idea básica, ésta tendría que realizarse en la obra, que en este caso es la ciudad entera, como entre todas las profesiones es la arquitectura a la que pertenece esta actividad, y por eso, incluso en su formación universitaria es el estudiante de arquitectura quién más recibe esta enseñanza global, donde se encuentran la filosofía, el arte y la ciencia, pienso que este hombre perfecto y completo lo tendríamos que buscar entre los arquitectos. Como para marcar pautas e ideas para una tendencia y actividades profesionales, sólo son necesarios pocos maestros, y como para la formación de un maestro es necesaria la materia prima innata, que debe poseer el aspirante para este privilegiado puesto, estos futuros maestros serían seleccionados muy cuidadosamente. Ahora, mientras no tengamos estos hombres especiales, quienes serán capaces de dar la solución ideal y necesitada de nuestros futuros asentamientos humanos podríamos aprender de la historia y ver si existían estas ciudades alguna vez, cuando era ésta, como eran y cual fue la causa de este acierto. Haciendo esto y tomando nuestra cultura cristiana como ejemplo, descubrimos que las ciudades de la Edad Media, cuando la "filosofía del mundo y de la vida" de los hombres de esta sociedad eran extremadamente espirituales, reflejando esta ideología fuertemente religiosa, estaban más bien dedicadas al Dios que al hombre. La estructura y la forma de las ciudades estaban dominadas por el único monumento que era la catedral o la iglesia, con sus dependencias, contrastando esta monumentalidad y privilegiada situación dentro de la ciudad, con casas de viviendas mal iluminadas y ventiladas, apiladas alrededor de unas estrechas calles sin alcantarillado e instalaciones sanitarias. En estas ciudades, el goce espiritual que ha proporcionado la iglesia y el ambiente pictórico y bello de las fachadas de los edificios estaba perturbado por las incomodidades e inconveniencias de las casas de los habitantes, modelo que no podemos tomar como ejemplo a seguir en nuestra búsqueda. De estas inconveniencias, cuando en el siglo XIV las contradicciones entre sus erróneas ideas sobre el mundo y la vida y la realidad eran más palpables, ellos mismos las han descubierto y perdiendo entusiasmo e interés hacia sus creencias e ideas poco a poco han abierto un nuevo camino de búsqueda, que para el siglo XV les llevó a una "filosofía justa y sobre el mundo y la vida", en la que han logrado establecer un justo equilibrio entre sus necesidades espirituales y físicas que ha ocurrido en la época del Renacimiento y que duraba hasta el siglo XVIII, hasta el comienzo de la Revolución Industrial en Europa. En estas épocas, de acuerdo con esta filosofía, el hombre se descubre a sí mismo como un ser psico-somático y su relación con su Dios ya no es a base de miedo ni le ve como a un juez para castigarle por sus pecados, sino como a un amigo, un ser superior, cuyas cualidades, en menor grado, también posee el hombre, y en esta creencia se cambia totalmente la estructura y forma de las ciudades heredadas de la Edad Media. Nace un nuevo centro administrativo, socio-cultural, con Ayuntamiento y otros edificios administrativos y culturales, dedicado a las nuevas necesidades del hombre. Estos dos monumentos, uno dedicado al Dios y otro al hombre, no competían uno con el otro, sino conectados por la calle principal, marca la estructura de la ciudad, que es también expresada con sus volúmenes y siluetas sobre los tejados de la zona residencial, cuyas calles se ensanchan y sus casas se convierten en más cómodas, mejor iluminadas y ventiladas, dentro de las que sus habitantes encuentran dos hogares, uno en sus casas, para sus vidas íntimas, para realizar dentro de sus familias y otro en las calles, plazas y en edificios públicos para satisfacer sus necesidades espirituales. Estas ciudades, con sus tamaños definidos, estructuras claras y ordenadas, funcionales en la distribución de usos y expresivos y bellos en sus formas arquitectónicas, eran en esencia como cualquier organismo vivo, eran orgánicas, dentro de las que, el hombre se sentía cómodo, pudiendo realizar su vida en plenitud y obtener su felicidad. Comparando estas ciudades con las nuestras, en las que, con nuestra materialista "filosofía del mundo y de la vida" hemos convertido aquellas, podemos deducir que éstas eran las ciudades ideales que hemos perdido y las que buscamos para poder satisfacer y fomentar las justas necesidades de nuestra naturaleza psico-somática. Tomando estas ciudades como modelo de nuestros asentamientos humanos, éstas también tendrían que ser orgánicas, lo que quiere decir, definidas en tamaño, clara y ordenadas en su estructura, funcional en la distribución de uso y expresiva y bella en su forma. Hemos visto que la causa de esta perfección era la justa "filosofía del mundo y de la vida" y el perfecto estado de la naturaleza psico-somática de la especie humana y el no exagerado número de 600-800 millones de la población del mundo de esta época, las dos condiciones que hoy no tenemos. Por un lado, debido a nuestra extremadamente materialista "filosofía del mundo y de la vida", el perfecto estado de nuestra naturaleza psico-somática se degeneró y nos ha incapacitado de vibrar al unísono con las Leyes de la Naturaleza, tener una idea común y compartida entre nosotros y por eso de poder entendernos y adaptarnos, de manera natural y espontánea, a la idea subyacente, que guía el desarrollo y evolución de nuestro mundo manifestado, en el que nosotros, con nuestra vida, tenemos un papel específico pero no más importante que los otros seres animados que componen este mundo, por otro lado y justamente como consecuencia de nuestra incapacidad de adaptarnos con nuestro comportamiento y actividades a esta idea subyacente por intentar adueñarnos del mismo, hemos aumentado desproporcionadamente el número de nuestra especie, que hoy, con sus 6.000 millones de habitantes es diez veces mayor que la que tenía el mundo en la época del Renacimiento cuando logró establecer la ciudad ideal, capaz de satisfacer las justas necesidades de nuestra naturaleza especial humana. Tomando este hecho en consideración y que ya, cuando hemos descubierto esta exigencia de nuestra naturaleza, tenemos treinta Megaciudades entre 5-15 millones de habitantes, aplicar este modelo en estos caos sería difícil, pero no olvidemos que el número de habitantes en estas deshumanizadas Megaciudades y las que no sobrepasaban un millón de habitantes no son más que 600 millones o sea el 10% de la población del mundo, en el resto de 90% aún podríamos intervenir, creando nuevos o renovadas ciudades existentes por debajo de un millón de habitantes, que es el máximo tamaño de una ciudad orgánica que podría ser definida en su extensión, ordenada en su estructura y funcional en su distribución de uso y expresiva y bella con su forma. Madrid, 28 de Diciembre de 1996 Ferenc Z. Lantos NOTA: ESTE ENSAYO ESCUETO EN EL NÚMERO 7 DE LA REVISTA MENSAJE DE MI CENTRO DE INVESTIGACIÓN QUE POR RAZONES ECONÓMICOS NO SE PODÍA EDITARLO , COMO SU CONTENIDO ES AÚN VALIDO HE DECIDIDO EXPONERLO EN MI BLOG Madrid 27 de Mayo de 2013 Francisco Z. Lantos Doctor Arquitecto